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Robar a manos llenas

Robar a manos llenas

miércoles 28 de enero de 2015, 16:35h
Setenta y ocho ex directivos de Caja Madrid/Bankia han sido imputados por el juez Andreu. Considera el magistrado que el uso de las tarjetas B, que manejaron a su antojo para los gastos mas vergonzantemente privados, no dejaba de ser "una remuneración irregular".
Se les acusa de delitos de apropiación indebida (es decir, robar) y de administración desleal. Esto último es más que evidente a tenor de la suerte que corrió, en sus manos, la entidad financiera: tuvo que ser rescatada con un fondo europeo que pagaremos todos los españoles. Como también pagamos en su día los despilfarros suntuarios de estos enchufados del poder. Muchos de ellos reconocieron, tiempo después, que no estaban "preparados" para los importantes cargos que desempeñaron. Sí lo estaba, sin embargo, para gastar en masajes, comilonas, bodegas, viajes, joyas, antigüedades y "amigas especiales" con unas tarjetas opacas al fisco.

No fueron minucias. Cargaron a la entidad la friolera de quince millones doscientos mil euros. El caso se ha convertido en el ejemplo más palmario de como la corrupción, donde hay dinero por medio, se convierte en trasversal. Se lo llevaron crudo los de IU, PSOE, sindicatos y, sobre todo, los dos ex presidentes Miguel Blesa y Rodrigo Rato.

Todos los consejeros de la entidad madrileña accedían a tan lucrativa canonjía por amiguismo con el poder en la Comunidad de Madrid o por cuota de partido u organización social. Además del despacho, secretaria y chófer se le entregaba una tarjeta para sus gastos personales en muchos casos sin límite. Salvo dos honrosas excepciones ninguno preguntó, y eso que llevaban un tren de vida envidiable, que estaban viajados y bien situados políticamente, si la tarjetita era legal. ¿Para qué?, mejor coge el dinero y corre que no se va a enterar nadie.

Y a poco se salvan. Si no llega a ser porque los nuevos administradores, tras el rescate, descubren en los correos intervenidos a Blesa una mención a unas tarjetas opacas, se hubieran ido de rositas y el epígrafe de impagados hubiera asumido sus caprichos. La excusa de que entendieron de buena fe que esta era una tarjeta de empresa, no cuela. Entre otras cosas, porque ya tenían una tarjeta de empresa a la que no se atrevieron a cargar la minuta de la casa de masajes ni las habitaciones en hoteles de lujo a mediodía... cuando tenían su domicilio en Madrid.

Los consejeros y administradores de Caja Madrid comienzan a desfilar por la Audiencia Nacional a partir del 16 de febrero. Será interesante conocer como justifican lo injustificable y que brillantes penalistas se han buscado para acompañarles en el trance. Por cierto que los bufetes de Madrid y Barcelona están viviendo su época dorada. Debido a que la galopante corrupción de la política y sus adláteres necesita de un verbo fino que disimule las vergüenzas y de una habilidad procesal que, recurso tras recurso, acabe anulando todas las pruebas.

Si ayer fue Jordi Pujol y la Sra. Ferrusola los que hacían el paseíllo, hoy son los de Bankia y mañana los de la Gürtel, luego vendrán Bárcenas y los ERES de Andalucía con Urdangarin y esposa, lamentable espectáculo para un año electoral.
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