Los candidatos de Zapatero

José Luis Rodríguez Zapatero es un hombre de pasión rápida; se guía por su instinto y ve aptitudes e incluso virtudes políticas en alguien a quien hacía simplemente dos horas no conocía. Así le pasó con Bibiana Aído, con Tomas Gómez y con mucha gente que comenzó en el Gobierno con él y que ahora han pasado al olvido.

Cuando Gómez acudió por primera vez a la Moncloa, no había ningún periodista esperándole en la puerta. Solo tenía dos bazas a su favor muy valiosas ante Zapatero: Su éxito electoral como alcalde de Parla y la juventud (conviene recordar que para el Presidente cualquier persona mayor de cincuenta años era, hasta hace muy poco, un deshecho de tienta. Inexorabilidades de la vida, él acaba de cumplir tan penosa edad).

Le bastaron unas horas de charla con el  Presidente para seducirle y convencerle de que era el hombre adecuado para poner orden en el desvencijado Partido Socialista Madrileño. No cabe duda de que eso sí lo ha conseguido. Ha puesto orden con guante de seda en una federación levantisca que, precisamente ahora, vuelve a dividirse porque no quiere que desde arriba, o sea  otra vez Zapatero, les imponga el candidato a dirigir la Comunidad.

Pero es que Tomas Gómez no es el cartel. Posiblemente tampoco lo sea Trinidad Jiménez, que ya se estrelló contra Gallardón, y a la que van a someter a un segundo fracaso frente a Esperanza Aguirre. Zapatero se equivocó. El alcalde de Parla estaba muy bien en Parla y posiblemente sea un magnífico hombre de aparato, pero para enfrentarse a Aguirre hace falta, y lo hacía ya cuando se vieran en Moncloa, un candidato con muchas más tablas, con más presencia y con más peso político.

Tomas Gómez permitió a la 'lideresa' hacer a y deshacer a su antojo en Caja Madrid a cambio de unas migajas de poder. Esperanza Aguirre ha salido de rositas en el caso Gürtel, teniendo a medio ejecutivo implicado hasta el tuétano, porque los socialistas madrileños no han sabido hacer oposición.

Si el PP vuelve a barrer en la Comunidad de Madrid, y es más que probable que suceda, no va a ser por méritos propios, cargados de corrupción como están, si no por falta de una alternativa creíble que hasta ahora ha encabezado Tomas Gómez, el candidato que deslumbró a Zapatero porque era joven y ganaba alcaldías.

 Ahora ha suspendido un nuevo encuentro en la Moncloa para decirle, esta vez, que se retire. La excusa ha sido que había muchos fotógrafos. La realidad es que Gómez iba decirle que no.