Avery Jackson es la protagonista de la portada del ejemplar de National Geographic que saldrá en enero. Una niña transgénero de 9 años que cuenta su caso, junto a otros 80 menores de 8 países diferentes.
National Geographic parece que ha intentado convertir a Avery Jackson en un icono de esperanza para muchos niños que no se reconocen en el sexo con el que nacieron. Con esta portada, la prestigiosa revista promociona la igualdad dentro de la diversidad de género más allá de fronteras geográficas, étnicas o socio económicas. Sin embargo, no ha estado falta de polémica.
El fotógrafo, Robin Hammond, preguntó a cada niño el mismo cuestionario de nueve preguntas en relación a lo que había supuesto en sus vidas ser un chico o chica.
“Todo a cerca de ser una chica es genial”, respondió Avery, mostrándose cansada de haber tenido que fingir ser un chico hasta que dio un vuelco a su vida dos años antes compartiendo su transformación sexual en Youtube con todo el mundo.
Sin embargo, la protagonista, vestida para la ocasión -de motu propio- de color rosa de arriba abajo también se ha convertido en el objetivo de quienes afirman que la ideología de género es perniciosa.
Han comenzado a circular críticas en distintas webs amparándose en un informe del Colegio Americano de Pediatras (ACPeds por sus siglas en inglés) del pasado mes de marzo, titulado “la ideología de género hace daño” en el que tres doctores tildan de "abuso infantil institucionalizado" el apoyo médico a "transexualidad" en menores. Hay que tener en cuenta que ACPeds es un grupo conservador de profesionales de la salud fundado, entre otros, por el ex presidente de la Academia Americana de Pediatría (AAP), Joseph Zanga, de la que se marchó en protesta al apoyo a la adopción de parejas homosexuales.
Incluso desde el otro extremo también le han llovido críticas al reportaje. Desde la Campaña Intersex para la Igualdad se sostuvo que el enfoque era erróneo porque "patologizaba" a las personas transgénero y desde InterACT, una organización de defensa de la juventud intersex, se consideró la definición de transgénero como "altamente ofensiva". La revista rectificó entonces los términos vinculados a un trastorno.
De hecho, la propia National Geographic insistió en que 'trasngénero' es una identidad de género, en ningún caso una enfermedad mental, de acuerdo a las posiciones de numerosos expertos consultados sobre el tema.
Tanto fue el revuelo generado desde que se diera a conocer, que la propia editora de la revista, Susan Goldberg, tuvo que justificar la decisión de esta portada histórica para el colectivo LGTBIQ+.
"Nos dimos cuenta hace varios años que las creencias sobre el género estaban cambiando rápida y radicalmente. Durante casi 130 años, National Geographic ha explorado el mundo a través de la ciencia, la exploración y la narración. El género impregna cada parte de lo que significa ser humano, y la presentación de informes sobre las cambiantes interpretaciones de un concepto biológico y social es, simplemente, lo que hacemos. Nuestra cobertura no viene con una agenda política o partidista. Hemos creado la cuestión de género -como hacemos cada tema- con la intención de investigar, comprender y explicar", sostuvo Goldberg.
Someter a un niño/a a una operación tan traumática, no sé si será una aberración, pero por lo menos es casi temeraria, por mucha ilusión que le haga al niño, están todavía en evolución psicofisica, ni bioquímicaente ni endocrinológicamente tienen el proceso cerrado. Pero estamos en ese progresismo irreverente con la realidad .