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"Alea jacta est" (La suerte está echada)

martes 11 de enero de 2011, 11:31h
Se acabaron las fiestas, llegan las rebajas y la cuesta de enero y, tras el paréntesis navideño, los españoles volvemos a sumirnos en el pesimismo. Si 2010 fue malo, dicen los expertos económicos, 2011 va a ser aún peor ¿Qué quiere decir peor? ¿más recortes de salario?¿más subidas de precios?¿más despidos?¿más cierres de empresas?¿más bajadas en las pensiones? Uno no gana para sustos y cada mañana abre el periódico esperando el anuncio de la intervención de España por la UE por el asunto de la deuda.

Pese a todo creo que sinceramente los españoles estamos de vuelta de todo. Hablan, y debe ser cierto, que los comedores de Cáritas no dan abasto para atender a tanto necesitado como acude allí en busca de comida caliente. No lo pongo en duda, pero durante las pasadas fiestas yo no he notado demasiado la tan traída y llevada crisis. Todos los bares y restaurantes, al menos en Sevilla, estaban siempre hasta la bandera. Por el centro de la ciudad no había forma de encontrar una mesa libre ni un rincón en la barra para tomar unas tapitas y el Cortinglés ni les cuento, hasta los topes. No habrá un duro, pero los pocos que lo tienen han decidido gastárselo antes de que los alemanes y los franceses intervengan algunas entidades bancarias.

El panorama, pues, es dramático y va camino de convertirse en trágico si Rodríguez Zapatero se empeña en agotar su mandato. Lo único que parece medianamente claro en estos momentos es que si todo continúa igual hasta la primavera de 2012, podemos llegar al final de la legislatura con el país entero en bancarrota y con seis millones de parados. Decía Warren G. Bennis, uno de los máximos expertos en organización empresarial, que "el liderazgo es la capacidad de convertir visiones en realidades". Y, visto lo visto, Zapatero desde luego no es un líder, sino un visionario capaz de llevar a su país al caos con tal de que se cumplan sus deseos y obsesiones. Da igual con quien hables, el noventa por ciento de los españoles sólo quieren que se vaya cuanto antes, creyendo a pies juntillas que su marcha repercutirá positivamente en la economía española. Personalmente lo dudo. El problema indudablemente es Zapatero, pero también lo es su Gobierno y su partido que no sabe, no puede o no quiere acometer los cambios necesarios para que esto comience a funcionar.

En Andalucía el problema se agudiza aún más ya que al desastre de Zapatero hay que añadirle la incompetencia de Griñán y el cacao que ha formado en las hasta ahora perfecta maquinaria socialista. Con una tasa de paro de casi el treinta por ciento y una economía lastrada por las subvenciones y el clientelismo, el 2011 ha comenzado con una llamada de atención de Ferraz y Moncloa a San Telmo y San Vicente. La encuestas son tozudas y, por primera vez en treinta años, colocan al PP de Javier Arenas al borde de la mayoria absoluta. Algo que muchos no acaban de creerse pero que, como una lluvia fina, va calando poco a poco en la sociedad andaluza. Griñán sabe que no puede aguantar casi año y medio con esta espada de Damocles sobre su cabeza. Como es habitual en él, ha pedido ayuda a Madrid y Madrid (Chaves y Rubalcaba) ha venido a leerle la cartilla. Lo malo es que las arcas están vacías y ya no hay de donde tirar para acallar bocas y comprar voluntades.

2011 va a comenzar con una nueva movilización de los funcionarios de la Junta contra el "decreto del enchufismo" que pretende colocar en la Administración a veinte mil " "adictos" antes de que cambie la tortilla.  El 22 de enero va a ser una fecha clave. Si, tal y como prevén los convocantes, se echan a la calle más de cincuenta mil funcionarios que pueden paralizar la Junta, se trataría de un pulso que Griñán no puede permitirse el lujo de perder. En un próximo artículo les contaré la carta que los funcionarios están haciendo circular estos días por internet. Gobernar una comunidad autónona con una administración coaccionada por el poder político es dejar al lobo como pastor del rebaño. Y Griñán, Chaves, Rubalcaba y Zapatero lo saben. Esto no lo arregla ni el mismísimo Felipe González, de quien han tirado para levantarle la moral a los militantes. Como dijo César, "alea jacta est", o lo que es lo mismo, "la suerte está echada".


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