Durante mucho tiempo pintaron a Pedro Sánchez de político insulso sin grandes metas. Un hombre que sólo esperaba a que el PP de Rajoy pagara en las urnas el desgaste habitual de estar en el poder y, más en concreto, en el contexto de la crisis económica, que pagara también el precio de tanto recorte social. La realidad es otra.
Vencido por traición por sus propios compañeros del PSOE, tuvo que marcharse en octubre de 2016 y casi todos le daban por muerto. Como a Jon Nieve, ese épico y tierno protagonista de la serie 'Juego de Tronos'. Sánchez ha renacido como ave Fénix, y de las cenizas de un PSOE en decadencia ha nacido un nuevo 'Podemos'. Lo llaman el 15-M del PSOE, porque han sido las bases, la militancia socialista, la que se ha impuesto en estas primarias, más si cabe que Sánchez.
Un PSOE con nuevas fuerzas y nuevas esperanzas es lo que hereda Sánchez, además de lo evidente: un partido dividido en dos. La vieja escuela y las viejas glorias contra aires renovados que intentarán lo que estaba vetado por Susana Díaz y compañía: gobernar España sin ser la lista más votada en las elecciones.
Por eso se está hablando de un verdadero 'maquiavélico' plan de Pedro Sánchez para ser presidente del Gobierno sin pasar por las urnas. Y tiene sentido. Si el líder socialista fue derrocado hace 8 meses por pretender un pacto con todas las fuerzas progresistas del país e, incluso, las nacionalistas, Sánchez estaría ahora dispuesto a volverlo a intentar.
Moción de censura con Sánchez como candidato
Ha tenido mucho tiempo para realizar contactos discretos (y secretos) con estos partidos, como Podemos, y puede que ahora den sus frutos. De ahí que Sánchez haya recibido la oferta de Podemos de retirar su petición de moción de censura contra Rajoy y dejarle ese papel de líder de la oposición, el cual le corresponde por ser la segunda fuerza política del país.
No es ninguna teoría alocada ni un plan imposible. Sánchez podría promover una moción de censura con mayorías más holgadas y presentarse como el candidato a la presidencia, ya que, como se sabe, en nuestro sistema político no se obliga a que el presidente del Gobierno haya sido elegido en las urnas, sino que puede ser una persona independiente propuesta por la mayoría en las Cortes. Así figura en la Constitución.
Sánchez obtendría así los siguientes apoyos para ser candidato a la presidencia en lugar del actual, Mariano Rajoy: 85 del PSOE y 71 de Unidos Podemos. Con esos apoyos sólo se conseguiría la suma de 156 diputados, haciendo falta 176, mayoría absoluta. Esos 20 diputados deberían obtenerse entre las filas de partidos como Esquerra Republicana (9 escaños), PDeCat (8), PNV (5), Bildu (2) y Coalición Canaria (1).
Este complejo puzzle ya se planteó tras las elecciones de junio de 2016 y es "irresoluble". Para conseguir el apoyo de partidos nacionalistas, el PSOE tendría que ceder y permitir un referéndum de independencia, algo que hoy por hoy está descartado. Sánchez sólo podría obtener con cierta facilidad los apoyos de PNV y CC, insuficientes para la mayoría absoluta.
Catalanes y vascos, como viene siendo costumbre en estas lides, tienen la sartén por el mango. De ellos dependería desalojar a Rajoy de La Moncloa y dar ese privilegio a Pedro Sánchez.
No es imposible para todos
Algunos medios citan fuentes del PP en las que se muestra la preocupación por este plan, que para el partido de Génova sería desastroso y alocado para los intereses del país. Aunque no descartan que Sánchez llegue con muchas ganas de presentar batalla y no dan por imposible que acometa el intento aunque no gane, sólo para ganar notoriedad, volver a ser protagonista de la actualidad y recuperar su papel en la política nacional.
Hay que recordar que en nuestra corta historia democrática reciente sólo ha habido dos intentos de moción de censura, ambos fallidos. La que más se conoce habitualmente es la de Alianza Popular en 1987 contra Felipe González, la cual presentaba a Antonio Hernández Mancha como candidato. Tuvo que afrontar las consecuencias de su derrota y por eso se piensa que Sánchez no quiere asumir ese riesgo. Pero se olvida que hubo una antes: en 1980 también el PSOE presentó una, contra el entonces presidente Adolfo Suárez. La perdió González, y siguió adelante hasta ser presidente por mandato de las urnas en 1982.
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