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No le compraría a Pedro Sánchez un coche de segunda mano

viernes 04 de marzo de 2016, 18:06h
No es mía la reflexión. Así le describían a Nixon. Era un trilero. Y acabó como acabó.

Pedro Sánchez le engañó al Rey. No tenía los apoyos suficientes. Logró 130 votos de los 176 que le hacían falta. Y perdió hasta el de Coalición Canaria. Le iba a votar y al final se abstuvieron. Y a nosotros, como PNV, nos irritó. Nos ninguneó obscenamente. Lo vasco solo entró en el debate para hablar de Otegi. Quien hace esto, como Sánchez, no es de fiar.

Solo le interesaba consolidarse ante su partido.

Pedro Sánchez engañó a su propio partido, al PSOE con su pregunta abierta, sin posibilidad de campaña en contra y logrando solo que la mitad de la afiliación socialista votara. Y eso que podía votar por internet. Y dijo que había ganado. Mentira. Ya lo dijo Pérez Tapias: esto es un insulto a la inteligencia.

Pedro Sánchez trató de engañar a todos los que se creyeron que aquella boda civil en el Congreso iba en serio. Mientras hacía esto negociaba con Podemos. Promiscuo y poco respetuoso con sus acuerdos.

Pedro Sánchez engañó a Ciudadanos. No aparece en el documento suscrito la palabra derogar, y sin embargo decían que sí. Y, lo que si aparecía, la supresión de las Diputaciones, ni lo nombró en el debate, y es que ni entró en discusión.

Pedro Sánchez hablaba de su inmensa preocupación con y por Catalunya. Y ni quiso hablar con Esquerra y Convergencia. Ni planteó nada sensato. Y es el problema más grave que tiene el estado. Su visión del estado español es la misma que la del PP. Lo que decía Pla. "Es lo mismo un español de derechas que un español de izquierdas".

Pedro Sánchez negoció con el PP que Patxi López presidiría el Congreso, y Rajoy el gobierno. Pues no. Patxi dándose a conocer como presidente del Congreso y reconociendo que es un novato (fue diputado y parlamentario vasco) y Rajoy a verlas venir.

Pedro Sánchez decía que le importaba Europa. Y la tiene: refugiados, acería, pesca, construcción naval, justicia, agenda digital, Unión Bancaria… Y el miércoles ni la mentó.
Pedro Sánchez dice que tiene un gran respeto por Felipe González. Pero todo el mundo sabe que ni le hace caso, ni le tiene en cuenta, ni le importa un pito. Salió sucintamente tras la acusación de Iglesias sobre el Gal, por otro lado cierta, sin mayor argumentación.

Podemos e Iglesias no quiere saber nada con Sánchez. Sabe que en unas elecciones anticipadas, yendo con IU, le pasan por la izquierda. Y Pablo Iglesias sabe que ha elegido como pareja de baile a Ciudadanos, no a él. Y no solo por la presión de sus baronías, sino porque no es hombre de izquierdas, sino solo un "progresista" que cree que hablando de Cambio y utilizando la magia de las palabras, cambia la realidad.

¿Salió ayer tan mal Rajoy?

No creo. Hubiera salido carbonizado si se hubiera presentado a cuerpo gentil a la Investidura y sin embargo su discurso fue para los suyos, para apretar las filas. Y sabe que todos van contra él, porque es el hombre a batir y porque ganó las elecciones. Porque de corrupción, no se dijo casi nada.
Solo Sánchez y Rivera decían:

"Quítese usted, para que me ponga yo".

Y un apunte sobre Rivera. Le dice a Rajoy que no puede regenerar nada, porque es incapaz de ordenar su casa. Bien. Pero si este argumento fuera verdad, por extensión, Rivera es incapaz de regentar su querido estado español porque su visión de la jugada en relación con Catalunya es la de Felipe V. Represión y persecución. ¡Vaya modernidad!.

El miércoles asistimos a una farsa. Y la montó alguien que nos trató de engañar. Y eso molesta. No es serio.

Me consta que la vieja guardia socialista le dijo a Sánchez que con noventa diputados y con un pacto con Podemos no se podía ni debía gobernar.

Y sin embargo el hombre, por pura ambición personal, se lanzó al agua. Y claro. Salió empapado y sin votos.

Pues no. No le compraría un coche de segunda mano.
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