La noticia ya la conocen: el primer ministro francés,
Manuel Valls, visitaba España para reunirse con el presidente del Gobierno,
Mariano Rajoy, además de con el nuevo líder de la oposición,
Pedro Sánchez. Hasta ahí, todo normal. Lo que no se entendió para nada fue la atención a los medios que este político prestó a los españoles.
Su presencia en nuestro país era muy importante y, como les habíamos anticipado en este diario, Valls se iba a pronunciar contra la consulta catalana porque así nos lo había trasladado informalmente durante la campaña europea en mayo. Pero no se ha entendido el poco o nulo contacto con los medios informativos que la Embajada francesa planificó, dejando participar a sólo unos pocos peródicos y sólo a un medio digital. Quizás se debería haber permitido una cobertura mucho más amplia, dada la importancia tanto de la reunión con Rajoy como por la visita en sí de Valls por su significado para España en estos momentos.
Ya en ese encuentro casi privado con periodistas, celebrado tras su reunión con Rajoy, Valls reconoció sobre la consulta catalana que se trata de un problema nacional, e insistió en que la secesión de Cataluña tendría consecuencias muy peligrosas para la propia Cataluña, pero también para el resto de España y para el conjunto de Europa. "Hay que decir con toda claridad cuáles son las consecuencias", señaló.
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