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¿Y dónde está la izquierda?

¿Y dónde está la izquierda?

viernes 03 de octubre de 2008, 11:49h

Porque es la hora de ajustar cuentas con los neoliberales tras veinte años de sufrir huracanes desreguladores, intentando desmantelar lo poco que quedaba del Estado de Bienestar (Aznar “dixit” “sociedad del bienestar”), y romper el pacto no escrito entre los democristianos y socialistas tras la II Guerra Mundial en Europa para disponer de un Estado protector. La andanada fue de tal calibre que no solo tuvimos que explicarles a nuestros alumnos las tesis de Francis Fukuyama y “El fin de la Historia”, como ya escribí aquí hace pocos días, sino que el propio concepto de “ideología” se puso en cuestión y, tras rebuscar entre nuestros viejos libros y sacarles el polvo, hasta recuperó toda su potencia el librito de Gonzalo Fernández de la Mora sobre la decadencia de las ideologías. Ni siquiera los que nunca fuimos partidarios del sistema soviético pudimos evitar la hoguera. Era preciso quemarlo todo. Yo, militante del PCE, propuse la confluencia con los socialistas porque la historia se había encargado de resolver la disputa que causó la división del movimiento obrero en 1919: la “casa común de la izquierda”. El reencuentro de socialistas y comunistas. No tuve éxito en ninguna de las dos partes del río.

Sin duda era el triunfo de los ultraliberales. Estaban felices. La hecatombe del llamado “socialismo realmente existente” llegaba hasta el último rincón del planeta, de la misma forma que la esperanza que la revolución de octubre de 1917, había despertado entre los trabajadores de todo el mundo una ilusión que jamás se volvió a conocer. La esperanza de la emancipación.

Y cuando me pregunto por la izquierda no me refiero solo a la que está gobernando en Lisboa, Londres o Madrid, que bastante tiene con resistir los efectos de la galerna, sino a los Partidos Socialistas y Socialdemócratas, Organizaciones Sindicales, otros Partidos de la izquierda europea, intelectuales, que ante la dimensión y trayectoria de la crisis permanece prácticamente muda. ¿Dónde está la Internacional Socialista? ¿Se reúnen los Partidos Socialistas europeos para estudiar el alcance de la situación? Los Gobiernos de izquierda tienen que gestionar la crisis, pero los demás no nos podemos convertir en meros contables con gafas redondas y manguitos. Es preciso reaccionar.  Por que si algo es evidente para cualquier observador, aquí y en el otro lado del Atlántico, es que ya nada será igual que antes. Y la izquierda no puede permanecer absorta mientras se produce a su alrededor una debacle del capitalismo puro. Ya me llamó la atención que el último Congreso del PSOE, al que no asistí, pasó de puntillas, sobre la naturaleza de la crisis, sus causas y consecuencias. Y, ni lo comprendí entonces, y no lo comprendo ahora. De tal manera que se produce una paradoja. Asistimos a una crisis letal de un modelo liberal inspirado por la derecha, gestionada por la izquierda y es la misma derecha la que ataca y ataca, mientras la izquierda adopta una posición defensiva. ¡Grave error! ¿Se equivocó Zapatero al edulcorar la gravedad de la situación? Es posible. Tenía que haber tirado de la manta y explicarles a los españoles que venían tiempos de sacrificio, que él estaría al mando de la nave, pero que pasada la “tormenta perfecta” explicaría quienes eran los responsables.

José Luis: ¡pasa al ataque, por favor! Es preciso explicarles a los españoles lo que está pasando. Recuerda: ¡no nos falles! Tienes que decirles la verdad.  Y que los Sindicatos se expliquen más y mejor. Y si tenemos que salir a la calle que ya es hora  para frenar a los quiere abaratar el ya existente despido libre, salimos una vez más. Allí donde la izquierda gobierna debe de gestionar la crisis para proteger a los ciudadanos, el interés general, y, especialmente, a los sectores mas desprotegidos, a los parados, a inmigrantes sin trabajo y a los jubilados. (Punto y aparte. Por favor, Mariano, deja de dar la lata. O ayudas o deja trabajar porque la cosa va en serio y decir que la culpa de lo que pasa es de ZP resulta de aurora boreal) Pero lo demás, insisto, es la hora de ajustar cuentas con los han despedazado, han vaciado el sistema y ahora es preciso acudir al rescate con fondos públicos. Como ha escrito Paul Samuelson, con una visión pesimista del momento, las medidas propuestas son “geniales, quizá, para los especuladores de gatillo fácil”.

