Urkullu aviva el fuego: ZP fue "más lejos que nadie" por un pacto con ETA

Tres fuertes acontecimientos en pinza han tenido lugar en los últimos días: la reunión de Galeuscat en Madrid –siglas que acogen a los nacionalistas vascos, catalanes y gallego, fundamentales para la formación del próximo Gobierno-, la visita del lehendakari Juan José Ibarretxe a Estados Unidos y el desayuno- conferencia que el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, ha ofrecido este viernes en Madrid, rodeado por la plana mayor peneuvista. Tres acontecimientos fuertes que van a determinar las relaciones con el próximo gobierno que surja de las urnas el próximo 9 de marzo.

Por un lado, según confirman fuentes nacionalistas vascas a Diariocrítico, los partidos de Galeuscat –PNV, CiU y BNG- han llegado a un acuerdo según el cual adoptarán decisiones conjuntas – “en bloque”- en determinadas cuestiones relacionadas con la formación del nuevo Gobierno. Se trata de arrancar un compromiso de “normalización autonómica” y, en ese sentido, o hay acuerdo o los nacionalistas no prestarán los votos que PP o PSOE precisen para la investidura del próximo presidente del Gobierno.

Segundo acontecimiento: el lehendakari Ibarretxe ha ratificado en la Universidad de Stanford (San Francisco, California) que celebrará una consulta ciudadana en octubre de este año, porque el derecho a decidir no divide, sino que lo que genera división es que éste "le sea negado" al pueblo vasco. Para que no quepa duda de sus intenciones, Ibarretxe ha dicho en Stanford que el conflicto vasco hay que solucionarlo por “vías políticas y democráticas, aplicando fórmulas modernas del derecho de autodeterminación de los pueblos, tal y como recomienda Naciones Unidas”. Vías que tienen ejemplos significativos en Québec y Canadá; en la reunificación de Alemania; en Eslovenia, República Checa, Eslovaquia, Kosovo, Lituania, Estonia, Irlanda, Escocia, etcétera”.

Urkullu y la 'normalización' política

Tercer acontecimiento: el nuevo presidente del PNV, Iñigo Urkullu –que en diciembre sustituyó en el cargo al ‘transversalista’ Josu Jon Imaz- ha explicado por primera vez en Madrid los ejes fundamentales de las nuevas líneas por las que se moverán los peneuvistas, y, así, a primera vista, el ‘transversalismo’ de Imaz sale muy mal parado. Una noticia inicial: el PNV presentará una proposición no de ley para que el Gobierno español reconozca de forma inmediata el nuevo Estado de Kosovo.

Urkullu ha hecho unas confesiones en las que deja en muy mal lugar al presidente Rodríguez Zapatero: habló de las “conversaciones de Loyola”, celebradas entre septiembre y noviembre de 2006 entre el PNV, Batasuna y el Partido Socialista de Euskadi, de las que salió “un protocolo”, aunque no fue firmado porque ETA desautorizó a Batasuna y cometió el atentado de la T-4 de Barajas. Pero hubo protocolo, es decir, un pacto que planteaba las bases políticas para un futuro acuerdo entre fuerzas políticas en Euskadi.

Urkullu no quiso revelar el contenido de ese ‘protocolo’ –“me acojo al secreto de confesión”, ironizó-, pero sí dijo cosas tan suculentas como las siguientes, que dejan muy mal parado a Zapatero: “El Partido Socialista cruzó una barrera que no debía de haber cruzado y quiso negociar directamente con ETA cuestiones políticas” (¿prometió reconocimiento del derecho de autodeterminación? Y, además, ¿lo quiso negociar directamente con ETA?); “Zapatero ha ido mucho más lejos (en las negociaciones directas con ETA, y luego, tras la ruptura, en la persecución) que otros presidentes y en menos tiempo”; “Zapatero estuvo dispuesto a ir más lejos que nadie sólo por conseguir un acuerdo político” con la banda terrorista. Y otra cosa más: Zapatero se siente ahora “frustrado” por “no conseguir triunfar donde el resto de presidentes tampoco pudieron hacerlo”.

¿Esa frustración puede significar que Zapatero ha perdido la perspectiva política, al menos con respecto a Euskadi, y enquistar definitivamente el ‘conflicto vasco’? Bueno, Urkullo no lo dijo con esas palabras, pero se intuye que eso es lo que piensa.

Para que no se enquiste el ‘conflicto vasco’, Urkullu propone que el futuro gobierno que salga de las urnas el 9 de marzo acepte el binomio “paz y normalización político”; o, lo que es lo mismo, que deje o no deje ETA las armas se avance en la resolución del ‘conflicto’ –“ETA no puede ser la excusa para no avanzar en lo que la ciudadanía reclama”-, lo cual pasa por el reconocimiento, primero, de que existe un conflicto –“negar el conflicto en Euskadi es la perpetuación del mismo”; segundo, que con ETA no se negocia nada, políticamente hablando, y tercero, que hay que negociar la ‘normalización política’, lo cual “no se trata de un derecho a la secesión”, sino de establecer “cordialmente” la relación de Euskadi con España y con Europa.

A partir del 9 de marzo, ya saben socialistas y populares lo que les espera con el PNV: los nacionalistas vascos ya no quieren una apuesta “con corsé”, apoyos al Gobierno a cambio de cuestiones concretas, sino “un acuerdo desde la política, el diálogo y la bilateralidad, no sobre cualquier competencia insatisfecha, sino de verdad