www.diariocritico.com

MODAS INFAMES Haití

lunes 01 de noviembre de 2010, 12:05h

Una de las catástrofes humanitarias más graves de la historia  de los últimos siglos se produjo  a  principios de 2010, el 12 de enero,  en  el país más pobre de América Latina, Haití. Los efectos devastadores del terremoto   que  tuvo lugar  allí  fueron  apocalípticos: casi 300.000  muertos, una cifra similar de heridos  y más de un millón de personas   desplazadas y  sin hogar.

En Puerto Príncipe, la capital,  centenares de miles de haitianos se  hacinan   hoy -casi un año después de la catástrofe- en las mismas instalaciones precarias  que, tras el seísmo, se improvisaron  con   la ayuda  internacional,   el esfuerzo de las autoridades locales, la impagable ayuda de centenares de ONG europeas y  norteamericanas  que ya venían trabajando sobre el terreno y, por último,  con las  generosas aportaciones  de   miles   y  miles de  ciudadanos anónimos de todo el mundo  conmovidos  por   la situación. De todo  eso, hoy  solo quedan     escombros,  montañas de basura,     aguas encharcadas y    plásticos sostenidos por unos  cuantos palos.

En esas condiciones, no es extraño que,   a finales de octubre, el cólera -erradicado en Haití hace más de cien años-, volviera a aparecer en el norte del país a causa de la mala calidad del agua potable. La Oficina de Coordinación de asuntos  humanitarios de la ONU advertía  desde el primer momento  de la    posibilidad   real  de  un brote nacional con decenas de miles de casos.

Euforia

Tras  aquella euforia solidaria inicial, hoy  casi no llega nada. La pregunta  es  ¿por qué?  Un colega, Fran Sevilla, corresponsal de RTVE  en  América Latina,  ha dado en la clave  desde su  atalaya de viajero  de primera línea y la ha plasmado en su blog (http://blogs.rtve.es/fransevilla/posts): “… Es porque vivimos en un mundo en el que solo sabemos poner parches respondiendo a golpes mediáticos, solo se atiende a las coyunturas, siempre pasajeras, y no se hace hincapié en las estructuras. Y en el mundo de las estructuras, en el mundo de las geoestratégicas, Haití apenas cuenta”.

Es cierto, se denuncia  en todo tiempo y en todas las latitudes, pero  los todopoderosos  (estados del G8 y del G20, y empresas multinacionales)  permanecen  hieráticos, ausentes, ajenos y olvidadizos, mirando para otro lado,   porque  lo que prima en  este tiempo funesto es lo mismo que en los pasados:  no   el ser humano, sino el beneficio,  la ventaja   geoestratégica, el poder político... El hombre de hoy, tan moderno, tan tecnológico y culto, tan generoso, tan progresista  y avanzado, en el fondo, no se diferencia nada, o casi nada, de su predecesor del Neandertal. Y es que seguir sin combatir en serio el hambre y la miseria, desgraciadamente, seguirán siendo modas infames también a lo largo del siglo XXI.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios