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‘Puntadas sin hilo’, de Margarita Sánchez, dirigida por José Piris, con dos actores -Oti Manzano y Miguel de Juan- en verdadero estado de gracia

‘Puntadas sin hilo’, de Margarita Sánchez, dirigida por José Piris, con dos actores -Oti Manzano y Miguel de Juan- en verdadero estado de gracia

jueves 13 de agosto de 2015, 17:01h

Hay montajes anodinos, planos, sin gracia. Otros, por el contrario, tienen tantas aristas, tantos aspectos dramatúrgicos sobre los que comentar algo que, a veces, incluso (aunque este no es el caso, se lo aseguro…), lo de menos es el argumento, la historia que pueda contarse en ellos. Algo de esto le sucede a ‘Puntadas sin hilo’, de la dramaturga Margarita Sánchez, en el montaje que ha dirigido José Piris y que ahora se representa con gran éxito de público cada lunes en el Off del Teatro Lara.

Esta ‘Puntadas sin hilo’ es una comedia teñida de suspense, ficción, realismo y surrealismo (parece contradictorio, puede que lo sea, pero te aseguro que hay un poco de todo esto enella), con dos actores excelentes que interpretan a cinco personajes con rasgos psicológicos y de personalidad bien distintos entre sí. La actriz es Oti Manzano e interpreta a Olga (propietaria de la casa, mujer observadora, circunspecta, recelosa, algo desesperada, pero contenida...), Wendy (pareja de Haché, descarada, abierta, desinhibida, expansiva, locuaz...), y Lucía (discreta, reflexiva, temerosa, ordenada, trabajadora por cuenta ajena...). El actor es Miguel de Juan, y se pone en la piel de Haché (dicharachero, como su novia, lanzado, iluso pero algo torpe) y Basilio (adicto a la bebida, borracho casi todo el día, voluntarioso pero inútil, deslenguado y cobarde). Ambos ponen en juego todo los recursos actorales de que disponen -y son muchos, te lo aseguro-: la voz, el gesto, la mímica, el lenguaje corporal... Y desde el principio al final de la función (unos 80 minutos).

Todo sucede en medio de una escenografía más que minimalista, compuestapor apenas dos percheros con ropa que les sirve a los dos actores para ir cambiando de personajes, dos sillas y otras tantas figuras de jade. La luz de focos fijos, que modulan su intensidad mayor o menor en función de la situación que se ve en cada escena, se apoya también por varios focos que portan los mismos actores, en ciertos momentos de mayor penumbra exigidos por el argumento, y que dan un toque de inquietud y misterio. Y, por último, en un ambiente sonoro (aves nocturnas, sonidos de oleaje o música, según convenga en cada cuadro...), que ayudan a los actores a convencer al espectador de que todo se desarrolla en una playa inmensa, en un cementerio o en un piso amplio situado en pleno centro de Madrid. El artífice ayudante del director del montaje en este milagro lumínico y sonoro es Rubén Martín Vayá. La música de Zenet envuelve todo ello con el toque onírico, inquietante o evocador preciso.

Equívocos

La trama es la combinación de varios planos de la vida de esos cinco personajes que, aparentemente, no parecen tener nada que ver entre sí. Pero “las apariencias engañan” y en ‘Puntadas sin hilo’ más todavía. Todo comienza con el misterio en torno a la venta de un piso de ciento veinte metros cuadrados situado en pleno centro de Madrid, que es una verdadera ganga (40.000 €, el precio, en los tiempos que corren, así lo atestigua), pero cuya venta lleva aparejada una condición de difícil cumplimiento, que una de las habitaciones no sea abierta jamás. Aún así, Haché, el comprador inicial de la casa dice a Olga, su propietaria, que “¡La casa me encanta... Es perfecta!”.

A partir de ahí, el espectador discurre por altibajos de vértigo en las situaciones. En una playa en la que un borracho (una escena y una interpretación geniales) intenta sin éxito socorrer a un náufrago que, finalmente, resulta ser su abuela. Otro hombre graba en el móvil la escena y luego intentará sacar partido del hecho. Al mismo tiempo, Lucía habla por móvil con Basilio, para explicarle que ha aparecido su abuela Catalina en un ambulatorio, pero resulta ser un malentendido con la policía porque realmente la ahogada era su abuela... O, en las antípodas, Haché (que había salido de la cárcel, donde estaba por haber robado un bote de melocotón en almíbar), ataviado con un casco con luz, hace detonar la puerta prohibida... En otro momento, Wendy es abducida por un ovni...

Una comedia divertidísima, ágil, sorprendente y fresca esta ‘Puntadas sin hilo’, con un humor inteligente y lúcido en donde, entre puntada y puntada, se construye una realidad, que tiene tanto de hiperrealidad como de surrealidad y que solo al espectador corresponde dirimir las dosis de tan explosivo, hilarante y deslumbrante cocktail. Y, si los calores del verano madrileño no parecen buenos aliados para sumergirse en maquinaciones y diatribas mentales, no importa, porque pueden quedarse solo en disfrutar de la magistral interpretación de Oti Manzano (deliciosa esa escena en que no deja de hablar por el móvil y se enfunda unos pantis haciendo el pino, o casi...) y Miguel de Juan, que han sabido seguir a rajatabla las indicaciones del director, José Piris, que tanto sabe de mímica y gestualidad y, además, puede transmitirlo a los actores que dirige. Una comedia con sonrisa y buen sabor de boca aseguradas.

‘Puntadas sin hilo’, de Margarita Sánchez

Dirigida por José Piris

Con Oti Manzano y Miguel de Juan

Teatro Lara (Sala Off), todos los lunes de agosto a las 20 h. http://youtu.be/jAZlPDvmu34

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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