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Cliff’, un triángulo teatral perfecto compuesto por Alberto Conejero (autor), Alberto Velasco (director) y Carlos Lorenzo (actor)

Cliff’, un triángulo teatral perfecto compuesto por Alberto Conejero (autor), Alberto Velasco (director) y Carlos Lorenzo (actor)

miércoles 30 de septiembre de 2015, 17:25h
Alberto Conejero (Jaén, 1978) ha llegado al teatro desde la poesía y eso se nota desde la primera línea de cada una de sus obras. ‘La piedra oscura’ estaba atravesada de poesía de principio a fin (http://www.diariocritico.com/ocio/teatro/critica-de-teatro/la-piedra-oscura/471579) y ahora, en Nave 73, se ha repuesto su primera obra dramática, ‘Cliff(Acantilado), y, aunque su lenguaje es también netamente teatral, no deja de estar también feliz y profundamente inundada de poesía. Es más, yo diría que de poesía que evoca el lenguaje de Federico García Lorca. Y esto -bien seguro estoy de ello- no solo no debe molestar a Conejero, sino todo lo contrario, porque Lorca es el responsable de que este joven dramaturgo haya conseguido llegar a serlo, según su propia y pública confesión

‘Cliff’ es un relato en torno al actor Edward Montgomery Clift, una de las estrellas de Hollywood en los años 50, que vivió su homosexualidad como un verdadero estigma, un hecho que, junto al grave accidente que sufrió el 12 de mayo de 1953 y que le dejó desfigurado, le llevó a flirtear excesivamente con el alcohol, las pastillas y la cocaína.

La obra se representó en 2014 en la Pensión de las Pulgas y, un año después, se ha vuelto a reestrenar, con algunas modificaciones, en la Sala Nave 73, bajo la dirección de Alberto Velasco (también actor, bailarín y coreógrafo). Y un actor extraordinario, Carlos Lorenzo Villoria, que encarna a un Cliff quebradizo, inseguro, atormentado por su homosexualidad, que no se atreve a mostrar en público, y cuyo dilema baña en alcohol y tiñe de cocaína, con los resultados que uno puede imaginarse en su personalidad... Carlos borda con maestría todos los matices, habidos y por haber, del personaje.

Suenan acordes de ‘Beguin the Beguine’, que llegan hasta la habitación del actor. Consternado, confuso, deprimido, apoya la cabeza sobre unos paneles de cristal abiertos, que dejan llegar el sonido de la fiesta. La exquisita y sugerente escenografía -firmada por Alessio Meloni- presenta un espacio lleno de botellas vacías y semivacías, y vasos, además con dos sillas de metacrilato. Esos mismos paneles del fondo servirán más tarde de pantalla donde se proyectarán fragmentos de películas con los principales personajes interpretados por Montgomery.

Cliff (Monty) acaba de salir del accidente que le ha desfigurado brutalmente la cara y se dice a sí mismo: “¿Cómo puedo no ser Montgomery Clift?” y se lo repite varias veces a lo largo de la obra... “Quiero ser Konstantín Tréplev, el personaje de ‘La Gaviota’ de Chejov”... Habla con Elizabeth Taylor, su amiga y compañera de profesión, que es el pozo de sus confidencias y confesiones... Aparece su relación de amor y odio con su madre (“Mi querida mamá, has hecho tanto por mí que me va a costar el resto de la vida deshacerlo”... “... claro que te quiero, mamá, ¿por qué no?”.

La obra es un monólogo de poco más de una hora, pero que el inteligentísimo planteamiento de Alberto Velasco y la fuerza interpretativa de Carlos Lorenzo Villoria hacen parecer que no se trata de una obra con un solo personaje , sino que son varios los que aparecen en escena, aunque su presencia real no llegue a materializarse: Taylor, el doctor, Marlon Brando, su madre, el amante,...

Mariano Marín, con sus composiciones originales para la obra (estupendos esos sonidos de piano, que susurran, vuelan, se desploman, crecen o descienden con la pasión que recorre la vida de Montgomery), la iluminación de Luis Perdiguero y el vídeo arte de Adrià Giralt son otros tres pilares más donde se apoya este excelente montaje.

“¿Por qué nunca pude amarte?, se dice Clift a sí mismo, pensando en Elizabeth Taylor.

“Se pelean por arrancarme una fotografía de mi vergüenza”, se dice el actor cuando para acabar con tanto sufrimiento y tanta vergüenza por no admitir públicamente algo que siente, sin embargo, en lo más íntimo de su ser.

Y Carlos Lorenzo lleva al éxtasis a todos los espectadores cuando representa en escena el fracaso que supuso para Cliff no recibir el óscar en 1962, su primera nominación como mejor actor de reparto (anteriormente había sido nominado en tres ocasiones más como mejor actor, con idénticas consecuencias) por “Vencedores y vencidos”, mientras se escuchan voces en off reconstruyendo la ceremonia de presentación de los premios. Y recorren los paneles del fondo distintas imágenes con los personajes más emblemáticos del actor (padre Logan, etc.).

“No sé cuál es mi vocación”, le dice a Taylor por teléfono... El caos se apodera del norteamericano y todo le da vueltas. Nada de su vida tiene sentido: “¡Tanto como hablé yo de las distintas formas del arte, y ahora soy yo el que está cayendo en la rutina!”.

La historia de Clift acabó en 1966, cuando el actor murió cuando apenas pasaba de los 45 años. Y ahora, Alberto Conejero, la ha recuperado en este maravilloso texto que, yo que tú, no me perdería.

Cliff’, de Alberto Conejero

Director: Alberto Velasco

Interpretado por Carlos Lorenzo Villoria

Nave 73, Madrid

Todos los domingos de octubre

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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