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Pero… Trump va en serio

viernes 13 de enero de 2017, 11:14h
Lo que está dando de sí y de no la rueda de prensa que ayer ofreció quien dentro de ocho días tomará posesión de la presidencia de los Estados Unidos de América, Donald Trump. Porque empezar a gobernar ya ha empezado, y desde hace tiempo, y lo está haciendo desde su cuenta de Twitter, realDonaldTrump. Parece entender su cargo como si estuviera en el salón de su mansión, o en su despacho imperial, dando órdenes a sus hijos.

Lo de la rueda de prensa fue, en realidad, su puesta en escena, para dejar claro que lo que vimos y escuchamos ayer es lo que vamos a ver y a escuchar desde la Casa Blanca; así va a gobernar. Si alguien pensaba o piensa que Donald Trump va a cambiar, creo que se va a equivocar. El presidente de los Estados Unidos es el Donald Trump que conocemos. Esta es la realidad, una realidad que siempre va a superar a la ficción. El espectáculo y el reality show están asegurados. Es él y no hay más; él contra todo y contra todos, sobre todo y sobre todos.

A mitad de la rueda de prensa una pregunta me venía a la cabeza, reconozco que con media sonrisa: ¿qué estará siendo en estos momentos de ese famoso orgullo americano? Y la siguiente: ¿de verdad pensará este hombre que va a aguantar —o ‘le van a dejar’— toda su legislatura? Apuesto desde aquí a que no, y creo no arriesgarme mucho. Mal empieza, mal va a continuar y mal va a acabar.

Lo que gobierne lo gobernará ‘en’ Donald Trump, será él mismo; dice y dirá, hace y hará todo lo que le venga en mente. Si alguien esperaba ver a un nuevo líder político con discurso, diplomacia, cintura y mano izquierda…, si alguien esperaba un hombre reconvertido a todo esto, nada más lejos. Y ayer, no es que los medios, los ciudadanos, el mundo le estuviera esperando, es que fue él quien les estaba esperando a todos con su dedo índice. La conclusión analítica es la que era: hará lo que quiera, como quiera, cuando quiera; le importa un pimiento Rusia, el mundo entero y hasta los propios Estados Unidos; ahora manda él.

Finalizaba su exhibición y demostración, cuando la imaginación me llevó hasta Silvio Berlusconi viendo la comparecencia y a Trump vestido con un chándal de la bandera de los Estados Unidos; era casi imposible concentrarse en lo que decía, más bien repetía de su Twitter, porque él fue allí a otra cosa. Ha habido en Internet miles y miles de ingeniosos tuits, de críticas (hasta Stephen King se ha pronunciado sarcásticamente al respecto) y de artículos, y uno me ha llamado la atención, el que publica la revista norteamericana Politico, relatando cómo Trump contrató a actores, figurantes, simpatizantes, como se les quiera llamar, pagados, para que oficiasen a modo de clá desde la parte trasera de la sala contra los medios de comunicación, o respondiendo a las preguntas que realizaba Trump con un coro de ‘noes’ (si era lo que correspondía), o se reían y regocijaban cuando Trump intentaba ridiculizar a algún periodista… Eso fue su rueda de prensa.

No deberíamos —los periodistas— ni debería nadie caer en esta zafiedad, en el despotismo y en lo pendenciero, y, mucho menos, utilizar los medios de información (no digo comunicación) y el periodismo como desquite, represalia y revancha, resarcimiento y escarmiento; y nunca, el desafío. Informemos, sin más y sin menos, de este surrealismo real. Aunque lo verdaderamente real y que se ha quedado en el tintero es la sensación de preocupación mundial, porque Trump va en serio.

@j_riveraflores



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