El que ha sido el primero de los homenajes al fallecido Victorino Martín a lo largo de la presente temporada, con sus bicornes sobre el ruedo, se centró en el coso madrileño de Vistalegre en las dos teclas que estremecen las fibras sensibles del sufrido aficionado: la vena artística de Curro Díaz y el valor seco de Emilio de Justo, que echaron una oreja en sus respectivos esportones frente a un encierro desigual en el que destacó el cuarto de la tarde. La Feria se completó este domingo con el segundo festejo en el que hubo un cuarto de plaza: una buena novillada de El Parralejo ante la cual empataron a una oreja Toñete (mecánico y por debajo de los de su lote), Ángel Tellez (con dos extraordinarias faneas que no remató con las armas toricidas) y la debutante Rocío Romero (con poco oficio pero apostando por el clasicismo).
El considerado como el mejor ganadero de la historia moderna, representado por su hijo ahora al frente de la vacada, puso la emoción tras el paseíllo y un minuto de silencio con un homenaje en el que desde megafonía se vertían frases en recuerdo de Victorino Martín Andrés. Una emoción que luego sólo apareción con fuerza, aunque altibajos, en las dos faenas de Curro Díaz, mayormente ante 'Mediopelo' el segundo de su lote, y en la verdad que aportó Emilio de Justo frente a 'Melonchero', su primer enemigo.
El linarense, que ya fue más allá de la bisutería para pasar a la orfebería en el pasional ramillete de verónicas con que recibió al que abrió función, manejable como casi todos sus hermanos en diversa catadura, con el garbanzo negro que fue el descastado quinto -sí hay quinto malo-, brilló después con la flámula hasta que el bicho, justo de fuerza como todos, se fue apagando como su faena, aunque mereciera algo más que la ovación final. Y es que esto de no ser un torero mediático...
Pero su segundo, sin ser excepcional, sí metía la cabeza humillado cual pecador arrepentido y Curro subió el nivel a base de su torero artístico, desmayado y de pellizco que alcanzó destellos cumbres al natural, aunque en ocasiones hubiera un punto de ventajismo. En cualquier caso, el coletudo, que cortó una merecida oreja, dejó los mejores momentos de ortodoxia con cante hondo, esos que más se recuerdan después.
También el andar con la verdad por delante, pisando terrenos comprometidos y tragando, mayormente cuando el burel recuerda a los victorino antiguos y menos endulzados que pedían el carnet, caa hondo en los espectadores. Y así fue la valentísima y entregada pelea frente a un bicho complicado y peligroso de Emilio de Justo, desterrado de España por el sistema y acogido generosamente en Francia donde se la juega siempre con animales de este hierro y otros de los considerados duros.
El extremeño, con rabia novilleril, se sobrepuso a todo y fue capaz de extraerle momentos de clasicismo y tras despenarlo de un buen espadazo y un golpe de verduguillo se llevó un merecidísimo trofeo. Ya no pudo redondear en el sexto, que echaba la cara arriba aunque no rehuyó la pelea, y ante el cual De Justo anduvo voluntarioso pero sin cogerle el aire.
Tampoco Daniel Luque lo cogió el aire al manejable segundo, al que tras ilusionarnos con sus bellos lances capoteros, ahogó en demasía con la franela, salvo en algunos muletazos sueltos. Salió con ganas en su otro enemigo, pero éste, rayando la invalidez y el descastamiento, no se lo permitió y el sevillano abrevió.
FICHA
Toros de Victorino Martín, bien presentados en general aunque desiguales; noblotes excepto el 3º y el descastado 5º, y justos de fuerza. Curro Díaz: ovación y saludos; oreja. Daniel Luque: palmas; silencio. Emilio de Justo: oreja; palmas. Plaza de Vistalegre, 17 de febrero. Primera de la Feria de Invierno. Dos tercios de entrada.
Si (
No(
A favor (
En contra (
