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PSOE y PP, tan lejos de Don Quijote...

PSOE y PP, tan lejos de Don Quijote...

lunes 06 de junio de 2011, 12:14h
Con la demagogia hemos dado, querido Sancho. Remedando a Don Quijote, cuando se topa junto a su fiel escudero con un edificio eclesiástico en El Toboso, podemos aplicar tan conocida frase de la mejor novela de la historia con esa pequeña variación. Porque la polémica está servida en Castilla-La Mancha, tras la ajustada victoria del PP que significa un cambio de ciclo de casi tres décadas de gobierno socialista. Y de ella, simpatías aparte, salen tocados tanto PSOE como PP. Porque ni la situación de las cuentas públicas es tan desesperada como pintan los populares, en boca de sus potavoces Vicente Tirado y Marcial Marín -mientras la futura presidenta María Dolores de Cospedal y su 'jefe' Mariano Rajoy guardan un  cómplice silencio- ni tan buena como postulan los hasta ahora gobernantes, por boca de la consejera de Economía y Hacienda en funciones, María Luis Araújo. Simplemente se trata de azuzar aún más el lío, de arrimar el agua a su molino -manchego, claro, que no son gigantes- cada uno de los contendientes en esta batalla tan eterna que la convierte en guerra. Con lo cual, como acontece en tantas otras cuestiones en la región y en todo el país que enfrentan a los adalides del bipartidismo, no se sabe quién gana de los dos, pero sí quien pierde: la buena gente de Castilla-La Mancha, el pueblo sencillo de los castellano-manchegos. Y luego se extrañarán de que vaya creciendo el movimiento 15-M, al que un día sí y otro también echan de comer socialistas y populares con sus impresentables desafueros democráticos. Las necesidades de la región, como el restro de España, pasan fundamentalmente y de manera urgente y casi única ahora mismo por combatir la crisis y crear puestos de trabajo, lejos de estas disputas dialécticas espesas y absurdas que nada aportan. Es verdad que al PSOE, también al regional, le ha pillado el toro de la crisis y que ni supieron verla -o no quisieron- ni combatirla, pese a que en ocasiones el presidente José María Barreda se pasara virtualmente a la oposición a su jefe nacional Zapatero para no perder votos. Sí, y también para nada, porque los perdió y los ganó el PP. Mas igualmente es cierto que antes siquiera de llegar al traspaso de poderes y con los datos de que disponían -que son públicos- y los que han ido conociendo estos días, los populares se han lanzado a la denuncia de la quiebra, a adelantar que igual no se pueden pagar las nóminas a los funcionarios, que hay miles de facturas imposibles de satisfacer, que todas las empresas públicas regionales están infectadas de socialistas improductivos, que... Bien está que se hagan auditorías, bien; pero no que desde el PP -y no sólo en esta comunidad autónoma- se dediquen a asustar para justificar los recortes que llevarán a cabo en cuanto tomen posesión dentro de unas fechas. Claro que una cosa es predicar y la otra dar trigo. Porque ellos, que piden austeridad, son responsables de que en las autonomías que gobiernan haya crecido el déficit -son también datos públicos, objetivos y comprobables- cuatro veces más que en las que aún dominan los socialistas y a nivel nacional. Tampoco estarían mal aquí las auditorías, tampoco. En definitiva, que ni unos han sabido torear la crisis ni otros parece que les preocupe en demasía atajarla. Ni siquiera les preocupa que con sus alamistas y exageradas declaraciones lo único que consigan es asustar a esas antidemocráticas entidades difusas pero que mandan por encima de todos los políticos: los famosos mercados. Si resulta que España todavía se encuentra en el punto de mira eurpeo al respecto, que aún no ha despejado las dudas que levanta, nada peor que las declaraciones del PP en Castilla-La Mancha -con las réplicas del PSOE y las contrarréplicas y las réplicas a las contrarréplicas-. Máxime cuando ahora en Castilla-La Mancha y muy posiblemente después en España, tras las generales, serán los propios populares los que tengan que gestionar la economía. De modo que, cual en otros asuntos candentes de la región, como el agua y el trasvase, como la reforma del Estatuto, como el hundimiento de Caja Castilla-La Mancha, lo importante no es la solución, quia; sino el ya famoso 'y tú más'. Eso sí, en lo único que se pusieron de acuerdo los adalides del bipartidismo a lo largo de la legislatura recién concluida en la tierra del ingenioso hidalgo fue en subirse los sueldos de los parlamentarios por encima de la inflación, al inicio de la misma, y, por supuesto, en no cambiar -al margen del formal aumento de diputados en proporción al aumento de habitantes- en el fondo la ley electoral que tanto les beneficia para que siga el bipartidismo y el reparto entre ambos. De modo que, lejos de la quijotesca lucha por la utopía, por desfacer entuertos, PSOE y PP, PP y PSOE  -tanto monta- se dedican a lo que les caracteriza: la demagogia. Con la demagogia hemos dado, amigo Sancho.
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