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Leonard Cohen, sus 'populares problemas' en diez discos fundamentales

Leonard Cohen, sus 'populares problemas' en diez discos fundamentales

lunes 22 de septiembre de 2014, 10:02h
Vuelve Leonard Cohen, vuelve un hombre que siempre ha sido algo excepcional. En un mundo como la música popular lleno de gente que no quiere crecer, Cohen siempre pareció mayor, un adulto en un mundo de 'Peter Panes'. Ahora vuelve con 'Popular problems', que sale a la venta este lunes, para celebrar su 80 cumpleaños y demostrar que sigue siendo excepcional. Algo que comprobaremos repasando diez de sus discos imprescindibles, incluyendo sus recientes "populares problemas".
Songs of Leonard Cohen (1967)

Cohen ya había publicado dos novelas y varios libros de poesía cuando grabó su primer disco. Tampoco estaría de más recordar que tenía 33 años cuando "Songs of Leonard Cohen" vio la luz en 1967, dos más que Elvis Presley, quien, a ojos de la nueva generación era casi un dinosaurio de otra época. Cohen siempre estuvo más allá de modas, etiquetas o estilos. Cohen es Cohen. En ese primer disco aparecía la canción que le había lanzado a la fama, "Suzanne", que había sido un éxito en la voz de Judy Collins. Pero reducir aquella maravilla a una sola canción, sería como argumentar que "The freewheelin´ Bob Dylan" solo contiene "Blowin´ in the wind". Aquí aparecen monumentos hechos canción como 'So long, Marianne', 'Sisters of mercy', 'Hey, that´s no way to say goodbye' o 'Master Song'. Posiblemente su mejor colección de canciones hasta la fecha.

Songs from a Room (1969)

Para este disco Cohen quería un sonido mucho más espartano que en su debut. Para ello cambió de productor y se marchó a Nashville a grabar con Bob Johnston. El resultado es un disco más desnudo y crudo emocionalmente que su debut. En cuanto a las canciones, puede que no esté a la misma altura que el primero pero la mayoría de compositores morirían contentos si entre sus creaciones estuviesen 'Bird on the Wire' o 'Lady midnight'.

Songs of Love and Hate (1971)

Bob Dylan dijo una vez "si no fuera Bob Dylan me gustaría ser Leonard Cohen". Claro que la admiración es mutua, si a Dylan no le importaría ser Cohen, este decidió poner música a sus palabras tras escuchar al primero. Podríamos hablar de 'Songs of Love and Hate' como el antecedente del 'Blood on the tracks' del creador de 'Highway 61'. Y es que, como su nombre indica, 'Songs of love and hate' es el disco más personal e íntimo de Cohen, incluyendo la celebre 'Famous blue raincoat' que termina como si fuese una carta ("Sinceramente, L. Cohen"). Musicalmente sigue siendo un disco muy desnudo, en el que la guitarra acústica y la voz de Cohen ocupan el primer plano, aunque aquí y allá el uso de otros músicos embellece los sentidos textos del canadiense. Un ejemplo son las acertadas orquestaciones que adornan temas como la indispensable 'Avalanche' y la sombría 'Last year´s man'.

New Skin for the Old Ceremony (1974)

Este disco supuso un pequeño cambio en la discografía de Cohen, 'Is this what you wanted' avisaba de que el sonido casi espartano de los discos anteriores terminaba. 'New Skin for the Old Ceremony' es uno de los discos más musicales del autor de 'Sisters of mercy'. No quiere decir que el nivel de las letras baje nada en intensidad, sencillamente, Cohen se abre a más instrumentos que nunca con mandolinas, violas, vientos, banjos e, incluso, baterías. Uno de los discos más recomendados para comenzar a adentrarse en su obra. Además cuenta con una de sus canciones más populares, 'Chelsea hotel#2', en la que cuenta una aventura sexual en el más bohemio de los hoteles neoyorquinos junto a alguien que le dice una y otra vez, "prefiero los hombres guapos, pero contigo haré una excepción", solo para que le respondan: "Somos feos, pero tenemos la música". En sus primeras interpretaciones en directo  dejó claro que iba dirigida a Janis Joplin, aunque años después pidió disculpas al fantasma por "la indiscreción".

Death of a ladies man (1977)

El disco de la polémica. Ni siquiera el aperturista 'New Skin for the Old Ceremony' preparó a sus seguidores para un disco como 'Death of a ladies man'. Producido por el creador del 'Muro de sonido', Phil Spector, que además se encargó de componer la música de todas las canciones, el disco fue vapuleado por la crítica que lo llegó a llamar "la pesadilla doo wop de Leonard Cohen". Con los años sería reevaluado hasta por el propio autor que en su momento consideró que la producción de Spector era "una catástrofe". Mi opinión está más cerca de la de la hija de Cohen, Lorca, que lo considera el mejor disco de su padre. Contiene una de sus mejores canciones, 'Memories', en la que, por una vez, Cohen se desgañita la voz implorando ver "el cuerpo desnudo" de su amada.

