Morente 'forever'. Morente 'per omnia saecula saeculorum'. Porque el mítico apellido del más creador de los flamencos, tan trágicamente y prontamente desaparecido, continúa en lo más alto. Merced a él mismo y a sus dos hijas, Estrella, que se incorporó primero, y ahora Soleá -flamenquísimo nombre-, que nos cuenta que 'Tendrá que haber un camino'. Es, a la vez, el título de un extraordinario y variadísimo disco, que aúna lo tradicional y lo vanguardístico -un 'discazo', con perdón por el 'palabro'- con el que está de gira con una parada importante este sábado 25 en la capital de España, en el Madrid Music City Fest.
Un concierto muy esperado y para el que existe una gran expectación, en el que Soleá Morente presenta en directo las canciones de este su último álbum 'Tendrá que haber un camino', dentro de la gira de presentación 2016. Para la ocasión, le acompañarán Antonio Arias, de Lagartija Nick; Floren, de Los Planetas; Mafo, de Pájaro Jack; JJ Machuca, Miguel Martín, Edu Espín, Antonio Carbonell, Montoyita y Pedro Gabarre. Un plantel de lujo en el que confluyen tradición y vanguardia.
'Tiene Que Haber Un Camino', que veía la luz el pasado mes de noviembre, se confirmó rápidamente como uno de los discos del año y entró en las listas más relevantes de lo mejor de 2015 gracias a su actualización del flamenco a través del pop. Y ahí se mantiene a lo largo de lo que llevamos de año.
La carrera de Soleá Morente como cantante comenzó con la colaboración en el disco 'Homenaje a Enrique Morente' de Los Evangelistas publicado en 2012. Con este grupo, Soleá ha estado actuando en numerosos conciertos junto a la gran Carmen Linares. A finales de 2012, Soleá y Los Evangelistas publican el miniLP 'Encuentro' (El Volcán, 2013), donde su voz toma el protagonismo absoluto y continúa explorando las conexiones entre el pop y el flamenco.
Éxito popular y de críticas
Fue un primer paso en su carrera al que sucedió, tras infinidad de aventuras artísticas, el estreno de este su primer disco como tal, de este 'Tendrá que haber un camino'. En el que busca y halla su sitio rodeada de los suyos: que son muchos y variopintos. Porque este no es un disco de encuentros, sino de relaciones. El abrumador elenco de invitados responde tanto a razones artísticas como vitales. Con todos hay lazos: sanguíneos o amistosos.
Un álbum que, también ha recogido la unanimidad favorable, aparte del público soberano, de la crítica. De entre todos los textos, destacamos el de Mondosonoro, que refleja a la perfección el denominador común de su calidad: “Suena dynamico, coherente. El resultado de esa comunión natural entre tanto artista es un disco que parece haberse compuesto por una única persona. Alguien que desde la oscuridad y la pena más absoluta de “Yo escucho los cantos” va caminando en busca de la libertad y la luz. Alguien que finalmente llega a ese canto a la esperanza que es “Todavía”, canción encargada de cerrar el disco."
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