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Sharon Jones & Dap Kings entregan la mejor terapia soul en La Riviera

Sharon Jones & Dap Kings entregan la mejor terapia soul en La Riviera

jueves 20 de noviembre de 2014, 10:46h
A Sharon Jones le diagnosticaron un cáncer el año pasado, algo que cuesta horrrores imaginar viendo el alarde de energía y vitalidad con el que conquistó el escenario de La Riviera anoche. Claro que en ello mismo está la misma explicación del asunto, Sharon Jones es una fuerza de la naturaleza y, junto a los Dap Kings, sus actuaciones actúan de terapia milagrosa contra todo tipo de enfermedad y depresión.
Lo de Sharon Jones y los Dap Kings no es nada nuevo, ni original. Ellos mismos avisan de que te quieren llevar de viaje a 1965, para bailar el 'boogaloo', el 'swim', el 'twist' o el 'funky chicken'. Claro que esa falta de originalidad es lo único que se les puede reprochar, porque su recreación del espíritu del mejor soul es 'tope de gama'. Si sueñas con ver algo parecido a un concierto de James Brown en el Apollo o de Ike & Tina Turner en 1970, Sharon Jones te dan lo más parecido que se puede ver en la actualidad. Incluso, como Ike & Tina, tienen su propia banda de coristas a las que dar su minuto de gloria. Las Ikettes son aquí las Dapettes y tuvieron ocasión de demostrar que no solo Sharon tiene una voz de lujo, junto a unos Dap Kings que volvieron a demostrar porque la mismísima Amy Winehouse se fijó en ellos para que la acompañaran en el recordado 'Back to black'.

Claro que cuando la estrella del show hace su aparición con 'Retreat!' deja claro porque es la estrella. Su derroche de energía es espectacular, no solo para una persona de 58 años, sino para los 18 que tenía Gladys Knight cuando cantaba 'Every beat of my heart', una de las versiones que hizo durante el concierto. Otra gran versión fue el 'I heard it through the grapevine' en el que subió a varias chicas al escenario, algo que repitió varias veces a lo largo de la noche con mágicos resultados. Todos los que acabaron subiendo se impregnaron de la fuerza de Jones y acabaron bailando en éxtasis junto a la maestra de ceremonias.

El mejor momento, eso sí, fue con 'Get up and get out', que Sharon transformó en un himno de su lucha contra el cáncer, convirtiendo la interpretación en una homilía sacada de una iglesia de Harlem en la que solo faltaron algunos 'Aleluyas' y que algunos de entre el público vieran la luz y decidieran que era el momento de juntar a la banda. El hecho de que esto se produjese interpretando uno de sus propios temas también demuestra algo. Puede que los Dap Kings sean una banda 'revival' pero su material es tan bueno como para mirar cara a cara a las versiones que interpretan. Esto se pudo ver en la recta final con la espléndida y delicada 'Making Up and Breaking Up (And Making Up and Breaking Up Over Again)', la esperada '100 days, 100 nights' y el broche final con 'Stranger to my happiness', tres composiciones de Bosco Mann que podrían haber sido un éxito tanto hace 40 años como ahora mismo.

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