De nuevo, un fantasma recorre Europa y el mundo, pero esta vez no es el fantasma del comunismo, y, además, no es un fantasma. Asistimos a la campaña más brutal conocida desde hace muchos años contra las organizaciones sindicales desencadenada por la derecha económica y política. Sólo hay que contemplar sus televisiones y periódicos para comprender que algo muy serio e importante está en juego. Alarmadas ante la posibilidad de que las clases trabajadoras y las capas medias se rebelen contra las consecuencias y las políticas de ajuste duro que los gobiernos conservadores y algunos socialdemócratas han emprendido para pagar la crisis, han decretado una especie de estado de excepción en el que vale todo.
El panorama para la izquierda es desolador. Y los que sentaron con Zapatero en Nueva York, mal llamados financieros, examinándole sobre la dureza del ajuste fiscal en España como si se tratara de un Tribunal sentenciador, lo saben. Con los partidos comunistas europeos desaparecidos y viviendo de recuerdos, y con la socialdemocracia destruida es el momento de apretar las tuercas y partirle el espinazo a la clase obrera. Sí, a pesar de las declaraciones de algún preclaro ex ministro de economía de González, la clase obrera existe de la misma forma que permanecen los grandes grupos de especuladores, banqueros y financieros corruptos que nos llevaron a la mayor crisis económica de la historia reciente. Porque no me cansaré de afirmar que lo que estamos viviendo no es una crisis económica como las ya conocidas. Se trata de la primera crisis de capitalismo globalizado y ultraliberal que ha llevado hasta sus últimas consecuencias la expansión de la producción y el consumo desregulado y sin normas.
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Pero no solo es la hora de quebrar a los sindicatos. Si pueden “adelgazarán” el Estado y aniquilarán los sistemas fiscales progresivos e iguales como establece nuestra Constitución, el sistema público de pensiones, la sanidad pública, la educación pública de prestigio y calidad y la atención a nuestros mayores, porque todo lo público es perverso por definición. ¿Por qué nos sorprendemos de que la socialdemocracia sueca haya tenido los peores resultados electorales de los últimos noventa años?
¿Qué estamos haciendo los socialistas europeos?
Como escribía Joaquín Estefanía hace pocas semanas en relación con la reducción del déficit, “El Gobierno de Zapatero ha reducido los impuestos (bajar los impuestos es de izquierdas), ha suprimido el impuesto sobre el patrimonio, ha facilitado la práctica desaparición del de sucesiones y donaciones, que corresponde a unas comunidades autónomas tremendamente endeudadas, y ha permitido que el tipo efectivo del impuesto de sociedades sea del 10%, muy por debajo del nominal (30%), según un informe de la Agencia Tributaria, por la multiplicación de desgravaciones y deducciones”. No se puede explicar con más claridad y sencillez. Lamentablemente, el anuncio de la defensa de la tasa Tobin en la ONU por parte de Zapatero es tan bien intencionado como inútil si atendemos al panorama político internacional.
De acuerdo, yo pagaré con mi nómina, como ya estoy haciendo, parte del ajuste. Y “los de arriba” que jamás pagan un puñetero impuesto, ¿tendrían que pagar algo? Por los visto es muy difícil y complejo. Porque no tenemos instrumentos técnicos y además huyen con sus capitales de España. ¿Y con los que defraudan, cuya cantidad del robo parece que llega al 15% o 20 del PIB? ¿Les podríamos pedir por favor que ayuden o será demasiada molestia?
Lo dicho. Como tantas veces en 200 años los trabajadores, que somos los que vivimos de la nómina, si tenemos suerte, es preciso salir a la calle que ya es hora. Los débiles, los parados, los excluidos, los malditos gitanos de Sarkozy, solo tienen nuestra fuerza. Sí, vamos a la Huelga General el día 29 con el resto del movimiento obrero de toda Europa. Si alguien se molesta por lo escrito, no le pediré perdón ni excusas. Simplemente, sigo siendo un militante de la izquierda española. Y así llevo muchos años. ¡No tengo solución!
*** Profesor de Ciencia Política de la Universidad Complutense de Madrid.
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