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90 años de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)

90 años de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)

jueves 30 de abril de 2009, 12:01h
Noventa años es una experiencia vital relevante tanto en Personas como en Organismos, Instituciones y Empresas. Un espacio de tiempo a caballo de los siglos XX y XXI, obliga normalmente a establecer variaciones en conceptos fundacionales de los organismos entonces establecidos.

Tal es el caso de la OIT, creada en el Tratado de Versalles en su parte XIII, el 11 de abril de 1.919, adherida a la Sociedad de las Naciones y dando pruebas de su vitalidad elaboró más de 50 convenios Internacionales  hasta 1939, cuando comenzó la Segunda Guerra  Mundial.

Tras el conflicto bélico, (que siempre me gusta recordar para memorizar el desastre de las guerras, pues solo le costó a la Humanidad 55 millones de muertos más de la población española actual, 35 millones de heridos y 3 millones de desaparecidos), después de las reuniones celebradas por la OIT en 1.944, 1.945 y 1.946 se redefinieron sus funciones y se vinculó a Naciones Unidas. En 1969 fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz.

Destacar la gran importancia y oportunidad de esta fusión, en un mundo agitado laboral, social y políticamente hace noventa años, y los avances obtenidos hasta nuestros días, son el objetivo de las siguientes líneas.

La Carta de las Naciones Unidas de 26 de junio de 1.945, permitió el nacimiento de la Organización de Naciones Unidas (ONU) sobre un planteamiento político, en el que se fijaron unos fines fundamentales y unos métodos de actuación concretos, como sujeto jurídico de orden internacional.

Como consecuencia de los “designios, propósitos y principios” de la Carta, se ha llegado a unos propósitos – fines  fundamentales, que hoy rigen las relaciones internacionales: “utilizar medios pacíficos de solución de controversias”, y se ha sentado la base de la seguridad colectiva. También, el que Naciones Unidas sirven como centro armonizador de esfuerzos para alcanzar propósitos comunes, tanto los internos de armonización de los órganos de la propia ONU, como de los 192 Estados que la componen.

Además de los Miembros de la ONU, que por ser una Organización “intergubernamental” han de ser Estados, existen los Órganos de la Organización (Asamblea General, Consejo de Seguridad, Consejo Económico y Social, Consejo de Administración Fiduciaria, la Corte Internacional de Justicia y la Secretaría). La ONU es una Organización  muy compleja en su estructura y funcionamiento que marca los avances y limitaciones de la humanidad en todos los aspectos. Representa el máximo esfuerzo de la Comunidad Internacional para organizarse y en cada momento, el grado de madurez alcanzado por el mundo internacional. Lo logrado es el pasado y las metas futuras el porvenir. Conviene tener presente esta circunstancia al enjuiciar las actividades de Naciones Unidas, sus deseos y las realidades alcanzadas.

Para lograr estabilidad y bienestar en las relaciones internacionales, la ONU ha creado los “Organismos Especializados” (OO.EE) que constituyen un mecanismo vinculado a NU, para poder afrontar problemas internacionales de carácter Social, Económico y Técnico. Por los art. 57,59 y 63 de la Carta, se crearon los OO.EE que son organizaciones intergubernamentales, con atribuciones concretas en el orden internacional, vinculadas a la ONU.

Los Organismos Especializados (OO.EE) pueden ser de “Cooperación Social, Económica y Técnica”. Los de Cooperación Social son los siguientes: La Organización Internacional del Trabajo (OIT), que es el primero en integrarse en Naciones Unidas en 1.946, funciona según una Constitución y tiene su sede en Ginebra. Los otros organismos de Cooperación son la UNESCO, la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Componen la OIT más de 150 Estados, pero la representación no es solo gubernamental, ya que en la Asamblea General  hay dos delegados gubernamentales, uno de los trabajadores y otro de los patrones (art. 3). La Conferencia General se reúne por lo menos una vez al año. El Consejo de Administración lo componen 48 personas, y un Director General dirige la Oficina Internacional del Trabajo.

La OIT tiene por finalidad trabajar en el programa que figura en el preámbulo de su Constitución (art. 1): mejorar las condiciones de trabajo en todas las Naciones, por sentimientos de justicia y de humanidad y por el  deseo de asegurar la paz permanente en el mundo, ya que la paz universal y permanente solo puede basarse en la justicia social.

Su función es elaborar textos internacionales a tal efecto y la de controlar, por un mecanismo de persuasión, la actitud de los Estados en relación con el fin propuesto. Su acción internacional está encaminada a aumentar el nivel de vida de los países y mejorar sus condiciones laborales y también promocionar la estabilidad económica y social. Promulga normas laborales internacionales y convenios sobre cuestiones relacionadas con el trabajo, como: salarios, edad mínima, seguridad social, libertad de asociación, etc.

Durante la semana conmemorativa del 21 al 28 de abril de 2.009, ha organizado actos en 100 países para impulsar el empleo juvenil, igualdad salarial y no discriminación, trabajadores mayores, inmigrantes, seguridad y salud ocupacional, mujer y trabajo decente y maternidad, paternidad y trabajo y erradicar el trabajo infantil..

España tomó parte en la Fundación de la OIT en 1.919 y hoy es cooperante técnica y donante destacado en programas de desarrollo. Especialmente en lograr un acuerdo para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC), que se encuentra desgraciadamente muy presente en países latinoamericanos.

