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"No gracias", un manifiesto contra todos

lunes 31 de marzo de 2008, 08:19h

Las magníficas relaciones que existen ahora entre el Ministerio de Sanidad y Consumo y la industria farmacéutica pueden verse enturbiadas por la reciente aparición de la plataforma “Por la transparencia”, formada por profesionales sanitarios liderados por el farmacólogo José Ramón Laporte que quieren “salvar” a los clínicos, farmacéuticos y enfermeras de “las malas artes” de las compañías multinacionales y nacionales. Vamos que Laporte, una vez más, se erige en el paladín de la ética y en el líder de lo que se debe hacer y no hacer..

No voy a entrar a rebatirle a Laporte sus acusaciones, porque no me corresponde hacerlo a mí y sí a la patronal Farmacéutica que dirige Humberto Arnés y preside Antonio Esteve. Al generalizar de esa manera, Laporte está insultando no sólo a sus compañeros sanitarios, entre ellos a los delegados de las compañías farmacéuticas, a los ejecutivos de la industria, a los cargos medios y altos de las Administraciones sanitarias central y autonómicas; en fin, a todos los que no están de acuerdo con su posición.

Pero ¿quién es Jose Ramón Laporte? De su amplio currículum creo que es suficiente recordar que trabaja como farmacólogo en el hospital barcelonés Valle de Hebrón y que también dirige la Fundación Instituto Catalán de Farmacología de ese centro sanitario. Es decir, que desde su posición ejecutiva de un hospital público catalán, vierte todo tipo de acusaciones contra personas y empresas. Laporte, por otra parte, dicta clases en la Universidad de Barcelona, desde su cátedra de Farmacología.

El manifiesto “No gracias” que ha presentado Laporte, junto con Juan Gervás, médico de atención primaria en un pueblo de Madrid, entre otros, no tiene desperdicio. Y para muestra, lean como empieza ese manifiesto: “La penetración de la industria farmacéutica en la salud ha conformado un complejo entramado de intereses y connivencias que interactúa con todo el sector. La industria financia la formación profesional, un espacio "abandonado" frívolamente por la administración pública, con cursos, congresos, viajes, comidas, ponentes... y evidentemente no a coste cero. Los centros sanitarios abren sus puertas a los visitadores que con obsequios, de mayor o menor cuantía (presentados como "oportunidades educativas") generan una cultura de patrocinio que afecta a la autonomía profesional y a la racionalidad de la prescripción”.

El objetivo primordial de esta plataforma liderada por Laporte es, como han subrayado hasta la saciedad, conseguir un nuevo marco ético que permita cambiar las actuales relaciones entre la industria farmacéutica, las instituciones públicas y los profesionales sanitarios, “para evitar que los intereses de los laboratorios condicionan la actuación profesional de los médicos”.

Es más que seguro que los Consejos Generales de Médicos, Farmacéuticos y Enfermería ofrezcan una respuesta a estas acusaciones, porque, según lo plantean desde la plataforma de Laporte, todos los profesionales sanitarios, toda la industria y las Administraciones públicas no cumplen las más mínimas normas éticas.
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