¡Qué paciencia tiene el viudo de la Duquesa de Alba!

Otro ya hubiera acudido a los platós de una televisión, a una revista o a un juzgado. Sin embargo él, hombre caballeroso y educado, sigue ahí, impertérrito, luchando por lo que le toca pero sin hacer ruido. Así es él.

Cayetana debe de sentirse orgullosa allá donde esté porque está demostrando, incluso muerta, que su elección fue la adecuada. ¡No se podía haber elegido mejor a un marido! Respetuoso, sencillo, discreto, caballero. No dice nada. Tan sólo buenos días o buenas tardes cuando la prensa se le acerca. 

Todo esto le va a traer al futuro Duque de Alba una nefasta prensa. ¿Cómo es posible que se tarde tanto en tasar lo que le corresponde al viudo de su madre? ¿Olvida, quizás, que fue el gran apoyo de ella en vida? Ojalá se solucione pronto.