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'Insolventes', a ritmo de Estopa

'Insolventes', a ritmo de Estopa

lunes 18 de diciembre de 2017, 10:52h

El último drama de Félix Estaire (‘Danzad malditos’, ‘Rapsodia para un hombre alto’, ‘Motel Oh’) ha subido hace solo unos días al escenario de Nave 73. Se trata de ‘Insolventes’ y su montaje está dirigido por Pablo Martínez Bravo. Es un nuevo trabajo de Producciones El Perro, que está interpretada por tres estupendos actores, Rubén Frías (Darío), Samy Khalil (Jano) y Javier Zarapico (León).

Cuando entra a la sala, el espectador se encuentra a tres hombres -dos de ellos jóvenes, Darío y Jano; el tercero algo más maduro, León, propietario de un negocio de compraventa de libros y de lo que caiga-, modestamente vestidos, tarareando guitarra en mano canciones muy conocidas del grupo Estopa. Sus integrantes, como los tres personajes aquí reunidos, son los nuevos catalanes, esos hombres y mujeres, jóvenes y menos jóvenes, venidos de fuera, emigrantes internos de la piel de toro, afincados en Barcelona o sus alrededores tras el boom de la Olimpiada 92. Muy pronto, el espectador puede ajustar la fecha en la que discurre la historia: principios de los años 2000, es decir, unos diez años después de ese bombazo económico y social, que muy pronto dejó también sus perdedores por el camino.

Tres de ellos son Darío, Jano y León. El primero, un aspirante a futbolista en el Español de Barcelona, que no acaba de serlo; Jano, un hombre con las luces justas, que trabaja -ilegalmente, claro- a las órdenes de León, el aprovechado del grupo, quien trata permanentemente de sacar tajada de todo lo que se mueva. El ambiente es precario, casi sórdido, porque las perspectivas de que algo cambie en las vidas de los tres amigos de circunstancia no se atisba ni siquiera a medio plazo. Instalados en el trapicheo permanente, todos tienen una vaga conciencia de que algo habría que hacer, aunque no saben muy bien qué, para tratar de cambiar la situación (hoy diríamos el “sistema”).

Un pliego de sellos de la época franquista, con el viejo caudillo impreso en tinta roja, es el detonante de la situación que da lugar a ‘Insolventes’’. León sabe que se trata de una serie de sellos singulares, muy apreciados por los filatélicos por la rareza de que Franco esté entintado en rojo (las paradojas tienen también su precio en el mercado). Sea o no por un defecto en su fabricación, el hecho es que los tres acaban por darse cuenta de que lo mismo se les podría sacar partido en el mercado de compraventa de sellos, pero la mala suerte o el descuido de Jano, han hecho que los sellos desaparecieran dentro de un libro que acaba de adquirir un cliente, que no está dispuesto a devolver así como así la mercancía adicional con la que se ha encontrado. El asunto, en fin, es ver cómo recuperar los sellos, de una u otra forma, y con el concurso de los tres amigos.

La situación límite que atraviesan los tres personajes pone de relieve que, en el fondo, y ante la adversidad, nadie es amigo de nadie, que lo que cuenta es la supervivencia, a costa de quien sea y de lo que sea. La tensión subyace a las sonrisas, las bromas y las canciones. Además, los tres son de origen andaluz -gaditanos por más señas- y los diálogos son frescos, chispeantes, llenos de gracia y de un humor ácido de principio a fin de la obra. Eso hace que los poco más de sesenta minutos del montaje se pasen en un santiamén y uno esperaría con agrado un par de vueltas de tuerca más de la fábula que se cuenta. Pero, obviamente, toda esa alegría aparente que se esparce de escena en escena, está envuelta en una amargura profunda y un pesimismo vital que deja pocas esperanzas -por no decir ninguna- de que el panorama pueda cambiar para los amigos de circunstancias.

La escenografía de Andrea Torrecilla, muestra varias estanterías de madera repletas de libros y comics, al fondo (una, que sirve de marco a la propia tienda, y otra para marcar el pasillo hacia la salida del local), unos cuantos libros viejos más apilados o esparcidos en varios montones, una mesa y algunas sillas perfectamente desechables… El vestuario de Pier Paolo Álvaro, nada tiene que envidiar al que uno se encontraría en cualquier mercadillo del barrio que habitan los personajes (chándal, vaqueros, camisetas). La iluminación de Álvaro Nogales enmarca también las duras condiciones de vida de los tres personajes.

El drama es tan amargo como divertido, tan sórdido como esclarecedor, tan real como la vida misma, y es de esas pequeñas piezas que pueden pasar desapercibidas y que, sin embargo, ningún buen espectador de teatro debería dejar sin ver. Imprescindible.

'Insolventes'

Dramaturgia: Félix Estaire

Dirección: Pablo Martínez Bravo

Intérpretes: Rubén Frías, Samy Khalil y Javier Zarapico

Escenografía: Andrea Torrecilla

Vestuario: Pier Paolo Álvaro

Iluminación, Ayudante de Dirección y Diseño gráfico: Álvaro Nogales

Producción ejecutiva: Producciones El Perro

Sala Nave 73, Madrid

Hasta finales de enero de 2018

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