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'Cocina', un trepidante thriller en escena

lunes 15 de febrero de 2016, 17:17h

En la cocina de una casa ultramoderna -todo al último grito: encimera, utensilios, diseño del mobiliario, luces…-, al tiempo que los anfitriones terminan de preparar una cena especial para el director de la editorial donde trabaja el marido, y algunas personas más de su entorno social y laboral, se van acumulando los rencores, la envidia, la ambición, la tensión, el desamor y la culpa. La bomba la desata una llamada que realiza el marido y que traerá consecuencias fatales para la pareja…

Elthriller psicológico concentrado en el texto de ‘Cocina’, lo firma María Fernández Ache, y el magnífico montaje resultante ha sido obra de Will Keen, un actor británico afincado en nuestro país que, por lo visto aquí, domina a la perfección el arte de la dirección de escena. Y dos actores, Sonia Almarcha (Emma, esposa de Antonio) y Manolo Solo (Antonio Merino, el anfitrión de la cena) que se mueven con la precisión de un tiralíneas entre la cocina, el comedor, el dormitorio y el baño de la casa, bordan una interpretación excelente de dos personajes que el destino ha unido en matrimonio, pero que tienen personalidades diametralmente opuestas. Mientras Antonio es pusilánime, inseguro, confuso y timorato, Emma -su mujer- es precisa, calculadora, perspicaz, observadora, ambiciosa, analítica, lúcida, y tan cínica como firme en sus decisiones. Y, junto al matrimonio, aparecen también en escena otros dos personajes (Marco Di Chiricco, el rival profesional de Antonio dentro de la editorial), y el Comisario encargado de la investigación generada por los acontecimientos que se han vivido allí , y que han tenido consecuencias funestas para dos de los invitados, Cristóbal (en la voz de Cristóbal Suárez) y Chloé (en la voz de Mamen Camacho). A ambos personajes, de peso mucho menor al del matrimonio, pero igualmente necesarios para entender todo lo que allí pasa, les dan vida Bruno Lastra y Luis Martínez-Arasa, también estupendos.

La tragedia se cierne entre olores variados, salidos todos de la cocina de Emma y Antonio, que estos días se representa en la Sala de la Princesa del Teatro María Guerrero de Madrid, con una escenografía realista hasta el extremo, firmada por Esmeralda Díaz -que también se ocupa del vestuario (magnífico, principalmente los tonos pastel de los trajes que luce Enma), del montaje-, iluminada por la mano precisa de Pedro Yagüe, y en un ambiente sonoro crecientemente inquietante de Luis Miguel Cobo. El conjunto constituye un espacio ideal para el desarrollo de este thriller que, a pesar de que el publico conoce la causa desencadenante de la tragedia, aproximadamente a los 30 minutos de iniciado el montaje, aún deberá aguantar la tensión creciente de la trama hasta la hora y cuarenta y cinco minutos de su duración, sin que el interés de la obra decaiga en ningún momento.

Supervivencia

María Hernández Ache plantea una situación que, por desgracia, es demasiado frecuente en el mundo empresarial de nuestros días, en donde cada uno de nosotros hemos aprendido a movernos con la hipocresía y el cinismo necesarios para sobrevivir a la crueldad de la ambición, verdadero motor del común de los profesionales que ha generado el neocapitalismo imperante. Acaso por eso mismo, los casi treinta minutos iniciales del montaje, en los que el espectador asiste a la conversación entre los invitados (falsamente erudita, algo cursi y retórica sobre libros y pintura), en total oscuridad de la sala, y que escucha como si de una retransmisión radiofónica realizada desde el comedor de la casa se tratase, no es más que el comienzo de una historia que le mantendrá atrapado en su butaca con el mismo interés que inquietud por lo que irá descubriendo después, poco a poco.

El ejercicio actoral que llevan a cabo Sonia Almarcha y Manolo Solo es absolutamente delicioso y tiene su culmen en la discusión de la pareja, una vez iniciada la investigación policial para averiguar cuál había sido el origen del accidente ocurrido a raíz de aquella llamada sobrevenida en medio de la cena -que había sido declarada, además, “jornada sin móviles”-. Sonia se muestra fría, cínica, dominadora y precisa, mientras que Manolo habla tanto con sus palabras como con sus silencios y sus dudas. Para mí son dos descubrimientos asombrosos que seguiré con interés de aquí en adelante.

Este es, desde luego, uno de esos ejercicios dramatúrgicos que reconcilian al espectador con el teatro y, más aún, si como es mi caso, vienen de ver el día anterior un montaje de cuyo nombre -como diría don Miguel de Cervantes- “no quiero acordarme”, para no crearme enemigos innecesarios y para que no se me agríen los almuerzos y las cenas de aquí a fin de mes.

Por el contrario, esta ‘Cocina’ es deliciosa y más que recomendable, y con la seguridad absoluta de que el más exigente de los espectadores verá colmadas sus expectativas con este excelente y sorprendente montaje de Will Keen.

‘Cocina’, de María Fernández Ache

Dirección: Will Keen

Reparto: Sonia Almarcha, Manolo Solo, Bruno Lastra y Luis Martínez-Arasa

Voces: Mamen Camacho, Mercedes Castro, Pilar Castro, María Fernández Ache y Cristóbal Suárez

Caracterización: Luis Jiménez Vicioso

Teatro María Guerrero (Madrid)

Hasta el 21 de febrero de 2016

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