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Llega el fin de curso: ¿qué notas ha sacado Rajoy en este ejercicio?

Llega el fin de curso: ¿qué notas ha sacado Rajoy en este ejercicio?

Por Pablo M. Beleña
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jueves 31 de julio de 2014, 07:41h
Días frenéticos para el presidente del Gobierno. La agenda política española, como otras de dirigentes europeos, queda clausurada con julio porque agosto será un mes de descanso para el máximo mandatario. Mariano Rajoy ha cerrado el curso con una semana de infarto, reuniéndose con el president de Cataluña, Artur Mas, para charlar sobre el desafío soberanista y la convocatoria de la consulta el 9 de noviembre. Fue tenso y no sirvió para mucho, lo que dejará abierto el balance a realizar por él mismo este viernes. Y es que se espera que el presidente haga ese día el tradicional balance de 'fin de curso' ante los medios.

Además, Rajoy se ha reunido el lunes con el nuevo líder de la oposición, Pedro Sánchez, secretario general del PSOE. También, el martes, con sindicatos y patronales, para tratar el tema laboral y la situación económica. Pero... ¿cómo ha sido para su Gobierno el ejercicio recién acabado? Hagamos un rápido balance.


En las urnas

El gran reto fue pasar por las urnas con ocasión de las elecciones europeas de mayo. El PP ganó las elecciones, como se esperaba, pero con unos resultados muy por debajo de lo que las encuestas apuntaban en un principio. Arias Cañete, el candidato, no pudo conseguir para Rajoy mantener los escaños de 2009. Pasó de tener 24 a 16 escaños y la irrupción de Podemos con 5 ha convulsionado el escenario político nacional. Dicho de otra manera, Rajoy ha superado la prueba, pero con un 5 raspado de nota.


Política exterior

Siempre más complicado de valorar, el gran reto ha sido colocar en Europa a sus dos candidatos, Arias Cañete y De Guindos. Sus dos ministros, uno ya ex y otro aún titular de Economía, son candidatos para una cartera en Bruselas o presidir el Eurogrupo. Hoy por hoy no hay noticias al respecto y parece complicado en ambos casos. De Guindos consiguió el apoyo de casi todos los miembros de la UE para el Eurogrupo, pero Holanda sigue vetándole y es un importante obstáculo a superar. Por lo demás, España ha estado ausente en grandes conflictos diplomáticos como la crisis ucraniana y rusa, así como del conflicto en Gaza, donde ni siquiera hemos pedido reuniones como en anteriores ocasiones, entre mandatario de Palestina e Israel. Gibraltar, habitual feria de vanidades entre España y Reino Unido, ha sido otro pasatiempo, y se espera que este verano regrese la típica crisis veraniega de tensiones, que siempre terminan pagando los ciudadanos que trabajan en el Peñón. Todos consideran que la escasa participación en las causas internacionales apenas le vale otro aprobado de nota a Rajoy.


Asuntos internos

Rajoy ha tenido de nuevo otro quebradero de cabeza en la parcela interna. El PP ha seguido siendo golpeado por la acción de los tribunales. Jaume Matas es la imagen palpable de esa crisis, ya que esta semana ingresó en prisión. Pronto lo podría hacer el ex presidente de la diputación de Castellón, Carlos Fabra. Por lo demás, Gürtel continúa golpeando, así como el 'caso Bárcenas', aunque lo peor de la tormenta mediática podría haber pasado hasta que haya noticias de apertura de juicio. En cuanto a la regeneración democrática, la reforma de la Constitución y las relaciones con otros partidos, Rajoy encuentra aquí otro punto débil en sus 'notas'. No ha dado pasos significativos para ninguno de estos asuntos clave, se limitó a pactar con el PSOE la sucesión monárquica en la persona de Felipe VI y su papel en todo este proceso ha sido de perfil bajo y con poca aceptación ciudadana. Rajoy ha vuelto a perder la calle. Peor ha sido la crisis catalana, pero este delicado tema ha sido el que ha fortalecido la imagen del presidente, ya que no ha cedido ni un milímetro ante la amenaza de Artur Mas, y la mayoría del país no quiere negociar ningún tipo de soberanía catalana, por lo que sí le acerca a la mayoría de la ciudadanía nacional. En definitiva, suspenso o 5 raspado.


Economía, paro y brotes verdes

Sin embargo, la sonrisa para Rajoy y su Gobierno viene del campo económico, con algunos peros, claro. La recuperación económica es un hecho. Economistas de prestigio como Juan Iranzo han decretado oficialmente el fin de la crisis económica. España espera crecer este año por encima del 1,5% y del 2% en 2015. La prima de riesgo ya ha perdido su apellido y apenas supone un riesgo para la financiación de nuestra deuda en los mercados. El paro sigue alto, pero no deja de bajar, con importantes cifras que llevan al optimismo, y aunque la calle y la oposición siguen clamando contra la reforma laboral y la precariedad en los trabajos, todo parece ir para arriba, y los números acallan las críticas. Curiosamente, la reforma fiscal ha sido otro motivo de dolor de cabeza para Montoro y en general para el Ejecutivo, ya que no ha gustado a casi ningún sector social, económico o laboral. La nota no podría ser otra que un notable, porque está siendo el salvavidas de este Gobierno para agarrarse a la posibilidad de la reelección en las próximas generales.


Asuntos sociales

La calle, la ciudadanía... todo esto es lo que sigue alejado para el Gobierno Rajoy. 'Podemos', el partido de Pablo Iglesias, así como el ascenso de IU, ha certificado el hartazgo de la población con la política tradicional y los partidos grandes, ya que tanto PP como PSOE se estrellaron en las urnas europeas. Pero, además, existe una sensación de que se ignora este movimiento ciudadano y que el PP de Rajoy se puede permitir mirar a otro lado. Mientras, la reforma de la ley del aborto, los recortes sociales, las reformas educativas y las políticas de becas han creado conflicto este año para el Gobierno en la enseñanza básica y superior. Los colectivos feministas explotan contra Gallardón y ningún ministro aprueba en las notas que los barómetros del CIS elaboran trimestralmente.


Globalmente, podríamos hablar de que Rajoy aprueba por los pelos en un duro ejercicio que acaba ahora pero que regresará en septiembre con más fuerza que nunca, sobre todo por la crisis soberanista catalana y por los retos que quedan en el empleo, de forma que la recuperación económica llegue a la calle y no se quede en las cotas altas de la sociedad española.

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