Cospedal tiene un problema

Tiene en realidad muchos problemas, como ocurre a la mayoría de personas que se detienen unos momentos a reflexionar. Lo que ocurre es que los problemas presentan magnitudes muy diversas: desde los de trascendencia mundial hasta los que se circunscriben a una persona. En el caso de la Secretaria general del partido popular sus problemas tienen un notable alcance, porque se supone que es intérprete muy cualificada de la opinión de su partido y que, al propio tiempo, contribuye a formar opinión entre militantes y electores. Y dirán ustedes ¿cuál es su problema?. Y yo les aclaro: el sol y las novelas policíacas en simbiosis veraniega.

Porque hay que suponer que algo así tiene que ocurrir cuando, por segundo verano consecutivo y solamente pisar virtualmente la arena de la playa, se dedica a arremeter contra los mandos policiales y la  Fiscalía considerándoles parciales y sujetos a las consignas del Gobierno, aunque después de poner tres ejemplos -malos ejemplos porque se trata de recursos contra el archivo de procedimientos que, en suma, es someter al juez un asunto-, contrapone la investigación del fiscal sobre el patrimonio del presidente del Congreso José Bono; y aunque deja un resquicio a la posibilidad de plantear una querella ante el Tribunal Supremo, no lo afirma ni lo puede afirmar, porque incluso de la inquisición llevada a cabo desde un diario determinado, no se desprenden hechos delictivos ni base firme para mantener cualquier acusación. Menos mal que afirma: “Creo que España no es un Estado policial, es un Estado de Derecho y tiene que seguir siéndolo”. Esto nos tranquiliza.

Quizá lo que ocurra en las mentes que marcan la estrategia del partido popular es que, contra la mayoría de pronósticos, Rodríguez Zapatero, pese a sus abultados errores, ha conseguido mantener el pulso de la crisis, ha sujetado el gasto público y ha hecho una reforma laboral, mejorable aunque perjudicial en principio para los trabajadores, lo que ha devuelto en buena parte la confianza en la economía española al coincidir con los excelentes resultados del test a la banca privada.

Por otra parte, algunos indicadores económicos tanto en Europa como al otro lado del Atlántico y significadamente en EE.UU y Brasil, revelan que se está saliendo del fondo de la crisis económica y se comienza a crear empleo, habiéndose detenido la contracción del consumo. Todos estos elementos juntos sirven para que los ciudadanos, aunque profundamente dolidos y defraudados por el curso de los acontecimientos, estén en una especie de compás de espera que facilita el período vacacional hasta ver como se salva y a qué precio el debate presupuestario y también los efectos de la huelga general, que no serán muchos.

Por su parte la táctica del día a día de Rajoy, que consistía en observar desde su ventana el hundimiento de Rodríguez Zapatero con su mediocre equipo ministerial, sin hacer nada, ni proponer nada, acusando de todo y despreciando todo, ha dado el resultado que era previsible: un descenso en la intención de voto al partido popular, en tanto se detiene la caída del respaldo popular al partido socialista. Todo un problema que tendrán que desentrañar los dirigentes de los conservadores, sea desde las cálidas arenas mediterráneas, sea desde las suaves temperaturas del las rías gallegas o bajo la influencia de los aromas caribeños.

Cospedal tiene un problema, que es el que tiene todo el partido popular. En el caso de la Secretaria General, más agudizado por la influencia de las altas temperaturas ambientales y políticas de las arenas mediterráneas. La práctica de atacar y esperar, no ha dado el resultado esperado. Y lo de atacar a Fiscalía y Fuerzas del orden, no cala en el electorado más de lo que ya estuviera en ocasiones anteriores. Pocos recursos dialécticos tiene Mª Dolores de Cospedal, para tener que recurrir a tan inofensivas municiones. Un verdadero problema.


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