El coraje de enfrentarse a Israel

   Encabezados por el ex alto representante de la Unión Europea, Javier Solana, por el ex mandatario alemán, Richard von Weizsacker y por el ex presidente del Gobierno español, Felipe González, los líderes europeos condenan lo que han calificado como "la negativa del Ejecutivo israelí a cumplir la ley internacional". Se refieren a  la persistencia en continuar la construcción de colonias en territorios palestinos. En la lista de los denunciantes están también el ex primer ministro italiano Romano Prodi y a la ex presidenta irlandesa Mary Robinson.

   Estados Unidos, sin embargo, parece que ha tirado la toalla por la potencia del lobby judío en ese país. Una condición elemental para la negociación entre palestinos e israelíes, contemplada en media docena de resoluciones de Naciones Unidas, era la detención de las construcciones ilegales en territorios ocupados por Israel de forma ilegítima e ilegal.

   En reiteradas ocasiones, Israel ha boicoteado de hecho cualquier negociación que conduzca al único objetivo posible: la coexistencia de un Estado Palestino y un Estado de Israel, con garantías de una paz estable entre los dos países y aceptada incondicionalmente por el complejo universo del mundo árabe.

Una vez más, los sectores más radicales del Gobierno de Israel incumplen flagrantemente la legalidad internacional y siguen aprobando colonias judías en territorios que necesariamente tienen que ser devueltos al pueblo palestino.

   Pero es una noticia de primer nivel que dirigentes de la talla de los firmantes de la condena a la política de Israel hayan hecho formalmente pública una posición que no permite otras interpretaciones que las que proclama. La acusación de antisionismo, que es la respuesta cansina y elemental a la exigencia de que Israel cumpla las leyes internacionales, tiene mal encaje en esta iniciativa. La evidencia de que el actual gobierno de Israel se siente cómodo en una situación de tensión que radicaliza a sus adversarios palestinos no es una conclusión aventurada. Los halcones quieren confrontación y violencia porque aunque nunca lo dirán directamente, no están dispuestos a reconocer un estado palestino ni a devolver las tierras arrebatadas por la fuerza.