Rajoy: "Gracias por la confianza, la acepto: quiero ser presidente del Gobierno de España"

Todo preparado y escenificado para que Mariano Rajoy diera este lunes el pistoletazo de salida de ‘su’ campaña electoral a la Presidencia del Gobierno en una Junta Directiva Nacional más unificada que nunca. Rajoy –y sus adláteres- ha cerrado así cualquier polémica sucesoria –ni Rodrigo Rato ni ningún otro- y ha acallado voces como la de Alberto Ruiz-Gallardón, que se ha mostrado este verano especialmente ‘pesado’ en su petición de que quiere ser diputado.

         En un discurso a la Junta Directiva abierto a los medios de comunicación, Rajoy parecía haberse ‘crecido’: no es que haya ofrecido datos novedosos o, incluso, que haya variado su discurso secular, pero se ha mostrado especialmente duro con el Gobierno de Rodríguez Zapatero, ha enumerado sus ‘males’ para España, ha reivindicado los ‘aciertos’ del PP en este ‘trienio negro’ y prometido que va a ganar “porque los españoles quieren recobrar lo que es suyo (…) Un gobierno sin hipotecas y que piense en España y en los españoles”.

         En realidad, Rajoy ha desplegado ante su Junta Directiva Nacional y el público en general su recetario completo para salir de la crisis en la que nos habrían sumido –según la lectura del PP- los socialistas de Zapatero: desde haber ‘hipotecado’ a España con nacionalismos separatistas –en ningún momento nombró ni a ERC ni a BNG-, hasta haber ‘dilapidado’ la excelente herencia económica que dejó el PP de Aznar, pasando, naturalmente por las negociaciones con ETA: “Zapatero rompió el acuerdo, sus palabras y su firma”, llegó a decir Rajoy en este último aspecto, para añadir una vez más que “apoyaré al Gobierno para derrotar a ETA, no para negociar con ETA”. En definitiva, que sin el PP en la oposición durante estos tres años "los daños hubieran sido mayores e irreversibles".

         En ese ‘recetario’ de males ‘zapateriles’, Rajoy no olvidó señalar el “tancredismo político” de Zapatero, o que el presidente del Gobierno “ha iniciado la etapa del disimulo” y nada de ello, naturalmente conviene a España. La receta de Rajoy es sencilla: “El nuestro será un Gobierno como Dios manda” y, para ello, ahora que ya es candidato oficial a la Presidencia va a presentar “una oferta política basada en los valores de la España constitucional, en la igualdad y en garantizar más oportunidades y bienestar".

         Ésas eran las claves para los de dentro y para los de fuera: la idea de que su liderazgo es indiscutible y que la unidad está garantizada en el PP, por un lado, y su convencimiento de que “voy a poner fin a la etapa de Zapatero porque es lo que conviene a España”.

      Unas claves que este lunes han pasado por proclamar que él, Rajoy, como presidente del Ejecutivo puede formar hasta 50 Gobiernos mejores que el de Zapatero; que él, Rajoy, sólo quiere hablar de pactos pre o postelectorales con todos los españoles y que, en definitiva, él recuperará la esperanza de los españoles en que sólo hay una Nación, en que “España es de todos, desde Melilla hasta Finisterre”.