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Central Nuclear de Trillo, en Guadalajara
Central Nuclear de Trillo, en Guadalajara

Residuos nucleares, un peregrinaje por 200 municipios hasta el ATC de Villar de Cañas

sábado 14 de febrero de 2015, 22:00h

Los residuos radiactivos de alta actividad y el combustible gastado procedente de las ocho centrales nucleares españolas atravesará más de 200 municipios en su viaje 'temporal' a Villar de Cañas (Cuenca), donde descansarán durante, al menos, 60 años.

De acuerdo con la ruta establecida para los transportes desde las plantas atómicas hasta el almacén temporal centralizado (ATC) que figura en la Memoria del Estudio de Impacto Ambiental de Enresa, los residuos pasarán por carretera a través de municipios como Navalmoral de la Mata, Torralba de Oropesa, Talavera de la Reina, Fuenlabrada, Móstoles, Pinto, Rivas Vaciamadrid, Perales de Tajuña, Tarancón, Villarubio, Saélices, en su trayecto de los reactores de Almaraz (Cáceres).

En su viaje desde Ascó y Vandellós, los camiones pasarán por Mora de Ebre, L'Atmetlla de Mar, El Perelló, Amposta, Torreblanca, Benicassim, La Almenara, Sagunto, Paterna, Buñol, Requena, Utiel, Minglanilla, Castillejo de Iniesta, Honrubia, Hinojosa hasta Villar de Cañas.

Desde Cofrentes, sin embargo, la ruta es diferente, pese a que podrían compartir gran parte del trayecto, y los camiones con los bidones radiactivos pasarán por Jalance, Zarra, Ayora, Almansa, Bonete, La Jineta o La Roda.

Por su parte, los de Garoña llegarán tras pasar por Sobrón, Lantarón, Ameyugo, Pancorbo, Briviesca, Burgos, Sarracín, Cogollos, Lerma, Aranda de Duero, Somosierra, Robregordo, Buitrago de Lozoya, La Cabrera, El Molar, Fuente el Fresno, Paracuellos del Jarama, Torrejón de Ardoz y Arganda del Rey.

Los de la central en desmantelamiento, José Cabrera, más conocida como Zorita, en la provincia de Guadalajara tienen el trayecto más corto, que es compartido en gran parte con otros transportes. Su viaje pasa por Albalate de Zorita o Barajas de Melo.

Desde Trillo, también en Guadalajara,  los residuos pasarán por Cifuentes, Masegoso de Tajuña, Cogollor, Alaminos, Almadrones, Ledanca, Torija, Taracena, Guadalajara, Alcalá de Henares, Mejorada del Campo, Arganda del Rey o Belinchón.

En este contexto, la portavoz de la campaña nuclear de Greenpeace, Raquel Montón, ha mostrado su preocupación por que estos transportes no han sido informados a los municipios afectados y que muchos de los residuos atravesarán Madrid, lo que debido a su densidad de población es "inquietante".

También ha mostrado su sorpresa por que los residuos de Cofrentes y los de Ascó y Vandellós no sigan la misma ruta y por que Trillo y Zorita tampoco comparten itinerario.

Montón ha destacado que a lo largo de 60 años viajarán por las carreteras españolas 6.700 toneladas de residuos radiactivos. "Son muchos miles de kilos de residuos altamente peligrosos y, aunque los embalajes cumplen las normas de la Organización Internacional de la Energía Atómica, estos requisitos son garantizan la seguridad en caso de accidente", ha advertido.

Los bidones en los que se transporta este tipo de residuos deben soportar una caída libre de 9 metros y, en caso de incendio soportar 800 grados centígrados durante 30 minutos, algo que para la portavoz de la ONG es "facil de superar". "El riesgo cero no existe. La historia está plagada de encubrimientos y en Estados Unidos se han contabilizado hasta 58 accidentes en traslados", ha valorado Montón que ha insistido en que no se puede asegurar que no se va a producir un accidente, ni tampoco que no vaya a pasar nada en caso de accidente.

Por ello, cree que los 210 municipios más cercanos a las rutas por las que viajarán los residuos atómicos deberían ser conocedores de esta situación porque en caso de accidente se exponen a la radiación, ya que las normas son las mismas que para cualquier otro residuo peligroso.* En total, según los cálculos de ENRESA se prevén unos 40 transportes anuales, lo que significa unos 3 transportes cada mes por las carreteras con tráfico y cercanas a poblaciones.

En este sentido, ha advertido de que como el miedo es libre, en los pueblos dentro de la ruta puede disminuir el precio de las viviendas o de los suelos agrícolas por "una cuestión de confianza" en las reglas del mercado. Por ello, teme que los itinerarios perjudicarán a la economía de estos municipios y "la población no estará compensada en absoluto".

Greenpeace reitera su propuesta para un plan de cierre de las nucleares

Ante esta situación, la portavoz de Greenpeace subraya que para la organización, la situación más adecuada sería la aprobación de un plan de cierre para las centrales nucleares para que no se generen más residuos y que en vez de un almacén temporal centralizado, cada planta disponga de un almacén temporal individualizado (ATI), donde se pudiera albergar in situ los residuos radiactivos.

A su juicio, es más barato almacenar de manera indicuvidual los residuos en cada central porque se ahorra el coste de la construcción y, "sobre todo" el riesgo del transporte hasta que se halle una solución definitiva es mucho menor.

Finalmente, ha apuntado que la OIEA debería elevar los estándares mínimos de seguridad de los bidones para el transporte de estos residuos. Mientras tanto, ha anunciado que si el Gobierno o Enresa no informan a los municipios afectados, al menos Greenpeace les remitirá una carta a los 210 pueblos para que conozcan la circunstancia y puedan actuar.

"Este proyecto conlleva un transporte radiactivo y consideramos que los municpoios afectados deberían estar siendo informados y tener derecho a la partricipación pública en esta cuestión", ha concluido Montón que ha añadido que "si nadie informa a los municipios, Greenpeace lo hará".

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