La memoria sangrienta de Goya

La muestra coincide con el bicentenario de la Guerra de la Independencia, y por eso dos de sus obras estrella son los lienzos del 2 y el 3 de mayo de 1808 en Madrid, recientemente restauradas.

La exposición exhibe el universo de veinticinco años de uno de los pintores españoles más universales, que recogió con sus pinceles los cambios políticos y su repercusión en la historia y en la sociedad.

De las 90 pinturas que muestra el Prado en esta exposición, 65 pertenecen a otras instituciones y colecciones privadas, trece se presentan por primera vez en España y cuatro llevaban fuera de la vista del público más de 30 años.

Don Juan Carlos y Doña Sofía respaldarán una vez más con su presencia la difusión de la cultura española, en esta ocasión en una exposición organizada por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales y la Comunidad de Madrid.

Inscrita en los actos conmemorativos del Bicentenario de la Guerra de la Independencia, los Reyes recorrerán, previsiblemente, la muestra acompañados por la comisaria y jefa de Conservación de Pintura del siglo XVIII y Goya, Manuela Mena; el ministro de Cultura, César Antonio Molina, y el director de la Pinacoteca, Miguel Zugaza, entre otras autoridades.

La exposición arranca en 1795, en los años de un Goya minusválido que sale a la vida después de estar a punto de morir. Es un renacer de mayor independencia creativa y de avances estilísticos y conceptuales en que dejó a un lado lo superficial centrándose en lo fundamental.

Según la comisaria, "ese Goya recién nacido intenta ser independiente, como se muestra en sus dibujos de gabinete, como 'Los Caprichos', pero vuelve a perder la independencia y tiene que pintar para la aristocracia".

En la época que transcurre desde 1795 hasta 1819, en que concluye la muestra, se sucedieron en España importantes cambios políticos que se reflejan en el recorrido de la exposición que permite apreciar el paso de un mundo perfecto a otro inestable.