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La respiración, dirigida y escrita por Alfredo Sanzol
La respiración, dirigida y escrita por Alfredo Sanzol

'La respiración' y la adversidad

jueves 28 de enero de 2016, 17:07h

Realidad y ficción son los dos caminos por los que transita Nagore, el personaje principal de ‘La respiración’, última propuesta del dramaturgo Alfredo Sanzol, que ha subido al escenario del Teatro de La Abadía, y allí permanecerá hasta el próximo 28 de febrero. Y, como era de esperar, esos dos territorios no están muy claros, y lo vivido se confunde con lo deseado, lo soñado, lo imaginado por Nagore.

Nagore -que, por cierto, era el nombre previsto por los padres de Sanzol antes de nacer, si él hubiera sido niña-, es una mujer de cuarenta y tres años que hace un año que se ha separado de su marido, después de varios años de armoniosa convivencia, que ha cortado bruscamente la aparición de otra mujer en su vida. La sensación de soledad de Nagore se acrecienta aún más cuando la hija de cinco años que tienen en común, va a pasar unos días con su padre. El único refugio que Nagore tiene a mano es el de su madre, y esta trata de abrirle caminos para que Nagore salga de su ensimismamiento, que la ha llevado al borde de la depresión. Y su madre la pone en contacto con un grupo de amigos personales que va a compartir con su hija, que le harán vivir una relación de amor con tres hombres y una mujer. ¿Una relación fantástica o real? Ese es el camino difuso e incierto del que cada espectador sacará distintas conclusiones.

En escena, y de forma prácticamente permanente, transitan tres parejas de tres generaciones distintas -tres mujeres y tres hombres-. Sus edades oscilan entre los sesenta y los veintitantos años, y esa diferencia generacional les hace tener perspectivas muy diferentes del amor.

Conforman el reparto de ‘La respiración’ las actrices Nuria Mencía (que construye una excelente, contradictoria, ciclotímica, desgraciada e imprevisible Nagore), Gloria Muñoz (también estupenda Maite, madre de Nagore); Camila Viyuela (que se pone en la piel de Leire, la más joven del grupo, en un papel que resuelve con soltura y descaro); y los actores Pau Durà (Íñigo, fisioterapeuta); Pietro Olivera (Andoni, el mayor del trío varonil, profesor de yoga y hermano de Íñigo) y Martiño Rivas (Mikel, preparador físico, hijo de Íñigo y guapo novio de Leire), que también están estupendos.

En tono de comedia, el montaje reflexiona sobre el carácter incierto, posesivo y, muchas veces también, caprichoso del amor y la necesidad de adaptarse a las nuevas situaciones de todos aquellos que han salido tocados después de haber sufrido un desengaño o una ruptura amorosa. La situación la ha vivido el mismo autor y director del montaje en cabeza propia y -según ha confesado públicamente- la escritura de este texto ha tenido un efecto catárquico en su vida.

El recurso a la escritura fantástica ha sido el denominador común utilizado por Sanzol para cicatrizar heridas profundas y personales. Si en su obra anterior, ‘La calma mágica’, el dramaturgo la escribiótras la muerte de su padre (http://www.diariocritico.com/ocio/teatro/critica-de-teatro/la-calma-magica/464758), ahora ‘La respiración’ -como ya hemos apuntado- surge tras su reciente ruptura sentimental.

En el planteamiento escenográfico Alejandro Andújar -también diseñador del vestuario- ha convertido el escenario en un gran salón, con sofás y asientos diseminados por él, que, sin embargo, se transforman instantáneamente con la imaginación del espectador en sala de clase de yoga, gabinete de una clínica de fisioterapia, una cafetería o en el hall de un cine al que acuden dos de los protagonistas. El movimiento de los actores y la iluminación de Pedro Yagüe ayudan, y mucho, en ese mágico cambio.

Metodología

Hay, en todo caso, una novedad en la forma de elaboración del texto por parte de su autor, y es que ha recurrido a los actores del reparto y al resto del equipo para dar forma final al mismo. Tras un planteamiento inicial, la historia y sus personajes han ido conformándose a partir de unos talleres conjuntos, con comentarios e improvisaciones, que han orientado el resultado definitivo. Quizás esa misma haya sido la causa de la inclusión en el montaje de dos canciones de amor, que ha escrito él mismo, a las que ha puesto música Fernando Velázquez. El estribillo de esas dos canciones viene a resumir la óptica de la comedia: “El amor es sólo aire y el aire solo se deja respirar”.

La forma de respirar denota el estado anímico de una persona. En ‘La respiración’, su protagonista comienza respirando con cierta falta de armonía, tratando de coger más aire del necesario (“hiperventilando”, como apunta Andoni, hablando técnicamente…), hasta el punto de que en algunos momentos Nagore llega a perder el sentido. La catarsis que sufre la mujer, sin embargo, hace que termine con una respiración calmada. Esta es la metáfora de Sanzol en su nueva propuesta, una comedia inteligente, divertida, estupendamente interpretada que, sin embargo, me parece que, aunque nace de forma intensa, apasionada y desconcertante, acaba llevando a un destino entre almibarado y esperado que a nosotros nos hace dudar si hubiera sido el mismo de no haber recurrido a esa nueva forma de construir el entramado de la obra. ‘La respiración’, sí, es más divertida, pero nosotros nos quedamos con ‘La calma mágica’. Pero ya se sabe que “sobre gustos…”.

‘La respiración’

Texto y dirección: Alfredo Sanzol

Intérpretes: Nuria Mencía, Gloria Muñoz, Camila Viyuela, Pau Durà, Pietro Olivera y Martiño Rivas

Teatro de la Abadía. Madrid

Hasta el 28 de febrero de 2016

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