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La Unión Europea ante 2015 (II): el escenario internacional

La Unión Europea ante 2015 (II): el escenario internacional

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sábado 27 de diciembre de 2014, 13:01h
Si el escenario internacional en el que pretende intervenir la Unión Europea como actor cualificado ha sido enormemente cambiante e incluso convulso en 2014 no es menor la probabilidad de que así siga sucediendo en 2015.
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Recordemos a este respecto que la Unión Europea acaba de renovar a fines de 2014 sus dos grandes instituciones en materia de representación exterior: por un lado tiene un nuevo Presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, a quien el artículo 15.6 del Tratado de la Unión versión Lisboa lo sitúa, en el ámbito internacional, a la altura de los jefes de Estado al encomendarle la representación exterior de la Unión en los Asuntos de Política Exterior y Seguridad Común, por otro lado desde el 1 de noviembre de 2014 Federica Mogherini, política y politóloga italiana, desempeña el cargo de Alta Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y por tanto tiene a su cargo la importante misión de situarse al frente de la Política Exterior y de Seguridad común de la Unión y ejecutar la política como mandataria del Consejo presidiendo el Consejo de Asuntos Exteriores.

Finalmente habremos de recordar que desde el Tratado de Lisboa, la Unión Europea cuenta con un cuerpo diplomático, el Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE), surgido por la unificación de las dos ramas diplomáticas de la Unión existentes y formado por los Jefes de delegación que se van creando en los países de la Unión.  Los últimos han sido: uno para Japón, que es un rumano, otro para Ginebra -Naciones Unidas-, que es un danés, otro para Costa de Marfil, que es un francés, otro para Liberia, un estonio, otro para Mozambique, un alemán y finalmente uno para la Isla Salomón que es un griego.

Todo este mundo institucional hereda por tanto los instrumentos de sus antecesores, sobretodo a partir de la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, 1 de diciembre de 2009, pero asimismo recibe también sus problemas, algunos heredados y otros sobrevenidos. La cuestión es cómo los van a afrontar y en qué medida pueden variar el rumbo de la política exterior europea o acondicionarla en el continuo cambio global. Repasemos a este efecto algunas de las situaciones más interesantes.

Creo que hemos de partir de la relación que la Unión Europea ha venido estableciendo con los Estados Unidos -la Relación Transatlántica- puesta en entredicho desde la invasión de Iraq pero renovada desde 2008, cuyo principal fruto es la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión, conocida en lengua inglesa como Transatlantic Trade and Investment Partnership (TTIP), una propuesta de tratado de libre comercio (TLC) entre la Unión Europea y los Estados Unidos cuya negociación se viene celebrando desde 2013 con un interés compartido entre los líderes europeos y que el Presidente de los Estados Unidos, Barak Obama, está decidido a que se firme, si bien tendrá que pasar por las cámaras y superar las críticas de quienes lo califican como una pesadilla para la democracia. Este Tratado aspira a liberalizar un tercio del comercio global y a generalizar millones de nuevos empleos.

En cualquier caso el clima la Asociación Transatlántica se encuentra en un momento álgido de su historia y vincula aún más la política exterior de los dos grandes escenarios globales constituidos por la UE y los EEUU. En este sentido el Presidente de la Comisión, Juncker, al presentar su programa ante el Parlamento Europeo anunció que concluir el proyecto de acuerdo es una de sus prioridades. Según Donald Tusk, el actual Presidente del Consejo Europeo "no es solo un acuerdo de libre comercio; es la expresión de nuestra asociación geopolítica".

Evidentemente en este marco habremos de situar una parte importante de las relaciones entre la Unión Europea y Rusia derivadas fundamentalmente del conflicto de Ucrania, cuestión sobre la que los Estados Unidos y la Unión Europea mantienen posiciones cercanas. Recordemos las sanciones económicas impuestas a Rusia después del derribo del MH17 en el que murieron 218 pasajeros, las sanciones impuestas por los Estados Unidos a las entidades financieras rusas, las medidas restrictivas contra Moscú en el terreno de la economía y la defensa, las restricciones a las compañías energéticas y paralelamente el embargo ruso a los productos agrícolas europeos. Ciertamente que la posición de Federica  Mogherini trata de ser más diplomática que la del propio Presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, quien afirmaba que la UE necesita una estrategia responsable y firme hacia Rusia.

Ucrania sigue siendo una cuestión de referencia continúa tal y como se constata en el reciente Consejo Europeo de 18 de diciembre, en el que como único punto de política exterior el Consejo Europeo felicita a Ucrania por su nuevo gobierno y celebra su determinación de llevar a cabo reformas políticas y económicas. Se recuerda el segundo desembolso de 500 millones de euros de asistencia financiera pero también se manifiesta la preocupación de la UE por la situación en Ucrania oriental y no se reconoce la anexión "ilegal" de Crimea y Sebastopol.

