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Cuando las barbas de tu vecino...

martes 30 de junio de 2015, 07:34h

Se veía venir. Después de un año mareando la perdiz y recibiendo nuevos créditos para evitar la quiebra, los acreedores ya han visto como se las gastan los sucesores dePericles y como Tsipras y su ministro de Economía, el chulesco Yanis Varufakis, se han estado riendo de media Europa a la que deben hasta de callarse. Ha llegado un momento en el que quienes han prestado dinero a manos llenas para que los griegos paguen sus excesos, han dicho basta y ahora, los demagogos de Syriza, han puesto en marcha toda su artillería populista para conducir a país heleno a un callejòn sin salida. Ya no se debate si hay que alargar la edad de jubilación, si hay que recortar las administraciones públicas o reducir el sueldo de los funcionarios, ahora el problema es que el noventa por ciento de la población se queda sin dinero ni tan siquiera para hacer la compra diaria. El “corralito”, que otros populismos como el argentino o el venezolano conocen bien, se instala en la tierra de Pericles y puede provocar una nueva recesión mundial.

He citado dos veces a Pericles porque este estadista ateniense del siglo IV antes de Cristo, es famoso por haber construído el Partenon y por haber sido patrono de las artes. Pero Pericles también fue uno de los demagogos más famosos de la historia que llevó a Atenas a la ruína. Se dedicó a construir obras públicas con un dinero que la ciudad no tenía. Reconstruyó la Acrópolis y nos dejó, eso sí, un patrimonio artístico extraordinario… pero lo hizo con recursos que tomó «prestados» de otras ciudades griegas. Por supuesto, los ciudadanos atenienses aplaudieron las grandes construcciones emprendidas por su estadista.Su programa político llevó a Atenas a la guerra. Las ciudades cuyo dinero había sido sustraído reclamaron sus riquezas y Pericles no pudo devolverlo. Esta lucha, la Guerra del Peloponeso, arruinó a la Hélade y se cobró miles de vidas. ¿No les recuerda algo este apisodio histórico de la antiguedad?

Y es que demagogia es una palabra griega compuesta por demos (pueblo) y agein (dirigir). Y ya saben en qué consiste, en apelar a prejuicios, emociones, miedos y esperanzas del pueblo para ganar su apoyo, generalmente mediante el uso de la retórica y la propaganda política. Promesas irrealizables, falacias, falsos dilemas, omisiones intencionadas, tácticas de despiste, redefinición del lenguaje, conceptos imprecisos, polarizaciones absolutas (bien-mal, honradez-corrupción, desarrollo-atraso) o la utilización de estadísticas fuera de su contexto son las bases que utilizan los demagogos, cuya oratoria generalmente es fluída y convincente para las masas. En definitiva como aclara el concepto, los demagogos son directores del pueblo en beneficio propio. Vamos, todo para el pueblo, pero sin el pueblo¿Les suena?

Está bien lo que le está ocurriendo a Grecia en estos momentos. Lo siento por los ciudadanos helenos que aún tienen en sus manos el mandar a freir espárragos a los muchachos de Syriza cuando voten el referñendum de primeros de julio, Pero me da a mí que van a volver a darle su confianza a Tsipras y a Varufakis quienes utilizando su ya conocida demagogia, cada día más parecida a la venezolana de Chávez, va a llevar al pueblo heleno, como un nuevo Pericles, a la ruína. Tsipras con las concentraciones de sus partidarios ante el Palacio Presidencial de Atenas me recuerda en estos graves momentos a Franco pidiendo al pueblo español que se manifestara contra la ocupación británica de Gibraltar (“Si ellos tienen UNO, nosotros tenemos dos”, decían las consignas).¿No les suena esta música?

Viene todo esto a cuento de lo que nos espera a los españoles si no sabemos reconducir la situación de la hidra que ha asomado su cabeza en las últimas elecciones municipales y autonómicas. Nuestro Syriza es Podemos y todas las franquicias que los muchachos de Pablo Iglesias han abierto en municipios y comunidades. Aunque han moderado su discurso con la única intención de hacerse con los votos de una izquierda desencantada del PSOE, ¿quién nos asegura que si llegan al Gobierno de España no van a aplicar su programa inicial? Las elecciones generales se celebrarán casi con toda probabilidad el próximo mes de noviembre. Para entonces, ocurra lo que ocurra con Grecia, los españoles deberemos de tener en cuenta con quien queremos jugarnos los cuartos. Porque, al fin y al cabo, todo es eso, jugarse los cuartos que se tienen ahorrado en los bancos a una apuesta política que puede conducirnos al abismo y al tan temido “corralito”. Ya lo dice el refrán español: “Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar”. Y hace algo más de un mes, el pasado 24 de mayo, ya nos las han remojado a todos. Atentos al parche.

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