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Ciegos ante ETA

Ciegos ante ETA

sábado 30 de abril de 2011, 10:55h
Estamos Todos Asqueados, empezó nutriéndose de activistas con estudios superiores. Recuerdo, así de pasada, a Julen Madariaga, doctor en derecho por Cambridge o a José Luis Álvarez Emparanza (a) Txillardegi, ingeniero y lingüista o el mismísimo Alfonso Sastre, dramaturgo de no poco éxito. Me resulta difícil entender que alguien que sabe leer sea también partidario de imponer sus ideas a tortas así que ya te puedes imaginar, lector, el estupor que me causan un doctor en leyes o un ingeniero-lingüista que, solos o en compañía de otros, crean una organización con el fin de asesinar seres humanos que no piensan como ellos. -        Oiga, es que eso fue durante el franquismo. ¿Y qué? Según Ernest Lluch, la primera víctima de estos locos fue una niña de 22 meses cuyo nombre deberíamos memorizar en primaria: Begoña Urroz. Según Iñaki Egaña, historiador, la criatura fue asesinada por el DRIL (engendro anarco-militarista-marxista-guevarista-hispano-portugués, que ya es ser engendro) así que el primer asesinado por ETA habría sido José Pardines, un Guardia Civil caminero de 25 años, que tuvo la mala fortuna de recordar la matrícula Z-73956 que vio en un Seat 850 coupé al que dio el alto. El licenciado en economía Txabi Etxabarrieta le descerrajó un tiro entre ceja y ceja cuando le pidió la documentación. Txabi venía diciendo que nada cambiaría en España hasta que ETA matara y no desaprovechó la oportunidad. Luego bajó del coche, se acercó al cadáver y lo remató con 4 tiros adicionales en el pecho, inútiles y llenos de odio. El compañero del benemérito, Félix de Diego no supo aún del atentado porque estaba ordenando el tráfico a un centenar de metros. Pero el odio es odio y once años después fue asesinado en una cafetería, delante de su mujer, postrado en una silla de ruedas y enfermo de un cáncer terminal de riñón. Tenía 46 años y cuatro hijos. Los “soldados” de tan heroica acción fueron Manuel María Ostolaza, licenciado en filosofía, y Fernando Arburúa Iparraguirre, pásmate lector, ATS y sacerdote, es decir, enfermero preparado para salvar la vida física y “médico” de la vida espiritual. ¿Qué tiene que ver el franquismo con un bebé, un muchacho y un discapacitado moribundo? Los etarras de hoy no son distintos de aquellos. Eneko Aguirresarobe Olagoy no terminó la ESO. Raúl Aduna Vallinas no sabe leer sin seguir los renglones con el dedo. Ugaitz Errazkin Tellería parece sufrir lambdacismo y Oier Eguidazu Bernas ecolalia, muestras todas de deficientes procesos de alfabetización. Lamentablemente, apretar un gatillo o pulsar un mando a distancia requiere la misma preparación intelectual que en los 60: ninguna. Nada ha cambiado en ETA. Al principio la cosa se llamó Aberri Ta Askatasuna, ATA, pero Benito del Valle y José Luis Álvarez, euskaldunes puros como indican inequívocamente sus apellidos, descubrieron que ATA en vasco significa “pato” y cambiaron Aberri por Euzkadi. Los asesinos de hoy desconocen todo esto, pero matan con igual frialdad siempre que pueden. Ahora en una carta anuncian que van a dejar de extorsionar a los empresarios. La carta, en un castellano repleto de solecismos, acaba pidiendo al presidente de la patronal “que apoye e impulse la oportunidad abierta en Euskal Herria para lograr una solución justa y democrática”. Y aquí es donde yo me pregunto si la estupidez no será el signo de los tiempos. Egibar, Urkullu, Rubalcaba, Eneko Goia, Odón Elorza y muchos otros han visto algo positivo, una buena noticia, otro paso en la buena dirección. Pero no han dicho ni pamplona contra el sintagma “solución justa y democrática”. Me rechina en el sentido común no haber oído voces en contra de la existencia misma de la carta. No imagino algo semejante de una red de pederastas, “anunciamos el cese de los abusos que hemos solido ejercer sobre vuestros niños”. O de una banda de ladrones, “les informamos que no vamos a sustraer nada más en sus casas”. Que no se delinca es el estado normal de la ciudadanía. En una sociedad bajo el Imperio de la Ley, Los delincuentes son delincuentes y si la hacen, la pagan. Tal es la solución justa y democrática, sean los delincuentes ingenieros o analfabetos funcionales. La magnanimidad es prerrogativa de los buenos, la de los malos es reconocerse como tales y solicitar perdón.
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