El caso de la activista saharaui Aminetu Haidar que se encuentra en Lanzarote desde el 15 de noviembre, tras ser expulsada por las autoridades marroquíes cuando intentaba volver a Al Aaiún, capital del Sahara Occidental, administrado por Marruecos, después de recibir un premio por su defensa de los derechos humanos en Nueva York es una muestra más de la estupidez del gobierno marroquí y de la cerrazón de los regímenes pseudo democráticos o totalitarios.
Es cierto que España también tiene culpa. Todos los gobiernos democráticos que ha habido en España desde el final de la dictadura franquista le han dado .png)
la espalda al Sahara y a aquellos ciudadanos que tenían la nacionalidad española.
Los gobiernos españoles frente al moro se han achantado y eso es ignorar el carácter marroquí. No es buena política ceder porque la de ellos es tomarlo todo si le dejas.
Pero volviendo al caso de esta mujer que lleva en huelga de hambre desde hace dos semanas reclamando su derecho a regresar al Sahara y reunirse con su familia, es cierto que España no puede obligar a la administración marroquí que acepte que Aminetu Haidar regrese al que ella considera su país, pero hay gestiones diplomáticas que podrían ser eficaces, no solo de España sino también de la administración Obama, que tiene mas influencia que nosotros en el país de Mohamed VI.
La torpeza de este Rey y su gobierno está en su cerrazón, en su falta de sensibilidad democrática y en su miopía política porque el prestigio que tiene acreditado internacionalmente esta mujer que está dispuesta a morir de hambre en el aeropuerto de Lanzarote le renueva un protagonismo, sobrevalora su denuncia y alimenta las antipatías contra Marruecos.
Las muestras de apoyo que está recibiendo -bien por Javier Bardem, esta vez sí se ha mojado contra los gobiernos de ambos países- ojalá que ayuden a resolver un problema humano y político que no es fácil.
Si (
No(
