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'Gross Indecency': Oscar Wilde, cabeza de turco

'Gross Indecency': Oscar Wilde, cabeza de turco

viernes 06 de octubre de 2017, 10:17h

El teatro documento es un género no demasiado frecuente en nuestra cartelera. Un montaje estupendo del género puede verse ahora en el Teatro Fernán Gómez durante más de dos horas, a un ritmo trepidante, con diez actores en escena y todo tipo de maravillas de iluminación, efectos sonoros y vídeo que, combinados con un texto riguroso, interesante y trabajadísimo, y una dirección milimétrica hasta en los más pequeños detalles, hacen sin duda las delicias del espectador. Hablo de ‘Gross Indecency’, un texto de Moisés Kaufman (Caracas, 1963, autor también de El Proyecto Laramie), adaptado y traducido por Gabriel Olivares -también director del montaje- y David DeGea quien, a su vez, forma parte del elenco.

La figura central del montaje es Oscar Wilde (1854-1900), el polémico y genial autor irlandés, que en 1895 se vio envuelto en un escándalo tremendo cuando -casado, padre de dos hijos y a punto de cumplir cuarenta años-, presentó una demanda por difamación contra el marqués de Queensberry, el padre de su joven amante, lord Alfred Douglas, más conocido como Bosie, por haberle acusado públicamente de sodomita. Pero esa demanda se volvió contra el escritor cuando el marqués fue absuelto por el jurado, y varias circunstancias sociales y políticas de la época hicieron que, de pronto, el poeta, dramaturgo, novelista y ensayista se viera envuelto en un segundo proceso que fue mucho más allá de lo meramente legal, y que terminó con su condena a dos años de trabajos forzados, acusado de cometer actos de “grave indecencia”. La presencia de la prensa nacional e internacional en el juicio al escritor, labró su desprestigio ante la opinión pública que, a partir de la fecha, le dio la espalda hasta el punto de que, apenas tres años después de cumplir su condena, tuvo que irse a vivir a Francia y murió en París en las peores condiciones…

Para la elaboración de la pieza dramática, escrita en 1997, Kaufman se basó en los textos de los juicios en los que estuvo envuelto el escritor, así como fragmentos de algunos de sus trabajos, entrevistas publicadas en periódicos de la época y diversa correspondencia personal del autor irlandés.

Los diez actores que dan vida a todo el entramado judicial y personal en el que se mueve Wilde son Javier Martín (Oscar Wilde), David DeGea (Bosie), acompañados por Eduard Alejandre, César Camino/Álex Cueva, Guillermo SanJuan, David García Palencia, Andrés Acevedo, Asier Iturriaga, Alejandro Pantany y Carmen Flores Sandoval, la única mujer de la compañía. Su actuación se desarrolla en medio de un ritmo verdaderamente extenuante -algunos de ellos, además, hacen varios papeles-, a velocidad de vértigo y, moviendo constantemente el mobiliario funcional anclado en pequeñas ruedas, para crear nuevos espacios.

La escenografía -también el vestuario- es de Felype de Lima, que apoyado en unas marcas geométricas blancas marcadas sobre el suelo, y la versatilidad de las estructuras grises, que se convierten en muebles, transforman el escenario en diversos espacios (la sala de vistas de un tribunal británico, un reservado de un hotel, o el lecho de los amantes).

Al fondo, proyectadas sobre un cortinaje de color claro, van desfilando imágenes que ayudan a situar al espectador en diversos momentos históricos, o proyecciones que simulan unos ventanales en donde se llevan a cabo los juicios contra Wilde. Allí los personajes, vestidos de riguroso negro, con una de sus manos enguantada también en el mismo color y descalzos, se mueven durante las más de dos horas de representación con la precisión de un mecano. El gran esfuerzo físico de tantos y tan continuos movimientos no les resta fuerza para decir siempre el texto con el tono, la intensidad y la intención necesarias en cada parlamento.

Por último, la luz y la música (¡emocionantísimo ese momento en que todo el elenco canta el famoso Over the Rainbow!) tienen también un papel clave en el desarrollo imparable y desaforado de las sucesivas escenas. Gabriel Olivares ha sabido crear un todo perfectamente ensamblado cuidando hasta el extremo todos los aspectos que configuran un montaje teatral inolvidable, tanto por la acertada elección de un texto como este, como por su puesta en escena, aunque esta habría brillado muchísimo más de haberse realizado en la sala principal del Fernán Gómez, con un escenario muchísimo más grande que el de la sala Jardiel Poncela.

’Gross Indecency’

Autor: Moisés Kaufman

Adaptación: Gabriel Olivares y David DeGea

Dirección: Gabriel Olivares

Intérpretes: Javier Martín, David DeGea, Eduard Alejandre, César Camino, Guillermo San Juan, David García Palencia, Andrés Acevedo, Asier Iturriaga, Alejandro Pantany y Carmen Flores Sandoval

Iluminación: Carlos Alzueta

Espacio sonoro: Ricardo Rey

Teatro Fernán Gómez, Madrid

Hasta el 8 de octubre

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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