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La segunda temporada de 'El Cuento de la Criada' al descubierto: El signo de nuestros tiempos
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La segunda temporada de 'El Cuento de la Criada' al descubierto: El signo de nuestros tiempos

martes 31 de julio de 2018, 13:01h
Hay libros, películas o series que parecen reflejar a la perfección el signo de los tiempos, 'El Cuento de la Criada' es uno de ellos. Cuando Hulu encargó hacer una adaptación de la obr de Margaret Atwood a principios de 2016 parecía una broma que Donald Trump fuera a salir presidente pero cuando se estrenó la serie en abril de 2017, el empresario no solo era el 45ª Presidente de los EEUU, sino que lo era a pesar de comentarios como el siguiente: "Cuando eres una celebridad (las mujeres) te dejan hacer lo que quieras, puedes hacer lo que quieras. Agarrarlas por el coño. Puedes hacer de todo". Normal que todavía resonaran las imágenes de la multitudinaria Marcha de las Mujeres en Washington, con mucha más asistencia que la misma toma presidencial. Desde ese momento el mundo ha visto un despertar del feminismo mientras en muchas partes del planeta 'El Cuento de la Criada' no es una distopía sino la triste realidad.

La segunda temporada ha visto como la serie de Bruce Miller se apartaba de lo escrito por Atwood, básicamente cubierto en la primera temporada, y empezaba a volar por su cuenta. Esto ha tenido cosas buenas y cosas malas pero, por lo general, han conseguido brillar por cuenta propia.

Comencemos con las cosas positivas, que son muchas. Una de las primeras que me viene a la cabeza son las interpretaciones, encabezadas por Elisabeth Moss, Yvonne Strahovski y Ann Dowd. La primera se confirma como la actriz principal de esta edad dorada de la televisión dando a su difícil papel todos los matices necesarios, Moss vuelve a decir muchas cosas solo con su rostro y sus primeros planos suelen estar cargados de fuerza. Strahovski ha sido la otra gran protagonista de esta segunda temporada, dando a su papel de Serena Joy un arco mucho más grande, llegando a hacer que, por momentos, nos compadezcamos de un personaje que ha sido capaz de hacer cosas verdaderamente horribles. Por último Dowd ha vuelto a brillar como la Tía Lydia, un personaje sádico pero que no se ve a sí mismo como tal, una persona tan cegada por sus convicciones que cree estar haciendo el bien a través de las peores acciones posibles. La actriz ya había demostrado con 'The Leftovers' que era perfecta para este papel.



Otra de los grandes aciertos de la serie ha sido su apuesta por la dualidad, tanto de June/Offred, como de Serena, capaz del mayor instinto maternal y, a la vez, del mayor egoísmo posible. La primera es un nuevo acierto de Moss que sabe vendernos claramente cuando es una y cuando es la otra. El lavado de cerebro de la tía Lydia casi funciona haciendo que Offred se imponga a June pero cuando vemos a esta aparecer en el rostro de Moss esa mueca de desprecio hacia sus captores, no podemos sino alegrarnos. Más complejo ha sido el arco de Serena, sobre el que se ha centrado parte de la serie, es sobre esta mujer sobre la que se ha cimentado este régimen que aplasta a las mujeres y ella tarda en darse cuenta que ese control es sobre todas y no solo (como creía) sobre las que no piensan como ella. El momento en el que se da cuenta es cuando ve a un padre entregar a su hija para ser ejecutada solo por haberse enamorado. Es una de las grandes escenas de la serie. Entre los capítulos ha destacado 'Otras mujeres', en las que son las mujeres del régimen las que sustentan ese sistema patriarcal y machista, llevando a la casi derrota de June.

Pero no todo ha sido positivo, lo que sigue chirriando más de la serie es el papel de Joseph Fiennes. El comandante Waterford, no es malo, ni sádico es, sencillamente, estúpido. Podría ser divertido que la nulidad de este personaje sea una especie de venganza por esos miles de papeles vacíos que se les ha dado a las mujeres a lo largo de los años. Pero, más allá de la broma, la serie cojea un poco por culpa del nulo carisma de un personaje que debe ser el número dos o tres del temible régimen de Gilead. Comparado con cómo están de bien definidos y perfilados todos los personajes femeninos el de Fiennes hace aguas por todos lados. En un régimen en el que los altos cargos caen por cualquier chismorreo es increíble que Waterford siga ahí. Por no hablar de la propia June, hasta la propia Serena pierde un dedo por hablar de más, la familia que la ayudó a escapar está muerta, sus amigas han terminado en las Colonias (y una de ellas con un ojo menos) mientras que ella sigue casi sin castigo (dentro del horror de Gilead) cuando se ha escapado dos veces, le ha levantado la mano a su Comandante y ha desafiado, en varias ocasiones, a la temible Tía Lydia. Esto me lleva a pensar que el final de esta temporada pueda desembocar en June convertida en la líder de la Resistencia a un régimen al que, visto lo visto en esta segunda temporada, le queda muy poco de vida.

Y eso puede estar bien pero hará de esta serie otra cosa, no el horror de ver como las mujeres siguen siendo el escalón más débil de la sociedad. Y es que a muchos les puede sonar a chino pero en muchas partes del planeta Tierra nacer mujer significa vivir un infierno peor al que propone la serie. Por eso es tan difícil ver esta serie, porque sabemos que está pasando y puede pasar. Por eso mismo sigue siendo perfecta para los tiempos que vivimos.

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