Más Iberoamérica

Con la presencia de 16 jefes de Estado y de Gobierno de los países iberoamericanos, el Rey recordó sus palabras de hace dos años en la cumbre de Mar del Plata donde afirmaba que Iberoamérica está en alza, algo que hoy se puede reafirmar porque, ha dicho, "el continente crece, se reducen los índices de pobreza y hay una mayor cohesión social" para confrontar esta situación favorable con lo que está ocurriendo en España y Portugal que sufren la crisis económica y financiera. 

En este contexto, el Rey de España ha reconocido el cambio de papeles que viven actualmente América Latina y España y ha reclamado la búsqueda de experiencias que podamos compartir "necesitamos más Iberoamérica. Debemos concertarnos y conocernos más y mejor, seguir explorando y poniendo en práctica nuevas formas de trabajo conjunto, profundizando en nuestra cooperación y escuchando a nuestros ciudadanos" y ha añadido que "debemos incorporar sus inquietudes en el quehacer de todo ejercicio multilateral iberoamericano". 

Mayor coordinación

El Rey, después de abogar por una mayor coordinación de los intereses de los dos lados del Atlántico, ha puesto en valor la vieja opción de unificar la voz iberoamericana "en este mundo interdependiente tenemos asimismo que estar preparados para hacernos oír con una sola voz, una voz que sea reconocible por todos y que nos permita hacer valer el peso que nuestra Comunidad debe tener".

En este discurso de apertura de la cumbre, el Rey contextualizaba el espíritu de la Declaración de Cádiz para la búsqueda de acuerdos globales para buscar fórmulas de colaboración para combatir la crisis económica. El acuerdo general se centraba en que la necesaria austeridad económica no bastaba para salir de la crisis y es necesario buscar fórmulas para conseguir políticas de crecimiento que sean capaces de crear empleo, el enorme desafío y necesidad de países como España. Tras esa determinación política se ofrece la oportunidad de tejer una mayor cooperación en el sector de las infraestructuras que necesita América Latina y cuya construcción puede jugar un papel importante las empresas españolas. 

Así como establecer los mecanismos oportunos para posibilitar, mediante la Carta Iberoamericana de Pymes, pequeñas y medianas empresas, un mayor abanico de posibilidades de actuación en las dos orillas del Atlántico. Y para lograr una mayor agilidad en las relaciones empresariales, se constituye una sociedad de arbitraje internacional para solucionar los problemas que puedan surgir en las relaciones comerciales y evitar los retrasos habituales de la justicia ordinaria.  

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