Es expresivo que estas palabras se pronuncian cuando Rusia vive un colapso financiero como consecuencia de la caída del precio del petróleo y de las acciones occidentales en un marco en el que el hundimiento del rublo amenaza con desencadenar una masiva crisis financiera global. Las consecuencias en la economía y en las finanzas rusas de la caída del precio del petróleo provocan la paralización de las inversiones y amenazan con crear un drama financiero global, siendo una incógnita la reacción de Putin en el propio escenario energético del que la Unión Europea es tremendamente dependiente del petróleo y del gas ruso. El último golpe de mano ha sido la renuncia de Rusia hecha pública el pasado 1 de diciembre al gaseoducto South Stream planteado para llegar directamente a Europa meridional a través del Mar Negro. Al parecer Moscú ha llegado a un acuerdo con Turquía para construir un gaseoducto submarino con la misma capacidad de transporte en detrimento del proyecto anterior perjudicando directamente a Bulgaria y a los países implicados en el antiguo proyecto.

A todas luces se vislumbra la necesidad de que las relaciones entre la Unión europea y Rusia se dirijan a una cooperación razonable y ello será más claro cuando deje de ser rentable la caída del precio del petróleo para los intereses americanos o se produzcan más efectos negativos de los previstos en el marco global.

Otro escenario enormemente problemático es el referido al Califato Islámico que los europeos ven como una amenaza directa a su seguridad.  El 29 de junio de 2014, con motivo del comienzo del Ramadán, el portavoz del EIIL, Abu Mohamed al-Adnani, declaró la intención de crear un Califato que se extendiera por todo el mundo musulmán, al tiempo que nombraba a Abu Bakr al-Baghdadi su máxima autoridad, autoproclamado "Ibrahim, imán y Califa de todos los musulmanes".  Técnicamente se organiza como un Estado no reconocido y se le considera como una organización terrorista.

En tal sentido se planteó el debate sobre el Estado Islámico en el Parlamento Europeo el 18 de septiembre de 2014. El Consejo reclama una estrategia europea contra el Estado Islámico. También esta cuestión está relacionada con la política energética. A finales de abril de 2013 la Unión Europea levantó el embargo a Siria sobre la venta de petróleo que había establecido dos años antes con la intención de proveer de una fuente de ingresos a los moderados pero al final es más que probable que partidas de petróleo importadas por los países europeos desde Iraq o desde el Kurdistán iraquí hayan acabado mezcladas con crudo del Estado Islámico.

Otro importante escenario es el referido a las relaciones entre la Unión Europea y China. Parece evidente que el acuerdo del Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos limitará la acción de China en el mundo global creando una nueva superestructura  comercial internacional en donde China deberá aceptar unas nuevas reglas de juego, lo que se considera en China como una agenda comercial agresiva. Sin embargo el Presidente Chino Xi Jinping, que visitó Bruselas en marzo de este año 2014, sigue decidido a impulsar las relaciones entre China y la Unión Europea y desarrollar los vínculos bilaterales. Una cooperación que abarcaría la cooperación en paz y seguridad, el cambio climático, la ciberseguridad e incluso el establecimiento de una zona de libre comercio desde Lisboa hasta Vladivostok algo así como una "ruta de la seda" para el siglo XXI.

Por último no pueden olvidarse las relaciones comerciales entre la India y la Unión Europea, un mercado importante y creciente en el que la Unión Europea se constituye como el mayor socio de comercio internacional de la India. Es inminente el establecimiento de un nuevo marco político y económico que desarrolle la interacción comercial y económica, el diálogo en relación con las inversiones, derechos de propiedad intelectual y los instrumentos de defensa comercial así como su cooperación en el ámbito de la ciencia y la tecnología y en los ámbitos sanitario y fitosanitario y la cooperación aduanera.

La Unión Europea es consciente cada vez más de sus limitaciones en el escenario global y de su inevitable pérdida de peso específico. No hay más que recordar las palabras pronunciadas por el Papa Francisco en el Parlamento Europeo el 25 de noviembre de 2014 en el que presentó la imagen de la Unión Europea como una "Europa un poco envejecida y reducida ... que debería vencer todos los miedos que está atravesando", manifestando que "junto a una Unión Europea más amplia existe un mundo más complejo y en rápido movimiento. Un mundo cada vez más interconectado y global, y , por eso, siempre menos "eurocéntrico".

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