Tan increíble como terrible y cierto. El macabro hallazgo de huesos humanos enterrados en una fosa común de Irlanda, según una comisión que ha estado investigando los últimos años, pone verdad a un rumor ya antiguo: monjas católicas de varias ordenes religiosas se encargaban de ello a lo largo de varias décadas del siglo XX para tapar abortos y partos de madre solteras en su catolicísimo país.
Ya es oficial. Porque la 'Comisión sobre Madres y Bebés' lo ha hecho público en un macabro informe dado a conocer este viernes en el que incluso se atreve a decir que los huesos encontrados en un importante número de cámaras en un convento de la localidad irlandesa de Suam, del que estaban a cargo una congregación de monjas, corresponden a muchos cadáveres de niños que podrían alcanzar hasta la cifra de ochocientos.
Los forenses que han trabajado para esta comisión dejan muy claro en sus informe que entre estos restos, los hay de jóvenes de edades comprendidas entre los pocos meses y los tres años. E incluso afirman que entre ellos hay restos de fetos que no llegaron a nacer o eran recién nacidos. Todo en estas fosas de lo que fue durante décadas una casa de acogida de madres solteras al frente de la cual estaban las Hermanas del Buen Socorro.
Además, precisan que no era normal que estos niños del convento tuvieran el triple de mortalidad que el resto de los nacidos en el país, y que el mayor número de desapariciones aconteció entre 1930 y finales de los 60, cuando dejaban morir de hambre a los niños, que previamente habían quitado a las madres. Ellas no se atrevían a denunciarlo en una sociedad tan conservadora. Esta comisión, apoyada por el Gobierno irlandés, ha finalizado sus trabajos que le han llevado tres años. Aunque todavía se espera una ampliación de tan macabros informes.
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