Nur Levi es actriz, una estupenda actriz (de casta le
viene al galgo), pero es también una más que notable autora y una cantante de
voz cálida y limpia. ¿Hay quien dé más?
En poco más de una hora, y en un brillante monólogo, bajo la dirección de
Cristina Rota, madre de la autora,
actriz y cantante, Nur demuestra que nada de lo que digo se sale ni un ápice de
la verdad.
La obra comienza en una facultad de Comunicación,
cuando una joven profesora, en mitad de
una clase, anuncia y justifica ante sus alumnos (en realidad, el público
asistente a la sala) que ha decidido no volver a hablar más porque hemos
pervertido el lenguaje, lo hemos retorcido tanto y tan torticeramente, que es
difícil llegar a entenderse: "Me apetecería ir" quiere decir que "no
voy a ir nunca". Por eso la docente tiene claro que necesitamos "una cura de palabras..."
y por eso, quizás, no haya nada mejor que el silencio hasta que podamos "volver a amar las
palabras..., volver a amar a las personas".
Terminado ese
primer acto, la acción se traslada a la casa de la profesora. Varias
lámparas de papel hechas a mano de distintas formas, colgadas del techo, y de
las cuales penden recortes de periódicos y fotos de recortes que la profesora, María
Casas -interpretada por la propia autora, Nur Levi-, cuelga de ellas en un
momento de la obra. En el suelo, varias cajas con recortes de periódicos y unos
archivadores. Uno de ellos contiene la tesis en la que está trabajando María,
"El lenguaje y su perversión".
María habla por teléfono con algún responsable del
colegio de su hijo para que le aclaren de que va la asignatura de Ética
religiosa y, a través de la conversación, el espectador asiste a las múltiples
contradicciones del sistema educativo del colegio que proclama una cosa,
mientras hace otras muy distintas.
A continuación, María llama a Nicolás Velasco, su pareja
y padre de su hijo, con el que manifiesta su tremenda distancia personal
ante los problemas comunes y en la misma
relación de pareja ("la acción debe ser coherente con lo que quieres que venga
de vuelta", le dice ya al borde de la depresión). Queda patente que María puede
controlar su trabajo en la tesis, pero no su relación con Nicolás ("¿te cuelgo
porque quieres que te vuelva a llamar?").
El problema de la comunicación con los demás se está convirtiendo ya en una verdadera paranoia.
Las certezas surgen encadenadas en la mente de María:
Decimos lo contrario de lo que pensamos, y lo ocultamos, sencillamente, sonriendo.
Aprendimos el lenguaje para decir otra cosa. Nadie habla de verdad.
Es descorazonador.
La obra
termina con María plantando fuego a la tesis y a todos los recortes que, con
tanto esfuerzo, paciencia y dedicación, ha ido
acumulando año tras año para poder llegar a doctorarse. Entre tanto,
suena una canción cantada por la misma María: "Tanto malestar... qué descanso
decir lo que quiero... qué descanso el discurso sincero... tanto malestar, se
hace difícil respirar... qué alivio decir no le aguanto".
Un monólogo de
fondo terriblemente descorazonador y triste, teñido, sin embargo, por el humor
y el sarcasmo de la pluma de Nur Levi, que da vida a ese personaje tan bien
construido por ella misma, pero con la certera visión de la directora del
montaje, Cristina Rota, que ha sabido sacar lo mejor de la gran actriz que su
hija lleva dentro. Sesenta minutos deliciosos de teatro, a una hora un tanto
intempestiva para las costumbres de los espectadores -la una y media de la tarde- pero que, bien
pensado, puede ser la excusa perfecta para
cambiar de costumbres y
aprovechar ese día para comer fuera. Seguramente ese pequeño gesto contribuirá
a que la comunicación fluya entre las parejas que ese día se hayan constituido
en circunstanciales espectadores de la Sala Mirador.
"Lo
que no te digo",
deNur Levi. Interpretada por Nur Levi
Dirigida por Cristina Rota
CNC - Sala Mirador
Del 21 de marzo al 5 de
abril
Sábados a las 13h30'