¿Hay alguien más?

Eugenio, aquel humorista catalán que siempre empezaba sus chistes con la frase “Saben aquel que diu…” tenia un sucedido genial en el que un hombre que se había resbalado por un precipicio y sin embargo había conseguido sujetarse con dificultad a una rama, en la esperanza de que alguien le ayudase, gritaba “¿hay alguien ahí?

Al rato oyó una voz que le decía “si hijo, soy Dios y estoy aquí. Fíate de mi y suéltate de esa rama, que antes de que te estrelles contra el suelo, una legión de ángeles te recogerán para llevarte nuevamente al lugar donde estabas antes de resbalarte sano y salvo”, a lo que el paisano respondió: “Gracias, pero… ¿hay alguien más?”.

La moraleja de esta historia que contaba Eugenio es que hay situaciones en las que uno no se fía ni de Dios y necesita algo más que un acto de fé para sentirse tranquilo.

En este momento, aquí, en la España que casi nadie se atreve a defender y en la que todo se pone en cuestión sin que los que representan el poder legítimo del Estado en forma de gobierno se mojen más allá de decir cuatro frases tópicas que no impresionan a nadie y mucho menos a los antisistema que ostentan cargos públicos, la pregunta que algunos se hacen es la del personaje del chiste “¿Pero hay alguien más?".

Que tenga que ser el Rey el que defienda la Institución de la Corona ¡manda carallo!, pero que no haya nadie que le haya dicho a Ibarreche que está prevaricando y que el que se va a enterar es él y el cantamañanas de su consejero de Justicia ¡ manda huevos¡,  y que no haya nadie que le diga a los del tripartito que no pueden amenazar al Tribunal Constitucional ¡ hosti tú¡

Estamos en un momento en el que, como decía el del pueblo, “el que más chifle, capador”, con lo que, por no dejar de citar a una autoridad del PSOE, José Borell “esto es un carajal”.

Dicho esto, y después de oír las bonitas frases hechas que pronuncian como bálsamo tranquilizador el Presidente y la Vicepresidenta del gobierno, la pregunta que hay que hacerse es “¿Pero hay alguien más?"