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St. Vincent demuestra en la Joy Eslava que 2014 es su año

St. Vincent demuestra en la Joy Eslava que 2014 es su año

jueves 27 de noviembre de 2014, 11:00h
Annie Clark se subió al escenario de La Joy Eslava madrileña sabiendo que ese mismo día el 'New Musical Express' había elegido a su última obra disco del año. Todo lo que hizo desde ese momento hasta su inmersión final entre el público corroboró a la publicación inglesa. Y es que 2014 es el año de St. Vincent.
La verdad es que es todo un privilegio contemplar a un artista en su momento de plenitud y eso es precisamente lo que se vio ayer. Ya apuntaba a mitad del año que 'St. Vincent' me parecía el mejor disco del año, pero es que además su directo ha mejorado mucho.Tras haber visto a St. Vincent hace un par de años, puedo decir que su evolución tanto musical como en el escenario es espectacular. Su colaboración con David Byrne parece haber supuesto un máster magistral sobre actitud en directo y ahora Annie se mueve por el escenario como pez en el agua. A esto hay que sumarle la tremenda confianza en su material actual, nada más y nada menos que nueve canciones de 'St. Vincent' sonaron ayer sin que ninguna desmereciese a lo mejor de su repertorio anterior como 'Marrow' o la coreada 'Cheerleader'.

Esa misma confianza se pudo ver desde el principio. Y es que cuando, tras el tercer tema, ya han sonado dos de tus tres mejores canciones, 'Cruel' y 'Digital witness', y aun así el concierto sigue subiendo en intensidad, es que la artista en cuestión ha decidido darlo todo. En este caso, St. Vincent reclamó el trono de 2014 con un póker final de canciones sencillamente irresistible, 'Prince Johnny', 'Birth in reverse', 'Huey Newton' y 'Bring me your loves'. De entre todas destacó la tercera en la que el riff de guitarra echaba humo.

Como postre la autora de 'Surgeon' volvió para regalar una delicada versión de 'Strange mercy' con el único acompañamiento de su guitarra y una versión extendida de una de sus primeras canciones, 'Your lips are red', con la que expusó sus mejores armas, bellas melodías, escondidas en arreglos improbables, con riffs cortantes de guitarra y un actitud inmejorable que la llevó a sumergirse entre el público que abarrotaba la sala. Fue el epílogo perfecto a una actuación que sirvió para coronar a St. Vincent como reina de 2014.

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