La ministra de ciencia e innovación Cristina Garmendia evitó desmentir que esté cansada de su puesto y que quiera irse: "Respetaré siempre la decisión del presidente del Gobierno". Fue lo único que dijo cuando un periodista le preguntó en un desayuno del frío Nueva Economía si aceptaría quedarse en el caso de que Zapatero se lo pida, pese a que se sabe que quiere abandonar el Gobierno.
Garmendia estuvo técnica y muy ceñida al papel de su ministerio y negó insinuaciones de que esté haciendo gestiones para volver a la iniciativa privada. Sin embargo, la crisis gubernamental estaba en el ambiente: tan sólo una colega de su gabinete, la titular de Vivienda, Beatriz Corredor, la acompañó en este desayuno al que no asistió ningún dirigente del PSOE y en el que estaban presentes muchos menos empresarios de renombre de lo que es habitual. Si estos desayunos constituyen una buena muestra de la temperatura del grado del poder del conferenciante, el caso de Garmendia estaba claro: huele a mudanza.