La crisis económica y financiera y las repercusiones actuales y futuras para trabajadores y empresas preocupa a la OIT, que calcula en 20 millones las pérdidas de empleo en 2.009, y que podría alcanzarse, por primera vez en la historia de la Humanidad, la cifra de 200 millones.

Complejos problemas laborales, incrementados por la crisis, van a someter a revisión muchos aspectos. Uno de ellos, de singular  importancia, es el analizado por el catedrático en Derecho del Trabajo de la Universidad Complutense de Madrid, Juan Antonio Sagardoy Bengoechea, titulado “Hacia un Contrato único de Trabajo” (La Tercera de ABC, 25 de abril de 2.009). Estima que “los empresarios españoles tiene un gen de aversión a los fijos de plantilla. Por chusco, hay que desechar tal posibilidad. Más bien ocurre que existe la creencia entre los empresarios españoles, con muchos datos reales que la avalan, aunque no en su totalidad, de que tener un empleado fijo es un pasivo para la empresa por que es menos productivo que un eventual (al que le preocupa perder su puesto) y por que le cuesta dinero y problemas, extinguir su contrato cuando no sea necesaria la presentación laboral de su titular. Creo que es inútil discutir si eso se ajusta o no a la realidad. El hecho es que es así”.

“Y ello trae como consecuencias nefastas dos muy importantes: una, que a los trabajadores temporales no se les da formación y la otra que cuando  tienen problemas económicos u organizativos, los primeros despedidos son los temporales,  porque su coste indemnizatorio es de 8 días por año, mientras que el de los fijos es de 20 (despidos objetivos) ó 45 (despidos disciplinarios). Esa es la realidad. Realidad que sería muy positiva, para todos, cambiar con la convergencia hacia un contrato único de trabajo que no diferenciara entre los fijos y temporales. De estos solo quedarían los contratos formativos y los interinos. Los demás serían trabajadores que tendrían por delante su vida laboral y que sólo podrían ser despedidos por una causa objetiva (económica, organizativa o técnica) o disciplinaria, con la indemnización correspondiente a su antigüedad y cuyo importe habría que debatir cuál es el razonable y homologable a los países de la UE”.

 Por otra parte, España como miembro de la Unión Europea de 27, recibe de Bruselas casi el 70% de su legislación a cumplimentar, en la que se incluye la normativa sobre el trabajo y las cuestiones laborales. Tiene por consiguiente las características de ser una de las más avanzadas de las democracias occidentales y respetuosas de los derechos humanos.

El ayer y el hoy. El final de la Primera Guerra Mundial, al capitular Alemania el 11 de noviembre de 1.918 y la firma del Tratado de Versalles el 28 de junio de 1.919, con una paz impuesta en condiciones muy duras, dieron lugar a unos acontecimientos políticos y sociales que crearon gran inestabilidad. Recordemos a los trabajadores, soldados y marineros alemanes en un movimiento revolucionario el 5 de noviembre de 1918. La revolución del trabajo femenino en Inglaterra dirigida por Lady Astor, que conmocionó a la Cámara de los Comunes. También hubo graves sucesos en España. El 21 de febrero de 1.919 una huelga general en la Barcelona Traction, conocida como La Canadiense, pretendía la liberación de 3.000 detenidos y su readmisión pues habían sido despedidos, aumento de salarios y la jornada de 8 horas. El “estado de guerra” decretado por el Gobierno en Barcelona llegó a desplegar piezas de artillería en la plaza de Cataluña. El 18 de marzo el Consejo de Ministros levantó el estado de guerra al concluir la huelga general.

Políticamente, 1.919 tiene jalones importantes de gran trascendencia mundial: El 4 de marzo se funda la III Internacional o Internacional Comunista en Moscú, con el propósito de extender la revolución comunista por todo el mundo según el modelo soviético. El 23 de marzo nace en Italia el movimiento fascista de Benito Mussolini con un programa definido como republicano, democrático y socialista.

El 17 de septiembre en una cervecería de Munich con solo 40 asistentes, se reunía en asamblea el Partido Obrero Alemán con el lema ¿Cómo y con qué medios se puede eliminar al capitalismo? El soldado de infantería Adolfo Hitler destacó con un apasionado discurso y fue invitado a ingresar en el Partido. Poco después lo dirigió y creó el Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores.

Era aquel un mundo distinto del actual siglo XXI. Los avances sociales mundiales han sido patentes gracias a la OIT. A pesar de las dificultades actuales, incrementadas por la crisis, los seres humanos de hoy más evolucionados y más racionales “son conscientes de que los tres actores laborales: trabajadores, empresarios y gobernantes, están condenados a entenderse”. Y han de realizarlo utilizando medios pacíficos en la solución de controversias. Debemos por tanto agradecer a la OIT las mejoras alcanzadas y apoyarla en conseguir sus objetivos futuros, en beneficio de toda la sociedad y especialmente de los trabajadores. Y todo ello, en un mundo político regido por el principio democrático establecido por Naciones Unidas de descentralización del poder. Que el gobernante debe encontrarse lo más cerca posible del gobernado. Que lo que pueda hacer la Comunidad no lo realice el Estado. Y lo que puede hacer el Ayuntamiento no lo lleve a cabo la Comunidad. Este criterio es una de las efectivas medidas impulsoras del Desarrollo Mundial.
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