Various Positions (1985)

'Various Positions' marca el comienzo de una nueva etapa del compositor, la del uso de los sintetizadores y la de la utilización (todavía mayor) de voces femeninas, en este caso Jennifer Warnes, que comparte protagonismo en muchas canciones. Se le puede considerar un disco de transición hacia la maravilla que viene a continuación, pero puede que el calificativo 'de transición' se quede corto para un disco que aporta tres nuevas maravillas al cancionero Cohen: el vals 'Dance me to the end of love', la delicada 'If it be your will' o esa enormidad llamada 'Hallelujah'. Una canción que, como le pasó al 'All along the watchtower' de Dylan, encontraría su forma definitiva en la voz de otro, en este caso la del añorado Jeff Buckley.

I'm Your Man (1988)

Si en 'Various positions' podía llamar la atención la utilización de sintetizadores en canciones como 'Dance me to the end of love' entonces podemos calificar 'I´m your man' como todo un shock, acercándose a un disco de 'synthpop'. Con una producción marcadamente 'ochentera' Cohen se saca de la manga la segunda mejor colección de canciones de su carrera, 'First We Take Manhattan', 'Ain´t no cure for love', 'Everybody knows', 'I´m your man', 'Take this waltz', 'I can´t forget' y el delicioso broche final de 'Tower of song' han alcanzado la categoría de clásicos dentro del repertorio del canadiense. Y eso quiere decir que siete de las ocho canciones de este disco rozan la perfección...

The Future (1992)

Un disco continuista con el gran 'I´m your man', 'The future' es una sombría reflexión sobre la madurez en la que destacan especialmente la canción que le da título, 'Closing time', 'Anthem' y 'Democracy'. En 1993, gracias a este disco, Canada le nombró mejor vocalista, al recoger el premio Leonard tiró de ironía: "solo aquí podrían darle un premio al 'Mejor vocalista' a alguien con una voz como la mía..."

Old Ideas (2012)

Tras el escándalo financiero en el que se vio envuelto, en el que se descubrió que su mánager le había estado robando dinero dejándole en una situación financiera límite, Cohen se puso su fedora y volvió a los escenarios completando una exitosa gira entre 2008 y 2010. La gira fue un completo éxito e incluso dejó un par de discos en directo muy apreciables, en particular 'Live in London'. Todo hacía indicar que se trataba de una especie de despedida así que resultó toda una sorpresa que en 2012 Cohen volviese con este disco, una obra emparentada con lo mejor de su carrera, en la que el viejo bardo repartía sabiduría y unas cuantas grandes canciones. Se trata de uno de sus discos más variados musicalmente. Cohen se atreve con el viejo rythm and blues en 'Darkness', 'Amen' está bendecidad con un gran solo final de trompeta y violín, 'Show me the place' es otro himno en la vena de 'Hallelujah' y 'Crazy to love you' es una vuelta a los espartanos primeros tiempos.

Popular problems (2014)

'Old ideas' hubiese sido una gran despedida pero si es finalmente (esperemos que no) 'Popular problems' quien ocupa ese lugar, es todavía mejor. Con 80 años recién cumplidos Cohen se ha sacado de la manga un disco maravilloso en el que comienza diciendo: "Estoy ralentizando el tempo, nunca me gustó ir rápido. Tú quieres llegar allí rápido, yo quiero llegar el último". Si se refiere a su obra musical o a sus cualidades como amante será mejor que lo juzguen otros. Lo que está claro es que el nuevo disco de Leonard Cohen entra por la puerta grande entre los mejores de su carrera. Si el inicio con 'Slow' es brillante, no se le queda atrás la hipnótica 'Almost like the blues' donde vuelve a tirar de ironía: "Está la tortura y el asesinato... y todas mis malas críticas". Brillante, a pesar de que en estos tiempos, sea bastante más difícil encontrar una mala crítica de Cohen que una buena de su compatriota Justin Bieber. El disco vuelve a sobresalir por su musicalidad, con canciones como 'Did I ever love you', una preciosidad country folk, el blues de 'My oh my,'o ese broche final con 'You got me singing' en el que entre medias de una preciosa melodía, Cohen canta con enorme expresividad (a pesar de una voz que parece un gruñido): "Me tienes cantando, a pesar de que el mundo se ha ido, me tienes pensando que debería continuar, me tienes cantando a pesar de que todo salió mal, me tienes cantando 'Hallelujah'". Amén a eso.

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