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Rajoy: Que se vayan

domingo 20 de abril de 2008, 14:16h
Finalmente, y dentro de su campaña para la reelección, Mariano Rajoy ha estallado, con la severa invitación a Esperanza Aguirre y algunos de sus fidelísimos colaboradores e incondicionales, muchos de ellos altos cargos de la Comunidad o la Asamblea de Madrid -Ignacio González, Güemes, Granados, Beteta- de que tienen la puerta abierta para irse a otro partido alternativo, el Liberal o el Conservador, si les molesta estar en el que están, el PP.

Rajoy, de este modo, no hace otra cosa que invitar a recordar los pésimos antecedentes que tienen esos otros partidos en la historia reciente de España. El Partido Liberal, con el que sueña la presidenta madrileña, ha intentado en media docena de ocasiones salir a la luz y flotar en el universo de partidos que proliferaron durante la Transición, pero en todos ellos resultaba que eran suficientes socios... Como para llenar un taxi. En realidad, Rajoy parece contrariado no porque pueda tener una adversaria llamada Aguirre, sino porque ésta no termina de "marear la perdiz" o deshojar la margarita, y mientras tanto, auspiciada por determinados medios informativos, entre ellos el propio, la tele autonómica, no parecen de atizar esa otra controversia alternativa, y vacía de contenidos, de si lo que procede es impulsar el liberalismo, el conservadurismo o la socialdemocracia en el seno del PP.

"Si alguien quiere irse al partido liberal, que se vaya", dice Rajoy, sabedor de que tal partido no existe ni será probable que llegara a existir, "un partido doctrinario, de 25 personas de Madrid y algunos grupos de presión como El Mundo y la Cope", según la descripción del líder popular. A "los liberales de Aguirre" les ha llegado otra respuesta airada, la de los populares andaluces, ofendidos por la invitación de Güemes de que ya era hora de que dejaran de estar cómodamente instalados en la Oposición a Chaves en los últimos treinta años y se dispusieran a ganar elecciones. Cuarenta cargos andaluces han firmado una carta contra Güemes y su indelicada interferencia en los asuntos de sus correligionarios, pero no amigos, andaluces. También en Asturias se han alzado voces contra "el eterno aspirante Ovidio Sánchez". La atacante aquí en Alicia Castro, que reclama que se explique la derrota electoral asturiana, y que atiza el fuego interior reprochando a sus colegas porque "se les conoce más por su silencio que por su trabajo".

Como se ve, "pintan bastos" en el seno del PP, y cabe suponer que es una coyuntura que quedará superada tras el congreso de junio en Valencia, cuando las aguas turbias de la derrota del 9-M volverán a aplacarse y regresar a sus cauces. Porque nadie espera que los discrepantes acepten la invitación para irse a ninguna parte, y mucho menos a esos proyectos de partido alternativos que ya fracasaron estrepitosamente hace algunas décadas. Ni se irán, ni siquiera es probable que presenten su candidatura alternativa. Sencillamente, pretenden que Rajoy y sus colaboradores "purguen" la derrota que correspondió a todos.

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