> En una inusitada rueda de prensa, duda sobre las intenciones de España de cooperar con la ex colonia
El tono conciliador que empleó Miguel Angel Moratinos durante su visita oficial a Guinea, con la firma de cuatro acuerdos de cooperación y un reconocimiento de que comprende que los guineanos estén “perdiendo la paciencia “ con España, no bastó para que el presidente de la ex colonia, Teodoro Obiang Nguema, evitase arremeter contra España: “no sé por qué España está ausente de Guinea Ecuatorial”, dijo, tras un aparentemente cordial encuentro, seguido de almuerzo, con el ministro español de Exteriores.
Obiang no dejó títere con cabeza en una inusitada rueda de prensa en la que, en principio se exigió formulario previo a los periodistas españoles, pero que luego fue abierta y muy sincera: los periodistas preguntamos lo que quisimos y Obiang respondió lo que mejor le pareció, incluyendo ataques frontales contra la prensa española. “España parece que no tiene fe en las relaciones con Guinea”, dijo, antes de comunicar que había ‘exigido’ a Moratinos que Zapatero visite Malabo y Bata antes de que termine el año, cosa que el ministro ha trasladado ya a La Moncloa.
El presidente ecuatoguineano se mostró dolido por casi todo: porque no ha venido aún Zapatero, porque las prospecciones petrolíferas españolas no llegaron a buen puerto, porque los españoles fueron “engañados” por los franceses… y porque la prensa española le ataca. “Ustedes” (la prensa española) jugaron suciamente, muy mal, en mi última visita a España”, regañó a los representantes de medios españoles, congregados en el palacio presidencial de Bata. “Durante cuatro décadas, la prensa española ha jugado un papel negativo con Guinea Ecuatorial para defender intereses ocultos: si seguís con esa actitud negativa, no sé qué va a resultar”, advirtió.
Ningún ciudadano nota la crisis
Sin embargo, el presidente ecuatoguineano, que no es precisamente un amante de los medios de comunicación, toleró con buen talante las preguntas más duras: las acusaciones de corrupción que investiga la Fiscalía en España; que le llamen dictador y no respete las libertades; los informes sobre torturas en Guinea, el mal reparto de las riquezas derivadas del boom petrolero…Todo lo negó, toreando arrimado en tablas y pidiendo a los medios que jueguen “para sensibilizar a los dos pueblos para que se normalice la situación”. Además, naturalmente, de insistir en la bonanza por la que atraviesa su país: “aquí, ningún ciudadano puede decir que nota los efectos de la crisis”.
Finalmente, incluso invitó a los medios españpoles a que acudan a informar sobre las próximas elecciones presidenciales de diciembre, en las que Obiang, que en agosto cumple treinta años en el cargo, repetirá y, nadie lo duda, ganará por abrumadora mayoría. “Los que dicen ‘fraude’ en las elecciones hacen un montaje”, advirtió tras prometer que los medios españoles no tendrán dificultades para el visado y la acreditación en Guinea, aunque “si van a dañar la susceptibilidad del país podrían tener alguna dificultad”.
Fue el momento culminante de la importante visita de poco más de dos días que Moratinos, acompañado de parlamentarios, entre ellos Manuel Fraga, empresarios y prensa, ha realizado a Guinea Ecuatorial, una visita que concluye este sábado y en la que el ministro se ha mostrado, en aras del buen entendimiento, bastante comprensivo con el régimen obviamente totalitario de un Obiang que ha mostrado que se explica bien ante la prensa, aunque no convenzan sus argumentos.
Moratinos se había entrevistado antes en Malabo con representantes de la oposición, encabezados por Plácido Micó, un hombre que había sido encarcelado por Obiang, aunque luego pasase a ser un opositor relativamente tolerado. Micó y otros representantes de fuerzas políticas guineanas, más o menos afines estos últimos al conglomerado gobernante, se encontraron con el ministro español en la residencia del embajador, quien insistió a los periodistas llegados de Madrid en la importancia de los cuatro acuerdos económicos, eduicativos y de cooperación suscritos este viernes entre España y su ex colonia.
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