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El Power Point de Génova

lunes 13 de febrero de 2012, 21:20h
Si Alfonso Guerra y Felipe González llegaron a diseñar de verdad la transición en la mítica pizarra de Suresnes, María Dolores de Cospedal y Mariano Rajoy deben haber preparado un moderno power point sobre la ocupación del poder tras siete años largos del PSOE en Moncloa. Pero si aquella antigualla puede tener mucho de fantasía, el programa informático elaborado en Génova, de existir, ha sido seguido y cumplido con una precisión inexorable: Camps, absuelto y Garzón inhabilitado; el despido barato y los empresarios recuperando el poder absoluto en sus empresas para hacer y deshacer sin demasiadas molestias sindicales; la píldora del día después, amenazada de muerte; a los chavales se les volverá a explicar en la escuela que una familia solo la forman el papá, la mamá y los niños, ¡como Dios manda!, que lo otro no vale; fin al derecho a abortar a la europea con una ley de plazos; que los gays casados vayan preparando el libro de familia porque pronto puede ser una reliquia sin valor alguno; los aspirantes a profesores tendrán que abandonar lo aprendido, que nada mejor que los planes de hace decenas de años; mas policías que manifestantes en las calles y palo, tentetieso y grilletes aunque sean mínimos los altercados protagonizados por los cuatro exaltados de siempre... La ley y el orden popular se imponen en aplicación de la generosa mayoría absoluta que les dieron los ciudadanos.
Nadie le podrá discutir al Gobierno legitimidad para actuar. Tampoco determinación: en un mes y tres semanas han acometido tres reformas de gran calado. De lo que me lamento es de esa moralina que envuelve las decisiones del Consejo de Ministros o los anuncios de los ministros que tanto satisfacen a la "gente de orden" de toda la vida y a la Conferencia Episcopal. Una especie de espada flamígera parece haber caído sobre una ciudadanía supuestamente demasiado disipada y libertina de costumbres, demasiado subidita tras tantos años de laissez faire, laissez passer. Metidos como estamos ya en Carnavales se anuncia una larga y prolongada Cuaresma. Aunque esta moralina imperante parece compatible con una cierta inmoralidad electoral. Que ya se sabe que de siempre las biografías más intachables entre la gente bien escondían de vez en cuando algunos líos inconfesables. Cuando introdujimos los votos en las urnas del 20N el PP no había anunciado que si ganaba subiría impuestos o haría más barato el despido o facilitaría salarios más bajos. Más bien había asegurado lo contrario. Como tampoco había dado pistas de que las mujeres que abortaran se las tendrían que ver de nuevo con el delito.
Ahora va a resultar que en el power point de Génova se ha copiado literalmente alguna de las máximas de la pizarra de Suresnes. Debió ser en aquel encerado en el que Alfonso Guerra escribió con tiza aquello de que "a España no la va a conocer ni la madre que la parió". Pues están en eso...
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