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'Sobre padres e hijos': dos atalayas seculares desde donde contemplar una misma realidad

'Sobre padres e hijos': dos atalayas seculares desde donde contemplar una misma realidad

martes 20 de noviembre de 2018, 08:56h

Que la juventud es una especie de enfermedad cuyo único tratamiento es dejar pasar el tiempo, es cosa que todos sabemos, sobre todo si ya hemos dejado de ser jóvenes. La novela Padres e Hijos (1862), de Ivan Turgueniev, cuya acción se sitúa en la Rusia de la segunda mitad del XIX, describe con un estilo claro la situación moral y social de la aristocracia unas décadas antes de la revolución. Su protagonista es un joven de ideas radicales cuyos puntos de vista sobre la situación política y social que vive su país, van por un lado, y sus necesidades emocionales por otro muy distinto. Partiendo de la novela de Turgueniev, Juan Pastor ha hecho una interesante versión libre para el teatro, ‘Sobre padres e hijos’, que puede verse hasta mediados de diciembre en el Espacio Guindalera.

El director y dramaturgo de ‘Sobre padres e hijos’ describe abiertamente su intención cuando presenta el montaje: “mantenemos la esencia pero nos trasladamos a nuestro mundo actual, colocando en un platillo de la balanza la enorme necesidad de un cambio protagonizado por esos hijos llamados “mileuristas” y en el otro a los “sesentaiochistas”, defensores de unos valores morales como la mejor herencia posible para sus hijos”. El conflicto está servido y, nada más y nada menos, que de la mano de Juan Pastor, lo cual es ya un seguro de seriedad y profundidad. Y este montaje tiene bastante de la una y de la otra, ¡vaya si las tiene!

Tienen aquí cabida, efectivamente, el conflicto generacional entre los mayores, defensores de unas tradiciones (familia, religión, propiedad privada…), frente a los brotes revolucionarios de sus hijos (rebeldes, arrogantes, llenos de desencanto, displicentes…). Pero, al mismo tiempo, hay también espacio para el enfrentamiento político, que en esta versión la protagonizan Antonio (Antonio Lafuente) y el Tío Óscar (José Maya), que encarnan respectivamente al joven indignado que ha optado por la lucha frontal y activa por el cambio, y el hombre adulto, que defiende la democracia liberal, la tradición y el respeto por el status quo, aunque esté dispuesto a discutir las reformas necesarias para actualizarlo. Y, por último, hay también un plano afectivo y amoroso que, aunque a Antonio le parece inicialmente un sentimiento burgués y antirrevolucionario, acaba finalmente sucumbiendo a él, gracias a los encantos de Anna (María Pastor), una dama ya madura, escéptica y descreída, pero también libre e independiente, que ya ha tenido los suficientes reveses en la vida como para no querer pasar más allá de los juegos amorosos, y que provoca en Antonio una catarsis tan dolorosa como inevitable.

En la fábula que presenta ahora Pastor, dos jóvenes universitarios, recién licenciados han estado implicados en actividades políticas de extrema izquierda. Ahora van a pasar unos días al balneario de la familia de uno de ellos, Jorge (Jorge Tejedor). Apenas llegan al balneario, surge el conflicto generacional y político entre Antonio y el tío de Jorge, Óscar, que regenta el negocio junto a su hermana y madre de Jorge (Margarita Lascoiti). Pero este mismo enfrentamiento se reproduce en la humilde casa de Antonio, que mantiene una relación distante, casi gélida, con sus padres (Margarita Lascoiti y José Maya duplican personajes, aunque de características bien distintas). La irrupción de Anna en las vidas de los jóvenes va a precipitar su evolución personal, adoptando cada uno de ellos caminos bien distintos para sus vidas. Mientras Jorge decide tomar las riendas del negocio del balneario, Antonio se marcha a Sudán como voluntario, incapaz de resolver sus contradicciones éticas y su pasión desenfrenada por la mujer que se le ha cruzado en su vida.

Muy interesante y acertado el trabajo actoral que muestra todo el reparto. Antonio Lafuente encarna a un Antonio enérgico, arrebatado, radical). José Maya duplica personaje con un Óscar irónico, primero y contundente después, y un Padre de Antonio tierno y protector. Otro tanto hace Margarita Lascoiti, como madre de Jorge, preocupada, confusa por los derroteros que ha tomado su hijo Jorge, y luego dolorida y triste por no entender la actitud arrogante de su hijo Antonio, en el otro papel de Madre. Jorge Tejedor asume el rol de chico algo pusilánime, fácilmente influenciable, que da un valor inmenso a la amistad. Y, en fin, María Pastor que, además de esa seductora Anna, hace también el papel de Narradora cínica que muestra en varios momentos de la obra que nada hay nuevo bajo el sol y que palabras dictadas ya en tiempos de los griegos, o en medio de la Revolución Francesa –por poner solo dos ejemplos-, padres e hijos han encarnado siempre dos formas antitéticas de ver la vida.

La luz de Sergio Balsera, la sencillez del espacio escénico (también de Juan Pastor), una mesa alargada y algunas sillas, son suficientes para enmarcar la historia. Unas flores que cambian cuando la acción discurre en una u otra casa, así como un leve toque en las indumentarias de los padres de Antonio y la madre y el tío de Jorge son suficientes para que no exista confusión alguna por la identidad de los personajes. Los jóvenes visten informalmente (vaqueros, zapatillas y camisa a cuadros Antonio, y ropa también deportiva pero algo más elegante la de Jorge), mientras que Anna viste un vestido blanco, largo, con cierto vuelo, que lo mismo sirve para denotar su estatus social como para lucirse en un encantador y sensual baile de swing con el que seduce a los dos jóvenes. El vestuario lo firma Teresa Valentín-Gamazo.

La estupenda propuesta de Espacio Guindalera viene muy bien para que padres e hijos acudan juntos al teatro y, si prefieren entablar discusión y comentarios con los propios artífices del montaje (director, actores y equipo artístico), puedan hacerlo una vez terminada la función. Si no, pueden comenzar en casa, cuando se dispongan a cenar en familia, al menos hasta el momento en que decidan abandonar el nido cuando se indignen al oír a sus padres comentarios como este: “los jóvenes hoy en día son unos tiranos. Contradicen a sus padres, devoran su comida y le faltan al respeto a sus maestros”. Lo que posiblemente no sepan es que fue Sócrates quien escribió estas mismas palabras hace ya más de dos mil años.

‘Sobre padres e hijos’

Dramaturgia y dirección: Juan Pastor

Reparto: Margarita Lascoiti, José Maya, María Pastor, Jorge Tejedor y Antonio Lafuente

Diseño de iluminación: Sergio Balsera

Espacio escénico: Juan Pastor

Ambientación y vestuario: Teresa Valentín-Gamazo

Música original: Pedro Ojesto y Marisa Moro

Espacio sonoro: Escuela de Nuevas Músicas

Coreografía swing: Anabel Núñez

Fotografía: Susana Martín

Producción: Guindalera Teatro S.L.

Ayudante de producción: Sara García

Regiduría: Paula Gutiérrez Contreras

Prensa y Comunicación: Raquel Berini y Manuel Benito

Espacio Guindalera, Madrid

De viernes a domingo, hasta el 16 de diciembre de 2018

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