Los toros en Cataluña: ¡Prohibido prohibir!

¿Demagogia? ¿Falso ecologismo? ¿Imposición de las mayorías a las minorías? ¿Falta de respeto a éstas? ¿Nacionalismo de pacotilla? ¿Derechos de los animales por encima de los de las personas? ¿Problemas económicos?... Y así hasta infinito. La polémica está desatada y la guerra sobre la Fiesta –nacional o no, incluso nacionalista o no- y su posible prohibición no es nueva. Es casi tan antigua como el propio espectáculo taurino y a lo largo de los cuatro últimos siglos -toma tradición- hubo reyes y papas –la Iglesia, siempre metiéndose en lo que no le importa, sobre todo si es para evitar que la gente disfrute- que se pronunciaron a favor y en contra. De modo que esto no es nuevo, más bien se trata de una batalla más en la eterna guerra. Eso sí, llama la atención que con los gravísimos problemas actuales de la sociedad española en general y de la catalana en particular, haya algunos a los que parece sólo ocupa y preocupa este asunto. Por ejemplo a los nacionalistas de izquierdas –¿cómo se puede ser amar a dos mujeres a la vez, que cantaba Machín?- cual ERC e ICV y en menor medida de derechas cual CiU.

Desde la postura favorable a la Fiesta y, sobre todo a no utilizar el fascismo de prohibir lo que no nos gusta, quien esto firma, respetuoso con los antitaurinos -matiz éste importante y poco practicado por ellos--, se limita aquí y ahora a aportar algunas pequeñas reflexiones muy breves, que tiempo habrá de ampliar tras la votación de este 18-D. E incluso brinda una idea a los antitaurinos, para que vean cómo somos de buena personas –ellos nos tildan de inferiores moralmente, con lo que se autodescalifican-. Señores parlamentarios catalanes que van a votar a favor de prohibir la Fiesta en Cataluña, dejen las cosas como están. No den la razón a Marx, sección Groucho, por aquella su antológica frase de: "la política es el arte de buscar problemas -ojo, no de solucionar los existentes- , encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados".No sea que en el resto de comunidades autónomas españolas les dé por prohibir otras diversiones si no les gustan a sus mandatarios: por ejemplo el fútbol, el cine, el teatro, la caza –me extraña tanto el silencio de los (falsos) ecologistas al respecto-, los museos…

Señores (falsos) ecologistas, no sean cínicos y demagogos: si quieren salvar al que junto al caballo de pura raza es la única creación biológica animal del hombre, al ‘bos taurus’ o toro de lidia, apoyen las corridas ¡porque sólo existen para ellas!, y si se acaban éstas, desaparecerá la especie. Es más, el mantenimiento del equilibrio ecológico español a través de las dehesas, se debe en muy gran parte a las ganaderías de bravo. Eso, sin entrar en el aspecto económico de los miles de puestos de trabajo y los millones de euros que mueve la Fiesta, con una importante recaudación en impuestos. No, señores antitaurinos, sección politicastros ajenos a las necesidades populares –no del PP, que al menos en este asunto, con la defensa de la Fiesta, es más valiente que el ahora extrañamente silencioso supermesías José Tomás-, y sección falsos ecologistas, no se me ha olvidado el argumento favorable a sus tesis. No se preocupen por la Fiesta que si sigue en manos de la mayoría de los actuales manejadores de las injustísimas estructuras que en nada cuentan con la afición, pronto desaparecerá. Eso sí, esta frase, que entenderán los aficionados dabuten, posiblemente no sepan en qué se argumenta. Pero no seré yo el que se lo facilite. Documéntense, señores antitaurinos. documéntense, estudien a fondo, investiguen, que falta les hace. Igual entonces se hacen protaurinos. O menos demagogos… y olé.