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Difteria: vacunación solidaria, responsable y obligatoria

miércoles 10 de junio de 2015, 07:50h

Una vez más estamos asistiendo a la demostración del poder de la demagogia de muchos, politizando la salud y la enfermedad y a una gran ceremonia de la confusión gracias a los conocidos como “grupos antivacunas” y otros muchos tertulianos de los medios de comunicación, que apoyándose en que la opinión es libre dan crédito y pábulo a declaraciones que no tienen ni un solo fundamento científico. Pero en España cada vez que se habla de “prohibición” o de “obligatoriedad”, más bien parece que quienes defendemos tales extremos y solo en situaciones especiales, somos considerados como censores de los derechos de los ciudadanos o que tratamos de coartar las libertades, en este caso la de los padres ante la decisión de “no vacunar a sus hijos”. Pero ¿no es “obligatorio llevar puesto el cinturón de seguridad” en el coche’ ¿Y en este caso, alguien podría tener su libertad personal de no llevarlo puesto? Está claro que no, que es sancionable una conducta de este tipo, considerada además, de peligrosa y antisocial. ¿Y no “está prohibido fumar cuando se puede poner en peligro la vida de los no fumadores”? ¿Algún fumador puede saltarse la norma aludiendo a su libertad de elección, sobre todo porque se trata de un “producto legal y patrocinado por los gobiernos”? También en este caso, una conducta de este tipo es punible, antisocial y peligrosa para terceros. Pues en el caso de las vacunas que recoge nuestro Calendario de Vacunación Infantil, en el que por supuesto está incluida la vacuna contra la Difteria, la evidencia científica desde hace muchos años nos garantiza a todos que un cumplimiento escrupuloso de la norma, nos protege contra muchas y diversas enfermedades, y esto además de no ser discutible, no debería ser opinable por los tertulianos de los medios de comunicación, a no ser que dispongan de la formación específica en medicina y en salud pública.

¿No se penaliza a las páginas Web que fomentan la anorexia y la bulimia? ¿Y siguiendo el mismo razonamiento jurídico de proteger la salud de todos, por qué no actúan nuestros gobernantes contra todas aquellas declaraciones que predican y defienden el derecho a no vacunar a sus hijos, aludiendo a los peligros de la vacunación, y sin ningún fundamento científico? En España, al menos de momento con la legislación actual, no se puede obligar a nadie a vacunar a sus hijos, aunque cada vez son más los profesionales de la judicatura que tienen dudas en este sentido. Pero lo que sí se puede hacer es reflexionar sobre lo que ha sucedido con este nuevo caso de Difteria de Olot, y sobre lo que podría haber sucedido, para evitar una situación de riesgo para todos que nadie desea, estableciendo las comisiones necesarias con el fin de valorar la conveniencia de modificar nuestra tímida Ley General de Salud Pública publicada en Octubre de 2011, fecha en la que por falta de valentía de nuestros políticos se perdió la oportunidad de que hoy el cumplimiento del Calendario de Vacunación Infantil, sea obligatorio. Y aunque son pocos, debemos constatar que algunos pediatras, periodistas y políticos no están de acuerdo en la obligatoriedad de la vacunación, aludiendo que al obligar, serían muchas más las personas que se saltaran la norma jurídica, posiblemente por rebeldía social. Pero esto no ha ocurrido ni con la obligatoriedad del cinturón de seguridad, ni con la prohibición de fumar en lugares cerrados. Sea como fuere, lo que no se puede seguir consintiendo es que determinados grupos, conocidos por todos y por supuesto que por las autoridades, continúen poniendo en peligro la salud de todos con sus infundadas declaraciones, porque además de no ser ciertas, seguro que son punibles con el Código Civil en la mano, e incluso en ocasiones con el propio Código Penal. Es lamentable que estemos asistiendo en el siglo XXI al hecho de que uno de nuestros niños haya caído presa de la Difteria, porque sus padres decidieron no vacunarle siguiendo sus falsas declaraciones; pero quizá este hecho brindará la oportunidad a nuestra sociedad en general de abrir un debate que debería estar cerrado si nuestra legislación fuera coherente con la protección de la salud de todos. Pero…¿qué ejemplo de cumplimiento nos dan los Presidentes de las Comunidades Autónomas que no quieren respetar el Calendario de Vacunación Infantil único para todo el territorio nacional y que fue aprobado en Marzo de 2013?. Nuestros políticos deberían tener presente que esa falta de criterio y las diferencias territoriales, contribuyen si duda a la confusión y a la falta de credibilidad de muchos ciudadanos en el Sistema.


Dr. Jesús Sánchez Martos

Catedrático de Educación para la Salud

Universidad Complutense de Madrid

Jesús Sánchez Martos

Catedrático de Educación para la Salud; Universidad Complutense de Madrid.

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