Lo fácil es culpar al Gobierno

Sí: cuando el paro roza los cinco millones -cosa que el Ejecutivo niega que vaya a ocurrir; pero ha negado ya tantas cosas…-, lo fácil es culpar exclusivamente al Gobierno. Incluso en la manifestación del 1 de mayo podían verse tímidas pancartas exigiendo responsabilidades al Ejecutivo por cómo andan las cosas en la economía. Cuando el Tribunal Constitucional fracasa en su dictamen sobre el Estatut catalán, el Gobierno es el responsable, de acuerdo con algún que otro portavoz de la oposición y no pocos comentaristas. Cuando se escapa el asesino De Juana Chaos en Irlanda, se apunta a la complicidad gubernamental (española), lo mismo que cuando la Audiencia Nacional deja en libertad al terrible ‘Iñaki de Rentería’ o cuando Garzón concede un permiso penitenciario a Díez Usabiaga. ‘Piove, porco Governo’, dice, con ironía, un refrán italiano. Y es que, en tiempos de crisis, al perro flaco se le multiplican las pulgas. Y el Gobierno de España anda estos días muy, muy enflaquecido...

No seré yo, desde luego, quien acuda en defensa de lo que hace un Gobierno que ha gastado más dinero en publicitar la supresión de treinta y dos direcciones generales de lo que va a ahorrar suprimiéndolas. Ni defenderé las soluciones gubernamentales para animar la economía cuando es patente que la incertidumbre, la improvisación y las contradicciones son la tónica dominante en la acción de un equipo económico tan desesperado que hasta la vicepresidente Elena Salgado se quedó significativamente ‘en blanco’ durante una intervención parlamentaria.

Pero sí creo que hay que poner algunas cosas en su sitio o, al menos, donde yo considero que deben de estar. Sugerir, como hizo el portavoz del Partido Popular González Pons, que los servicios secretos españoles puedan tener algo que ver con la fuga de De Juana Chaos en Irlanda es ir muy lejos. Y pensar que, tras las decisiones de Garzón o de la Audiencia Nacional, excarcelando a Díez Usabiaga o al sanguinario ‘Iñaki de Rentería’, está la ‘larga mano negociadora’ de Zapatero, indica que existe muy poca confianza en la independencia de la Justicia, lo que habla, nuevamente, de esa peligrosa crisis institucional que asoma por el horizonte.

Claro que no podemos desconocer la existencia de indicios que nos hagan sospechar que puede estar habiendo ‘contactos’ entre el mundo batasuno y el oficial, pero de ahí a sugerir que el Gobierno español ha dejado marchar a De Juana me parece que hay un abismo que la oposición, y ciertos ‘fabricantes de opinión’ no deberían franquear.  En materia de lucha antiterrorista había, por fin, un consenso entre socialistas y ‘populares’ que de ninguna manera debería romperse: Zapatero tiene la obligación de contar a Rajoy qué es lo que está ocurriendo entre bambalinas, y Rajoy tiene el deber de controlar a algunos lenguaraces -él mismo ha incurrido en ello- que dan a entender que los jueces están al servicio del Ejecutivo, al menos algunos jueces en esto de las excarcelaciones.

Pero, claro, Zapatero y Rajoy parecen haber decidido limitar al máximo sus contactos, y el segundo no pisa La Moncloa así lo aspen, sin que en estos momentos me sea posible discernir de quién es la principal parte de culpa de esta falta de encuentro. A comienzos de semana, cuando se percibió un ataque de ciertos medios económicos europeos contra Portugal y España, el primer ministro luso, José Sócrates, llamó al líder del partido de oposición más votado para diseñar juntos una estrategia de defensa del país. Al mismo tiempo, en Madrid, Zapatero y Rajoy se llamaban públicamente ‘mentirosos’ en el Parlamento. De manera que si a ello le añadimos los pasajes acusatorios en materia de liberación de etarras, tendremos un panorama completo que explica un Gobierno situado en una arisca defensiva y a una oposición lanzada a una agresión sin límites. Aquí, si llueve la culpa es del Gobierno -y buen porcentaje de culpa tiene de este diluvio, desde luego-, pero la oposición no abre el paraguas y, así, todos calados hasta los huesos.