Sí señores, la economía es demasiado seria como para dejarla en manos de los banqueros y de los que tienen como única guía la cuenta de resultados al final del ejercicio. La contradicción con el interés general es palmaria. Así de claro. Alguien lo dijo a mediados del siglo XIX. Y ahora lo repite nada menos que el ya citado profesor Paul Samuelson: “La mayoría de mis compañeros macroeconomistas son en su mayoría demasiado jóvenes para recordar la gran depresión. Siendo alumno de la conservadora Universidad de Chicago, yo la percibí ampliamente dentro y fuera del aula. Y saqué varias lecciones permanentes:

1.                             El capitalismo puro no puede evitar algunos ciclos económicos. Y tampoco puede contarse con que los mercados curen por sí solos sus males.”

Además de otras consideraciones llenas de ironía como otro “viejo profesor” afirma, “La Humanidad es mas ostra que búho sabio”. ¿Les suena lo escrito por Samuelson? Contiene en sí misma una tesis no muy lejana a las del maldito Marx. Es tan simple como eso. Porque recuerdo cuando en los buenos tiempos los liberales llegaron a afirmar que la teoría de los ciclos económicos había pasado a la historia. Eran teorías añejas y caducas. Pues parece que no. Entraron a saco donde estaban las joyas de la familia y se las llevaron todas. ¿Pero esto quién lo controlaba? ¡Nadie! ¿No era este el pacto? ¡Hombre, tanto no! ¿Qué hacemos ahora? ¡Pedir dinero público a los que trabajan para el rescate del sistema porque esto se hunde como el Titanic y además no tenemos orquesta!

            Hace pocos días me reunía con un grupo de antiguos amigos del Instituto en Vigo. Entre ellos, tres empresarios de éxito. “Enrique, somos empresarios, no especuladores. Todo esto nos produce nauseas”. Y tienen razón. Volvimos a hablar del mercado transparente, de la competencia libre, clara. Pero chocan con la mutua protección de los grandes para poder crecer. Tienen más calidad, tecnología punta y mejor precio. Pero…….

            Volvamos a lo nuestro. Ya lo cité otro día, pero lo bueno no hace daño. Joseph Stgligtz: “La crisis de Wall Streat es para el mercado lo que la caída del Muro de Berlín fue para el comunismo”. Mas allá de las frases, Stiglitz insiste: “Esta claro que no solo necesitamos volver a regular, sino también rediseñar el sistema regulador. Durante su reinado…..Alan Greesnspan tenía muchos instrumentos a su disposición para frenarla (la burbuja hipotecaria y financiera) pero no lo consiguió. Después de todo, Ronald Reagan le escogió por su actitud contraria a la regulación”. Y Stiglitz sigue hablando de la globalización: “El programa de la globalización ha estado estrechamente ligado a los fundamentalistas del mercado: la ideología de los mercados libres y de la liberalización financiera. Todo el mundo dirá ahora que éste es el final del fundamentalismo de mercado: le dice al mundo que este modo de organización económica resulta insostenible. Al final, dicen todos, ese modelo, no funciona”. La lucidez de Stiglitz está fuera de toda duda desde hace muchos años.

            Es curioso. Lo mismo que decía Hu Yao Ban, ¿recuerdan?, del comunismo chino o soviético.  Así están las cosas. E insisto, ¿Dónde está la izquierda? No somos meros administradores de la crisis. Es preciso salir de ella cambiando las cosas. Una etapa del capitalismo feliz se acabó. Y es preciso ajustar las cuentas. ¿Quién paga la fiesta? ¿Quién piensa en el futuro? Porque los que yo me sé quieren salir del atolladero pagando nosotros y volver a Lampedusa. Pues no.
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